lunes, 30 de abril de 2012

Sábana Santa: "La probabilidad de que no sea Jesús es ya sumamente remota", opina experto

Valencia (Viernes, 27-04-2012, Gaudium Press) Este fin de semana se desarrollará en Valencia el I Congreso Internacional sobre la Sábana Santa en Valencia, España. En el evento se darán cita los principales expertos en el tema y diversos equipos científicos que expondrán los resultados de los últimos estudios realizados sobre la importante reliquia que la tradición atribuye a Jesucristo. Sobre las interesantes conclusiones de los estudios y la organización del Congreso, el presidente del Centro Español de Sindonología, José Manuel Rodríguez, concedió una entrevista a Paraula, semanario de la Arquidiócesis de Valencia, de la cual extraemos los puntos más interesantes.

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 José Manuel Rodríguez, presidente del Centro Español de Sindonología Foto: Paraula
El punto fundamental de una reliquia, en especial si está relacionada a Jesucristo, es su autenticidad. 

Mientras la tradición afirma consistentemente que el Santo Sudario de Turín envolvió el cuerpo de Jesús al ser sepultado, la ciencia busca pruebas que confirmen o nieguen esta afirmación. "En todo este asunto sobre la autenticidad o falsedad de la Sábana, a veces hay también mala intención", explicó Rodríguez. "Algunos quieren hacer ver que los que creen en la autenticidad son fanáticos y los que no, científicos. Pues no: da la casualidad de que muchísimos científicos que han estudiado la Sábana apoyan su autenticidad".

"Entre ellos hay varios judíos norteamericanos que no tienen ni siquiera un prejuicio favorable, sino contrario", afirmó el experto. "Ellos no tienen por qué desear que sea auténtica la Sábana porque no creen que Jesús es el Mesías o el Hijo de Dios. Su caso es muy llamativo".

Rodríguez expuso algunas razones que sustentan el consenso técnico de aprobación autenticidad de la reliquia, esto es, que la imagen visible en la tela corresponda a Jesús y no a otra persona. "Se trata de establecer un cálculo de probabilidades correcto a partir del conocimiento de todas las variables posibles que rodean al relato de los evangelios y su correspondencia con las huellas de la Sábana Santa", comentó. "Por ejemplo, cuántos crucificados que se sepa fueron clavados o atados; o cuántos coronados de espinas -no se conoce de nadie salvo Jesús-; o cuántos crucificados de los que se conozca que fueron sepultados; cuántos recibieron, como Jesús, la flagelación y la crucifixión, algo extrañísimo ya que estaba prohibido por la ley romana imponer dos castigos por un mismo delito".

"Si se tienen en cuenta esas y otras variables la probabilidad de que no fuera Jesús es ya sumamente remota", señaló el experto. "Lo lógico sería pensar que el hombre de la ‘Síndone' o es Jesús o es un crucificado que ha sido hecho imitando a Jesús, ya que es totalmente improbable que a otra persona la hubieran crucificado en las condiciones que rodearon la muerte del Señor".

El nivel de detalle de la imagen del Santo Sudario de Turín ha permitido hacer análisis más profundos, al nivel de la medicina forense, que ninguna representación artística de la época podría superar. "Llama la atención que los Cristos románicos y góticos no resisten, si se trata de medir su realismo, un análisis forense. En aquella época no existían medios técnicos ni conocimientos sobre el ‘rigor mortis' o la circulación de la sangre que permitieran hacer una imagen -en el caso de que fuera una falsificación medieval como algunos creen- tan real como la de la Sábana". La conclusión de Rodríguez es clara: " Según distintos forenses que han estudiado el lienzo, éste se ajusta fielmente a la huella que dejaría un crucificado como el de los evangelios"

El argumento más utilizado para atacar la veracidad de la Sábana Santa es el resultado de una prueba de carbono 14, que dictaminó un supuesto origen de la tela en el siglo XIII. Rodríguez sostiene que el procedimiento aplicado no es confiable: "La del carbono 14 era una prueba nueva cuando se aplicó en la Sábana. Se inventó en los años 60, pero en los 80 se creó un método nuevo, el acelerador de partículas, que fue presentado prácticamente como infalible, lo que luego se ha demostrado ampliamente que no es cierto. Para muchos, sin embargo, fue determinante".

El Santo Sudario no pudo ser una falsificación, ya que ni siquiera la tecnología actual podría reproducir la imagen de la misma forma desconocida que se evidencia en la Síndone: "Sabemos con certeza que no es una pintura. Eso no es una cuestión de opinión. Los estudios publicados en prestigiosas revistas científicas por el equipo del Proyecto de Investigación de la Sábana Santa de Turín lo avalan", destacó Rodríguez. "Este equipo norteamericano concluyó que no había ningún procedimiento que explicase completamente cómo se había originado la imagen: ni físico, ni médico, ni químico... No se sabe qué causa directa generó una huella así".

Sin embargo, el sentido del misterio de la Sábana Santa no es la resolución de los interrogantes científicos, y su importancia no radica en sí misma o los detalles que expliquen su creación. Como documento de la realidad histórica de Jesús, su alcance es mucho más profundo, como lo ha comprobado Jorge Rodríguez a lo largo de su labor de divulgación de la reliquia: "Es evidente que la Sábana Santa no es necesaria para la fe, pero la refuerza, porque en definitiva
refleja el amor de Dios por los hombres. En ocasiones, he encontrado a personas que tras escuchar una conferencia sobre la Sábana me han dicho: "Muchas gracias, no sabe el bien que me ha hecho". Yo pienso que eso es, en realidad, gracias al Espíritu Santo. Quizás Dios quiere utilizar la Sábana para mover los corazones de la gente"

Con información de Paraula.

