miércoles, 5 de mayo de 2010

El enfermo es "una pieza preciosa de un bellísimo mosaico de Dios", dijo el Papa en Turín

Publicado 2010/05/04
Autor : Gaudium Press


A internos en la “Pequeña Casa de la Divina Providencia”, el Pontífice dijo que el sufrimiento es una preciosa participación en la salvación del mundo y que el Sudario representa el “drama del sufrimiento”

Turín (Martes, 04-05-2010, Gaudium Press) "No se sientan extraños al destino del mundo", pero si "una pieza preciosa de un bellísimo mosaico que Dios, como gran artista, forma día a día también por medio de vuestras contribuciones". Ustedes son un "tesoro precioso". Fue con estas palabras de aliento que el Santo Padre, al término de su visita en Turín por la nueva exposición del Santo Sudario, se encontró con enfermos residentes en la "Pequeña Casa de la Divina Providencia", el Cottolengo.

El Papa habló a los internos sobre el sufrimiento y les dijo que cada uno participa de "una obra importante" divina, y del "colaborar con la victoria del bien sobre el mal".

Según Benedicto XVI, el propio Sudario, además de ser "la luz de la Resurrección de Cristo", representa el "drama del sufrimiento". En el "rostro" de la sábana, dice, se encuentra la luz que la vida tiene como última palabra. "Que ésta luz ilumine el presente y futuro, el dolor y la alegría, las fatigas y las esperanzas de la humanidad entera".

El Papa recordó también la figura de San José Benedicto Cottolengo, fundador de la "Pequeña Casa de la Divina Providencia". El religioso vivió en el siglo XIX y fundó la casa para ofrecer cuidados suficientes a las personas enfermas psicológica y físicamente. Para el Pontífice, San Cottolengo fue un verdadero "campeón" de la caridad de su tiempo, empeñado "a Dios y al hombre", y que veía en todas las personas, hasta en las que estaban al margen de la sociedad, "una gran dignidad".

San Cottolengo observó que la persona afectada por el sufrimiento y el rechazo "tiende a cerrarse y aislarse, y a manifestar desconfianza en la propia vida", continuó el Papa. El santo vio la solución para esto en las "relaciones de proximidad afectiva, familiar y espontánea", para "restablecer y valorar lo humano" en la psique y el espíritu de cada uno.

La "Pequeña Casa de la Divina Providencia", también conocida con el nombre de su fundador, siendo llamada apenas Cottolengo, es un lugar de acogimiento domiciliar para los enfermos, los ancianos, los sordomudos, los epilépticos y los deficientes psíquicos. Hoy el lugar continúa la obra de su fundador ofreciendo ayuda a los más necesitados en forma de institución civil y eclesiástica, con sede en otros países europeos y también en África, Asia y las Américas.

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