Sacerdote vietnamita narró el brutal ataque que sufrió al defender un orfanato

Hanoi (Viernes, 27-04-2012, Gaudium Press) El pasado 14 de abril, en la madrugada, un grupo de desconocidos atacó la sede de un orfanato que la comunidad católica edificaba en el distrito de Choung My de Hanoi, capital de Vietnam. Al ser informado de la situación, el Padre Nguyen Van Binh, vicario parroquial, se dirigió al lugar. La policía había bloqueado las vías de acceso, evitando la entrada de los miembros de la parroquia. Cuando el presbítero llegó finalmente a la sede del orfanato, fue brutalmente atacado por un grupo de jóvenes.

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El Padre Binh, durante su recuperación.
En una declaración escrita a la policía, el sacerdote hizo un recuento de los hechos. "Estaba en la puerta de nuestra casa, cuando sonó mi teléfono. Dos individuos dejaron el grupo y se abalanzaron sobre mí, quitándome el teléfono. Luego, una parte de los miembros del grupo me rodearon. Fui golpeado con fuerza en los oídos, ojos, estómago y caderas. 

Eventualmente, un golpe más violento en el oído izquierdo me derribó al suelo. Entonces dos jóvenes me patearon en el costado y en la parte izquierda de la espalda. Fui dejado inconsciente".

El sacerdote fue llevado inicialmente a un hospital, de donde fue trasladado a la residencia del Arzobispo de Hanoi, Mons.  Pierre Nguyên Van Nhon, para ser atendido en condiciones de mayor seguridad y privacidad.

El caso ha conmocionado a la comunidad quienes, desde el día del ataque, alertaron sobre los presuntos vínculos entre los atacantes y las autoridades comunistas.
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El orfanato en construcción en Go Cao, antes del ataque. 
El Arzobispo de Hanoi demandó en una enérgica carta emitida el pasado 19 de abril, una investigación al respecto calificando este tipo de hechos, infortunadamente comunes en Vietnam, como "prácticas salvajes". El prelado exigió a las autoridades el respeto de la dignidad humana de los católicos.

La construcción del orfanato víctima del ataque se desarrollaba en la parroquia de Go Cao, Hanoi, sin objeción de las autoridades. La iniciativa contaba con el apoyo de Agape Family, una asociación católica.

Con información de AsiaNews

Promueven causa de Beatificación para la madre de Don Bosco

Capriglio (Viernes, 27-04-2012, Gaudium Press) A 156 años del fallecimiento de la madre de San Juan Bosco, la Venerable Margarita Occhieta -conocida cariñosamente como "Mamá Margarita"-, avanza su proceso camino a los altares.

El pasado lunes 23 de abril, tal como notició la Agencia de Info Salesiana (ANS), tuvo lugar en la iglesia parroquial de Capriglio, en Asti, Italia, y cuna de la madre de Don Bosco, un encuentro para promover su causa de Beatificación.

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Padre Pierluigi Cameroni, Postulador General de las Causas de los Santos de la Familia Salesiana
La reunión estuvo guiada y organizada por el sacerdote salesiano, padre Edigio Deiana, y contó con la presencia de Mons. Francesco Ravinale, Obispo de Asti; el párroco de Caprigio, padre Domenico Valsania; el alcalde local, Giovanni Carlo Barberis; además de un grupo de la Familia Salesiana procedentes del "Colle Don Bosco", y el padre Pierluigi Cameroni, Postulador General de las Causas de los Santos de la Familia Salesiana, quien fue el invitado especial del encuentro.

Mons. Ravinale, dirigiendo un saludo a los presentes, manifestó su gran alegría por la iniciativa y señaló que desde la Diócesis de Asti apoyará y ayudará con la causa de Beatificación de la madre de Don Bosco, promoviendo especialmente los lugares de "Mamá Margarita" en su pueblo natal, así como el bicentenario del matrimonio de la Venerable con Francesco Bosco, padre del santo salesiano, que será el próximo 6 de junio.

Igualmente, expresó que el impulso de este proceso, así como la vida de Margarita Occhieta, "le ha movido el corazón".

Por su parte el padre Pierluigi Cameroni llamó a los presentes a intensificar el conocimiento sobre la vida y legado de "Mamá Margarita", quien aún hoy es modelo para la familia cristiana, así como la oración insistente, tanto personal, como en comunidad, para pedir su intercesión y obtener el milagro para su beatificación.

En la ocasión también fue presentado un sitio web dedicado especialmente a la madre de Don Bosco y a su proceso de beatificación, promovido por Diego Occhiena, presidente de la "Asociación Amigos Museo Mamá Margarita", al que se ingresa desde el enlace http://mammamargherita.comune.capriglio.at.it/.

Mamá Margarita.jpgVenerable Margarita Occhieta

Declarada Venerable en el 2006 por el Papa Benedicto XVI, en decreto firmado en octubre de ese año por el Cardenal Saraiva Martins, entonces Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, Margarita Occhieta nació en Capriglio, Italia en 1788.

Es considerada la cofundadora de la gran Familia Salesiana, puesto que influyó grandemente en la educación de su hijo, Juan Bosco, fundador de los salesianos.

Fue una mujer sencilla y de gran fortaleza, especialmente en los momentos de dificultad. Esto se evidencia cuando siendo una viuda joven guió y acompañó con gran sabiduría a sus hijos.

"Mamá Margarita" también fue la primera y principal cooperadora de San Juan Bosco, puesto que a sus 58 años decidió dejar la tranquilidad de su pueblo y apoyar el proyecto de su hijo, aportando la presencia maternal entre los jóvenes pobres y abandonados de Turín.
Con información de ANS y de la "Asociación Amigos Museo Mamá Margarita".

La Virgen de los Dolores

Redacción (Jueves, 26-04-2012, Gaudium Press) Es imposible no sentir una profunda emoción al contemplar alguna expresiva imagen de la Madre Dolorosa y meditar estas palabras del profeta Jeremías, que la piedad católica aplica a la Madre de Dios: "Vosotros, los que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor semejante a mi dolor" (Lam 1,12).

Cuatro grandes privilegios
"No olvides los dolores de tu madre" (Eclo 7,27). Es grato imaginar que este precepto del Espíritu Santo haya inspirado en los cristianos de los primeros siglos una especial veneración por los sufrimientos de la Madre de Dios y nuestra.

A tal respecto, Santa Isabel de Hungría (†1231) afirma haber sido agraciada con una aparición de San Juan Evangelista, quien, a su vez, le reveló la visión que él mismo tuvo el día de la partida de la Virgen al Cielo, presenciando el encuentro de ella con su Divino Hijo.

0116_Dolorosa_-_Pedro_de_Mena_-_Iglesia_de_Santa_María_de_la_Victoria_-_Málaga.jpgEn ese primer encuentro -relató San Juan- el Redentor y su Madre conversaron sobre los sufrimientos que ambos soportaron en el Calvario. Al final, la Virgen María pidió a Jesús gracias y privilegios especiales para todos los que recordaran y se compadecieran en la tierra con los lamentos, las lágrimas y los dolores que ella padeció en unión a él, para nuestra Redención. Y su Divino Hijo atendió prontamente ese pedido, concediéndole cuatro grandes favores.

Primero: quien invoque a la Virgen María por sus dolores y llantos tendrá la dicha de hacer verdadera penitencia de sus pecados antes de morir.

Segundo: tendrá la protección y el amparo de Nuestra Señora de los Dolores en todas las adversidades y trabajos, especialmente en la hora de la muerte.

Tercero: quien, rememorando los dolores y llantos de la Santísima Virgen, también incluya los de la Pasión en su entendimiento, recibirá en el Cielo un premio especial.

Cuatro: de esa Soberana Señora obtendrá todo cuanto pida para su salvación y utilidad espiritual.

Cómo progresó esa devoción
Ya el siglo IV algunos insignes doctores de la Iglesia -San Efrén, San Ambrosio y San Agustín- desarrollaron conmovedoras reflexiones sobre los dolores de María. A fines del siglo XI otro doctor de la Iglesia, san Anselmo, propagaba la devoción a Nuestra Señora de los Dolores. Muchos monjes benedictinos y cistercienses hacían coro a esta difusión. En el siglo siguiente, el gran san Bernardo de Claraval, también doctor de la Iglesia, llevó más lejos la práctica de esta devoción. A todo ellos se sumaron los ardorosos frailes servitas, ya en el siglo XIII.

En concomitancia a este crecimiento de la devoción, fueron floreciendo espléndidos monumentos artísticos y literarios de alabanza a la Madre de los Dolores. Uno de ellos -el himno Stabat Mater, compuesto hacia 1300 por Iacopone de Todi- fue adoptado en la liturgia y despierta en los oyentes los mejores sentimientos de ternura y compasión hacia la Virgen sufriente: "Estaba la Madre dolorosa en llanto a los pies de la Cruz, de la cual pendía su Hijo..."

En la imaginería sagrada se destaca la "Piedad", representación de la Madre desconsolada y bañada en lágrimas, contemplando el cuerpo sagrado e inerte del Hijo que yace en sus brazos virginales. Y la "Soledad": el Hijo fue sepultado ya, y la Madre, privada incluso del divino cadáver para contemplar, sólo guarda en sus manos un sudario.

En 1423, para reparar los ultrajes de los herejes husitas que desfiguraban, con sacrílego furor, las imágenes de Nuestro Señor y de la Virgen Santísima, el Concilio Provincal de Colonia instituyó la conmemoración litúrgica de los Dolores de María. Tres siglos más tarde, en 1727, el Papa Benedicto XIII la inscribió en el Calendario Romano, ampliando la celebración a la Iglesia del mundo entero.

Actualmente, la liturgia rinde tributo a Nuestra Señora de los Dolores el 15 de septiembre, fecha establecida por el Papa San Pío X en 1913.

Los Siete Dolores de María
2379_Mater_Dolorosa_-_Baldassare_d'Este_-_Museo_Nacional_de_Arte_de_Cataluña_-_Barcelona.jpgLos siete dolores, las siete tristezas o las siete espadas... El relato de los Santos Evangelios proporcionó a la piedad popular los elementos para formar la colección de los siete padecimientos de la Virgen Madre.

"Una espada atravesará tu alma" (Lc 2,35), profetizó Simeón a María en el Templo. Fue su primer gran dolor. Siguen después los demás, en el orden cronológico del Evangelio: la huída a Egipto, la pérdida del Niño Jesús en el Templo, la subida al Calvario, la Crucifixión de Nuestro Señor, el descendimiento de la Cruz y la sepultura.

Durante cierto tiempo, la memoria de la Virgen de los Dolores se conmemoró bajo el título de celebración de los Siete Dolores de María, introducida en la liturgia en 1668 por iniciativa de la Orden de los Frailes de los Siervos de María (Servitas). Esta Orden goza el privilegio de un prefacio propio para la conmemoración litúrgica del 15 de septiembre, en donde se recita esta emocionante oración a Dios Padre, verdadera joya de piedad y teología:

"Tú, para restaurar al género humano, con sabio designio asociaste benignamente la Virgen a tu Hijo Unigénito; y ella, que por la acción fecunda del Espíritu había llegado a ser su madre, por un nuevo don de tu bondad se hizo su auxiliar en la Redención; y los dolores que no sufrió trayendo al mundo su Hijo, los sufrió severísimos para hacernos renacer en ti".

Por Lucía Pérez Wheefock

La Congregación para el Clero elaboró un examen de conciencia para sacerdotes. (Incluye Texto Completo)

Ciudad del Vaticano (Jueves, 26-04-2012, Gaudium Press) Como un complemento a la Carta a los Sacerdotes redactada por el Cardena Mauro Piacenza, Prefecto de la Congregación para el Clero con motivo de la próxima Jornada Mundial de Oración para la Santificación del Clero, este dicasterio publicó un Examen de Conciencia especialmente diseñado para presbíteros y la "Oración por la Santa Iglesia y los Sacerdotes" de Santa Faustina Kowalska.

Por su especial significado y utilidad, Gaudium Press reproduce a continuación el texto completo de la oración y el examen de conciencia, divulgados por la Agencia Zenit.

ORACIÓN POR LA SANTA IGLESIA Y POR LOS SACERDOTES
Oh Jesús mío, te ruego por toda la Iglesia:
concédele el amor y la luz de tu Espíritu
y da poder a las palabras de los sacerdotes
para que los corazones endurecidos
se ablanden y vuelvan a ti, Señor.
Señor, danos sacerdotes santos;
Tú mismo consérvalos en la santidad.
Oh Divino y Sumo Sacerdote,
que el poder de tu misericordia
los acompañe en todas partes y los proteja
de las trampas y asechanzas del demonio,
que están siendo tendidas incesantemente para las almas de los sacerdotes.
Que el poder de tu misericordia,
oh Señor, destruya y haga fracasar
lo que pueda empañar la santidad de los sacerdotes,
ya que tú lo puedes todo.
Oh mi amadísimo Jesús,
te ruego por el triunfo de la Iglesia,
por la bendición para el Santo Padre y todo el clero,
por la gracia de la conversión de los pecadores empedernidos.
Te pido, Jesús, una bendición especial y luz
para los sacerdotes,
ante los cuales me confesaré durante toda mi vida.
(Santa Faustina Kowalska)

EXAMEN DE CONCIENCIA PARA LOS SACERDOTES


1. «Por ellos me santifico a mí mismo, para que ellos también sean santificados en la verdad » (Jn 17, 19)

¿Me propongo seriamente la santidad en mi sacerdocio? ¿Estoy convencido de que la fecundidad de mi ministerio sacerdotal viene de Dios y que, con la gracia del Espíritu Santo, debo identificarme con Cristo y dar mi vida por la salvación del mundo?

2. «Este es mi cuerpo» (Mt 26, 26)
¿El santo sacrificio de la Misa es el centro de mi vida interior? ¿Me preparo bien, celebro devotamente y después, me recojo en acción de gracias? ¿Constituye la Misa el punto de referencia habitual de mi jornada para alabar a Dios, darle gracias por sus beneficios, recurrir a su benevolencia y reparar mis pecados y los de todos los hombres?

3. «El celo por tu casa me devora» (Jn 2, 17)
¿Celebro la Misa según los ritos y las normas establecidas, con auténtica motivación, con los libros litúrgicos aprobados? ¿Estoy atento a las sagradas especies conservadas en el tabernáculo, renovándolas periódicamente? ¿Conservo con cuidado los vasos sagrados? ¿Llevo con dignidad todos las vestidos sagrados prescritos por la Iglesia, teniendo presente que actúo in persona Christi Capitis?

4. «Permaneced en mi amor» (Jn 15, 9)
¿Me produce alegría permanecer ante Jesucristo presente en el Santísimo Sacramento, en mi meditación y silenciosa adoración? ¿Soy fiel a la visita cotidiana al Santísimo Sacramento? ¿Mi tesoro está en el Tabernáculo?

5. «Explícanos la parábola» (Mt 13, 36)
¿Realizo todos los días mi meditación con atención, tratando de superar cualquier tipo distracción que me separe de Dios, buscando la luz del Señor que sirvo? ¿Medito asiduamente la Sagrada Escritura? ¿Rezo con atención mis oraciones habituales?

6. Es preciso «orar siempre sin desfallecer» (Lc 18, 1)
¿Celebro cotidianamente la Liturgia de las Horas integralmente, digna, atenta y devotamente? ¿Soy fiel a mi compromiso con Cristo en esta dimensión importante de mi ministerio, rezando en nombre de toda la Iglesia?

7. «Ven y sígueme» (Mt 19, 21)
¿Es nuestro Señor Jesucristo, el verdadero amor de mi vida? ¿Observo con alegría el compromiso de mi amor hacia Dios en la continencia del celibato? ¿Me he detenido conscientemente en pensamientos, deseos o actos impuros; he mantenido conversaciones inconvenientes? ¿Me he puesto en la ocasión próxima de pecar contra la castidad? ¿He custodiado mi mirada? ¿He sido prudente al tratar con las diversas categorías de personas? ¿Representa mi vida, para los fieles, un testimonio del hecho de que la pureza es algo posible, fecundo y alegre?

8. «¿Quién eres Tú?» (Jn 1, 20)
En mi conducta habitual, ¿encuentro elementos de debilidad, de pereza, de flojedad? ¿Son conformes mis conversaciones al sentido humano y sobrenatural que un sacerdote debe tener? ¿Estoy atento a actuar de tal manera que en mi vida no se introduzcan particulares superficiales o frívolos? ¿Soy coherente en todas mis acciones con mi condición de sacerdote?

9. «El Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza» (Mt 8, 20)
¿Amo la pobreza cristiana? ¿Pongo mi corazón en Dios y estoy desapegado, interiormente, de todo lo demás? ¿Estoy dispuesto a renunciar, para servir mejor a Dios, a mis comodidades actuales, a mis proyectos personales, a mis legítimos afectos? ¿Poseo cosas superfluas, realizo gastos no necesarios o me dejo conquistar por el ansia del consumismo? ¿Hago lo posible para vivir los momentos de descanso y de vacaciones en la presencia de Dios, recordando que soy siempre y en todo lugar sacerdote, también en aquellos momentos?

10. «Has ocultado estas cosas a sabios y inteligentes, y se las has revelado a los pequeños » (Mt 11, 25)
¿Hay en mi vida pecados de soberbia: dificultades interiores, susceptibilidad, irritación, resistencia a perdonar, tendencia al desánimo, etc.? ¿Pido a Dios la virtud de la humildad?

11. «Al instante salió sangre y agua» (Jn 19, 34)
¿Tengo la convicción de que, al actuar "en la persona de Cristo" estoy directamente comprometido con el mismo cuerpo de Cristo, la Iglesia? ¿Puedo afirmar sinceramente que amo a la Iglesia y que sirvo con alegría su crecimiento, sus causas, cada uno de sus miembros, toda la humanidad?

12. «Tú eres Pedro» (Mt 16, 18)
Nihil sine Episcopo -nada sin el Obispo- decía San Ignacio de Antioquía: ¿están estas palabras en la base de mi ministerio sacerdotal? ¿He recibido dócilmente órdenes, consejos o correcciones de mi Ordinario? ¿Rezo especialmente por el Santo Padre, en plena unión con sus enseñanzas e intenciones?

13. «Que os améis los unos a los otros» (Jn 13, 34)
¿He vivido con diligencia la caridad al tratar con mis hermanos sacerdotes o, al contrario, me he desinteresado de ellos por egoísmo, apatía o indiferencia? ¿He criticado a mis hermanos en el sacerdocio? ¿He estado al lado de los que sufren por enfermedad física o dolor moral? ¿Vivo la fraternidad con el fin de que nadie esté solo? ¿Trato a todos mis hermanos sacerdotes y también a los fieles laicos con la misma caridad y paciencia de Cristo?

14. «Yo soy el camino, la verdad y la vida » (Jn 14, 6)
¿Conozco en profundidad las enseñanzas de la Iglesia? ¿Las asimilo y las transmito fielmente? ¿Soy consciente del hecho de que enseñar lo que no corresponde al Magisterio, tanto solemne como ordinario, constituye un grave abuso, que causa daño a las almas?

15. «Vete, y en adelante, no peques más» (Jn 8, 11)
El anuncio de la Palabra de Dios ¿conduce a los fieles a los sacramentos? ¿Me confieso con regularidad y con frecuencia, conforme a mi estado y a las cosas santas que trato? ¿Celebro con generosidad el Sacramento de la Reconciliación? ¿Estoy ampliamente disponible a la dirección espiritual de los fieles dedicándoles un tiempo específico? ¿Preparo con cuidado la predicación y la catequesis? ¿Predico con celo y con amor de Dios?

16. «Llamó a los que él quiso y vinieron junto a él » (Mc 3, 13)
¿Estoy atento a descubrir los gérmenes de vocación al sacerdocio y a la vida consagrada? ¿Me preocupo de difundir entre todos los fieles una mayor conciencia de la llamada universal a la santidad? ¿Pido a los fieles rezar por las vocaciones y por la santificación del clero?

17. «El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir» (Mt 20, 28)
¿He tratado de donarme a los otros en la vida cotidiana, sirviendo evangélicamente? ¿Manifiesto la caridad del Señor también a través de las obras? ¿Veo en la Cruz la presencia de Jesucristo y el triunfo del amor? ¿Imprimo a mi cotidianidad el espíritu de servicio? ¿Considero también el ejercicio de la autoridad vinculada al oficio una forma imprescindible de servicio?

18. «Tengo sed» (Jn 19, 28)
¿He rezado y me he sacrificado verdaderamente y con generosidad por las almas que Dios me ha confiado? ¿Cumplo con mis deberes pastorales? ¿Tengo también solicitud de las almas de los fieles difuntos?

19. «¡Ahí tienes a tu hijo! ¡Ahí tienes a tu madre!» (Jn 19, 26-27)
¿Recurro lleno de esperanza a la Santa Virgen, Madre de los sacerdotes, para amar y hacer amar más a su Hijo Jesús? ¿Cultivo la piedad mariana? ¿Reservo un espacio en cada jornada al Santo Rosario? ¿Recurro a su materna intercesión en la lucha contra el demonio, la concupiscencia y la mundanidad?

20. «Padre, en tus manos pongo mi espíritu » (Lc 23, 44)
¿Soy solícito en asistir y administrar los sacramentos a los moribundos? ¿Considero en mi meditación personal, en la catequesis y en la ordinaria predicación la doctrina de la Iglesia sobre los Novísimos? ¿Pido la gracia de la perseverancia final y invito a los fieles a hacer lo mismo? ¿Ofrezco frecuentemente y con devoción los sufragios por las almas de los difuntos?

Con información de Zenit

"¡Los sacerdotes, para servir a la Iglesia y al mundo, necesitan ser santos!": Mensaje de la Congregación para el Clero

Ciudad del Vaticano (Jueves, 26-04-2012, Gaudium Press) La Congregación para el Clero hizo público un mensaje dirigido a los sacerdotes de todo el mundo con ocasión de la próxima Jornada Mundial de Oración para la Santificación del Clero, que la Iglesia celebrará el próximo 15 de junio, solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. Los sacerdotes, recuerda el texto, "hemos aceptado no sólo la invitación a "santificarnos", sino también a convertirnos en "ministros de santificación" para nuestros hermanos".

El documento, firmado por el Presidente de dicho dicasterio, Cardenal Mauro Piacenza, y su secretario, Mons. Celso Morga Iruzubieta, se inspira en la frase de la primera carta a los Tesalonicenses: «Esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación» . En el caso de los sacerdotes, este mandato "se ha doblado y multiplicado al infinito" y se debe "obedecer en cada acción ministerial que llevamos a cabo", afirma.

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"Este es nuestro estupendo destino:", continúa la carta, "no podemos santificarnos sin trabajar para la santidad de nuestros hermanos, y no podemos trabajar para la santidad de nuestros hermanos sin que antes hayamos trabajado y trabajemos para nuestra santidad".

La importancia del compromiso personal del sacerdote en la búsqueda de su propia santificación se debe reafirmar ante los escándalos internos y los ataques externos que han afectado a la Iglesia y "han humillado el sacerdocio a los ojos del mundo". El documento cita las palabras del beato Juan Pablo II en 2002, cuando pidió trabajar para reparar los daños cometidos por miembros de la Iglesia y renovar el compromiso personal: "estamos llamados a abrazar el mysterium Crucis y a comprometernos aún más en la búsqueda de la santidad".

El documento invitó a los sacerdotes, además, a prepararse apropiadamente para el Año de la Fe, que conmemora también los 50 años del inicio del Concilio Vaticano II, los 20 años de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica y durante el cual tendrá lugar la Asamblea General del Sínodo de los Obispos. Varios pasajes de la Exhortación Apostólica Porta Fidei, de Benedicto XVI son ofrecidos para la reflexión de los presbíteros, en los cuales se condensa el sentido de este ministerio en la base fundamental del Amor de Dios.

«Es el amor de Cristo el que llena nuestros corazones y nos impulsa a evangelizar", afirma el texto del Santo Padre citado en la carta. Este llamado evangelizador significa guiar a los hombres a su más alta vocación: la comunión con Dios, lo cual nos permite, afirma la carta, "adentrarnos directamente en el misterio central de la fe que debemos profesar: «Profesar la fe en la Trinidad -Padre, Hijo y Espíritu Santo- equivale a creer en un solo Dios que es Amor»"

Los sacerdotes deben encauzar hacia la comunión a un mundo que padece el ateísmo por "haber olvidado la belleza y el calor de la Revelación Trinitaria". Solo en la Comunión Trinitaria, agrega el documento, "los fieles pueden descubrir verdaderamente el rostro del Hijo de Dios y su contemporaneidad, y pueden verdaderamente llegar al corazón de todo hombre y a la patria a la cual todos están llamados. Y sólo así los sacerdotes podemos ofrecer de nuevo a los hombres de hoy la dignidad del ser persona, el sentido de las relaciones humanas y de la vida social, y la finalidad de toda la creación".

El documento concluye con una fuerte exhortación a asumir la verdadera importancia de la tarea encomendada: "El mundo de hoy, con sus laceraciones cada vez más dolorosas y preocupantes, necesita al Dios-Trinidad, y anunciarlo es la tarea de la Iglesia. La Iglesia, para poder desempeñar esta tarea, debe permanecer indisolublemente abrazada a Cristo y no dejar nunca que se le separe de Él: necesita santos que vivan "en el corazón de Jesús" y sean testigos felices del Amor Trinitario de Dios. ¡Y los Sacerdotes, para servir a la Iglesia y al mundo, necesitan ser santos!"
Con informacion de Vatican Information System.

viernes, 27 de abril de 2012

Monja de clausura en los premios “Oscar” de cine

Washington (Martes, 24-04-2012, Gaudium Press) Por primera vez desde 1959 la Abadesa Benedictina Dolores Hart, ex-actriz que abandonó la carrera para tornarse religiosa de clausura, asistió a los Premios del Óscar en Los Ángeles (EE.UU.) para apoyar la película "Dios es mayor que Elvis", en la cual narra su historia y de su abadía.

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Abadesa Benedictina Dolores Hart, ex-actriz que abandonó la carrera para tornarse religiosa de clausura
La ex-actriz participó de dos películas con Elvis Presley. En el auge de su carrera, en 1963, cuando estaba a punto de firmar contratos con diversas empresas y también comprometida con un hombre de negocios de Los Ángeles, Hart decidió entrar a la Abadía Benedictina de Regina Laudis, donde es la actual priora.

El documental, nombrado al Óscar en la categoría de mejor cortometraje documental, narra la historia de la Madre Dolores y su vida en la abadía.

"Dejé Hollywood por una cosa misteriosa llamada vocación. Es un llamado que viene de otro lugar que llamamos Dios, porque no tenemos ninguna otra forma de llamarlo", declaró la Abadesa.
Según ella las cámaras fueron autorizadas a entrar a la Abadía para que las imágenes pudiesen ayudar a aquellas almas que están en la búsqueda de su vocación. "Queríamos invitar al mundo a otro modo de vida que podría dar alguna esperanza", afirmó.

Varias religiosas fueron entrevistadas para la realización del documental, una de ellas, la Hermana John Mary, de 44 años, ejecutiva publicitaria formada en Oxford que llegó a la abadía después de un período de vicio.

El objetivo de la película es, según la propia directora de ella Rebecca Cammisa, indagar a todos sobre lo que lleva a alguien con el nivel de éxito de Madre Dolores Hart a escoger la vida religiosa.
Con informaciones de la EWTN Noticias.

Sacerdote mártir en Corea podrá recibir mayor medalla de honor del Ejército Americano

Denver (Miércoles, 25-04-2012, Gaudium Press) El capellán del ejército Emil Kapaun, muerto en la Guerra de Corea, podrá recibir, después de 60 años de su muerte y en pleno proceso de beatificación, la más alta condecoración entregada por las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos.

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P. Emil Kapaun
Entrando en medio del fuego cruzado entre coreanos y americanos durante la batalla de Unsan, en noviembre de 1950, el Padre Kapaun optó por acompañar a los heridos, lo que acarreó su prisión y reclusión en un campo de torturas próximo a Pyoktong, Corea del Norte.

A lo largo del período en que el sacerdote estuvo preso -seis meses- además de realizar trabajos forzados, entregó sus propios alimentos y asistió espiritualmente a los presos. Administró diversos sacramentos, entre ellos: el bautismo, la confesión, la eucaristía y la unción de los enfermos.

El día 23 de mayo de 1951 el Padre Kapaun falleció después de haber adquirido una fuerte neumonía y disentería. Su cuerpo fue enterrado en una fosa común, próxima al río Yalu.

El siervo de Dios vio su causa de beatificación oficialmente iniciada en 2008, enviada a Roma por la Diócesis de Wichita (EE. UU.), después de intensa investigación.

Un grupo de políticos del estado de Kansas propuso que el Padre Emil Kapaun recibiese por la prueba de heroísmo que dio la Medalla de Honor, la máxima condecoración militar que los Estados Unidos pueden conceder.

El Padre Kapaun será el quinto sacerdote católico que reciba esa condecoración, y si él es elevado a los altares, será el primer miembro del ejército de los Estados Unidos a ser declarado beato.

Dos hechos, considerados milagros y atribuidos al siervo de Dios ya están siendo investigados.
Gaudium Press / Emilio Portugal Coutinho


Con informaciones de la EWTN Noticias.

Apóstol del confesionario

Redacción (Miércoles, 25-04-2012, Gaudium Press) Corría el año de 1944. Europa se encontraba metida de lleno en la guerra e Italia, aliada de Alemania, sufría las consecuencias de su participación en el conflicto. Padua había sido escogida como blanco de la aviación enemiga y el 14 de mayo los bombarderos arrasaron la ciudad.

Dibujo.jpgLa iglesia de los capuchinos fue severamente castigada, lo mismo quegran parte del convento. Habiendo cesado el tormentoso asedio, mientras la humareda se disipaba, el trágico alcance de la destrucción iba apareciendo a la vista de todos. Sin embargo, algo llamaba enormemente la atención: una pequeña parcela de aquel monasterio permanecía intacta en medio de las ruinas. La furia demoledora del ataque aéreo había respetado de manera milagrosa tan sólo una habitación y una imagen de Nuestra Señora de las Gracias.

Doce años antes -el 23 de marzo de 1932- un religioso de ese mismo convento, llamado fray Leopoldo, había profetizado que Italia se vería envuelta en un mar de fuego y sangre. Al empezar la guerra, le preguntaron si Padua sería bombardeada. Su respuesta fue clara: "Lo será, y duramente. También el convento y la iglesia serán atacados, pero no esta celdita. Aquí Dios ha derrochado tanta misericordia con las almas que debe permanecer como un monumento de su bondad".1
Y precisamente el lugar que se mantuvo intacto durante el bombardeo fue la celdilla-confesionario de fray Leopoldo Mandi?, en la que durante cuarenta años, entre diez y doce horas al día, oyó en confesión a miles y miles de almas arrepentidas.

Dalmacia: tierra de tradiciones cristianas

Al igual que San Jerónimo, fray Leopoldo era dálmata. Nació el 12de mayo de 1866 en el pueblo de Herzeg Novi ("Castelnovo" en italiano), localizado en la hermosa bahía de Kotor (Bocche di Càttaro). Aunque la región de Dalmacia integre en nuestra época el territorio croata, no se desvinculó, en el panorama de la Historia, de los días en que había abrigado a los palacios vacacionales de los emperadores romanos, atraídos por el irresistible encanto de su litoral. De hecho, desde aquellos remotos tiempos hasta los días de hoy, la proximidad con la Península Itálica ha sido propicia para un intercambio cultural ininterrumpido.
Por tal influencia, la familia de fray Leopoldo era profundamente católica. Sus padres, Pedro Mandi? y Carolina Zarevi?, descendían de la antigua nobleza del lugar, y cultivaban tradiciones legadas por sus mayores, fruto de un pasado rico en servicios prestados a la nación y a la Iglesia. Esto dejó una huella indeleble en el alma del futuro sacerdote.

Era el más pequeño de los doce hijos del matrimonio y también el menos fuerte. Su complexión, poco aventajada con respecto al promedio de sus coterráneos, escondía entretanto un alma de gigante, de ese tipo de personas que cuanto más se las conoce, más grandes parecen ser, sobre todo por su unión y entrega a Dios, merecedor del nombre que había recibido en la pila bautismal: Bogdan, que significa Adeodato, "dado por Dios".

"No puedo llorar; voy a la casa del Señor"

Su infancia y adolescencia estuvieron marcadas por la admirable clarividencia de espíritu,
la cual sólo la podemos explicar por ese vigor de la Fe que desde su tierna edad poseía.
De agudo sentido analítico, ya de niño se sentía chocado ante los embates surgidos del odio entre razas y religiones, ocasionados en Croacia por años consecutivos de guerra y ocupaciones extranjeras.
Conforme iba pasando el tiempo, el joven Bogdan penetraba en la raíz de aquellas discordias, y se daba cuenta que los hombres cuando se alejan de
Dios terminan por rendirse a sus malas inclinaciones. También discernía con toda claridad como la Iglesia Católica podía ser en aquella coyuntura un poderoso instrumento de paz.

Las primeras decisiones que tomó en su vida fueron coherentes con la luz interior que Dios le había concedido. Sin titubear, abrazó la vocación franciscana, en su rama capuchina, con 16 años. Desde el principio alimentaba el vehemente deseo de dedicarse a las misiones en los Balcanes, para traer de vuelta al seno de la Iglesia a aquellos que se habían separado de ella.

Había sido designado por sus superiores para que realizara el noviciado en Italia. No pudo ocultar su alegría ante los parientes, que entre llantos, fueron a despedirse de él. Habiéndole sido indagado por ésta su aparente indiferencia en un momento tan difícil para la mayor parte de los novicios, respondió sonriente: "No puedo llorar. Voy a la casa del Señor. ¿Cómo quieren que llore?" 2

Dios lo llama a ser misionero

Los meses de invierno se aproximaban al seminario capuchino de Udine, a donde llega Bogdan en noviembre de 1882. Allí, el novicio se aplicaba en sus estudios y hacía rápidos progresos, pero, sobre todo, daba buen ejemplo.

En 1884 fue transferido a Bassano del Grappa, donde vistió el hábito y tomó el nombre de fray Leopoldo. Sufría mucho debido a su débil constitución física y al rigor del noviciado de los capuchinos, pero lo enfrentaba todo con heroísmo, teniendo siempre puesta su alma en el ideal de las misiones. Al año siguiente hizo la profesión y retomó los estudios en Padua, donde hizo Filosofía; después iría a Venecia, donde cursaría Teología.

En junio de 1887, siendo estudiante en Padua, oyó claramente en el fondo de su alma la voz del Señor que le invitaba a ser misionero entre los ortodoxos para reconducirlos al seno de la Santa Iglesia. La fecha le quedó tan marcada que, medio siglo después, escribía: "Este año es el quincuagésimo aniversario desde
que oí por vez primera la voz de Dios, que me llamaba a orar, a promover el retorno de los disidentes orientales a la unidad católica".

Para compenetrarse mejor de esta misión, se obligó mediante voto a cumplirla. Estudiaba con ahínco las lenguas balcánicas y confiaba en que convertiría a aquellos pueblos, especialmente a través de la devoción a la Virgen María, que pretendía difundir a través de la palabra escrita y hablada. Tan pronto como recibió la ordenación sacerdotal, el 20 de septiembre de 1890, en Venecia, pidió autorización para salir y lanzarse a la misión. Pero ésta le fue denegada debido a su precario estado de salud.

Inesperada tierra de misión y campo de batalla

¡Dios tiene reservados misteriosos designios a respecto de los santos!
Fray Leopoldo no pudo viajar nunca a los Balcanes, como tanto lohabía deseado. El verdadero entorno de su misión era otro y se fue delineando poco a poco antes sus ojos: la Providencia quería que se sacrificase por aquel pueblo separado de la Iglesia, sufriendo un martirio interior, como víctima expiatoria.

El confesionario fue el principal instrumento para la realización de tal ofrecimiento: allí permanecía todos los días más de diez horas, a veces hasta doce, atendiendo a las almas, que consolaba, orientaba y administraba el Sacramento de la Reconciliación.

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Cuarto donde el Santo atendió a miles de penitentes
Jamás dejó de mostrarse solícito con quien iba en su búsqueda, incluso cuando se trataba de personas impertinentes o cuando el horario ya estaba muy avanzado. El minúsculo espacio de su celda-confesionario se transformó para él en un auténtico campo de batalla. Decía con frecuencia: "Debo hacerlo todo únicamente para el bien de las almas, todo, todo de verdad. Quiero y debo morir luchando".4

Sólo al final de su vida, fray Leopoldo le revelaría a un hermano lego capuchino un esclarecedor hechoque le había ocurrido al inicio de su vocación. Un día, tras administrar la Sagrada Comunión a una persona piadosa, ésta le confidenció: "Padre, Jesús me ha ordenado que le diga esto: su Oriente es cada una de las almas que aquí asiste en confesión".5

Nunca pudo ser misionero en los Balcanes, pero ejerció una proficua actividad apostólica sin perder nunca de vista ese amplio horizonte. En septiembre de 1914, dejó escrito este testimonio: "El objetivo de mi vida debe ser el retorno de los disidentes orientales a la unidad católica; esto es, debo dirigir todas las acciones de mi vida ante Dios, en la Fe y en la caridad del Señor, víctima propiciatoria por los pecados del mundo, de manera que a lo que mi insignificancia respecta mi vida dé algo a tan grande obra, por el mérito del sacrificio".6

Dotes de eximio confesor

Delgado, de baja estatura, voz débil, fray Leopoldo no aparentaba, desde el punto de vista natural, nada que pudiese atraer a la gente. Sin embargo, sus sencillas palabras, impregnadas de amor de Dios y al prójimo, calaban profundamente en los corazones y los transformaba.

Poseía en tan alto grado el don de la sabiduría y el de consejo que personas de cualquier clase social iban a pedirle su sabia orientación. Incluso altos dignatarios eclesiásticos le consultaban sobre intrincados problemas de sus diócesis o funciones.

También recibió de Dios el don de escrutar los corazones y de ello nos da testimonio, por ejemplo, José Bolzonella, de Padua, quien acudía a fray Leopoldo con frecuencia para recibir el Sacramento de la Reconciliación. Una mañana, al arrodillarse en el confesionario, el capuchino le contó, con pormenores, todo lo que había hecho. Viendo a su penitente profundamente impresionado, el sacerdote concluyó, mirándole con amabilidad: "¡Quédese tranquilo! Quédese tranquilo y no piense más en ello".7

El santo confesor demostraba un particular celo por reconducir hacia el buen camino a los penitentes que se acusaban de sus faltas contra la pureza, de una forma superficial y sin manifestar serio arrepentimiento, sobre todo cuando se trataba de hechos públicos. Reaccionaba con severidad, con el fin de moverles a la contrición y despertarles de su letargo.

Este género de pecados le causaban un verdadero horror, pues mantenía la castidad sin mancha. Llegó a decir, ya en su vejez, que aún sentía tener un alma de niño, dando a entender que conservaba intacta la inocencia bautismal.

Su trato con las almas venía marcado por una extrema bondad. Y si alguien manifestase extrañeza ante
tanta afabilidad, siempre señalaba al crucifijo, diciendo que Jesús había sido el que le había enseñado y dado ejemplo.

Poco antes de morir, había declarado que llevaba confesando desde hacía más de 50 años y que no sentía remordimiento por haber absuelto casi siempre al penitente, aunque sí pesadumbre por las pocas ocasiones en las que no pudo hacerlo; y se examinaba rigurosamente para saber si, en esos casos, había hecho todo lo que estaba a su alcance para que aquellas almas fuesen tocadas por la gracia del arrepentimiento.

No obstante, si era necesario, sabía manifestar una fortaleza capaz de vencer a los corazones más duros. Un día, se presentó ante él un pecador inveterado, alegando falsas teorías para legitimar sus errores. Fray Leopoldo, con gran caridad, procuró disuadirle de su mala actitud. Pero cuando se dio cuenta de que todos los argumentos eran inútiles, se levantó con su rostro inflamado de santa indignación y le señaló la puerta, diciéndole en tono severo: "Con Dios no se juega; váyase y morirá en su pecado".8

Como alcanzado por un rayo, el pecador cayó de rodillas llorando y pidió perdón, prometiendo renunciar por completo a sus falsos principios. El santo sacerdote lo abrazó, mezclando sus lágrimas con las suyas, y emocionado por ver la acción de la gracia le dijo: "Ahora somos hermanos".

Pidió la gracia de morir luchando

El amor extasiado por la Cruz marcó la vida de fray Leopoldo. Además del heroico empeño en las atenciones diarias de las confesiones, vivía en constante lucha contra su temperamento fuerte e impetuoso. Tampoco le faltaron los sufrimientos físicos: dolores estomacales, oftalmías, artritis deformante.

Tras la celebración de su jubileo de oro sacerdotal, en 1940, su estado de salud empeoró mucho. Una leve mejoría le permitió volver al "campo de batalla", pero poco después le diagnosticaron la dolencia que lo llevaría a la muerte: un tumor maligno en el esófago. La enfermedad progresó tanto que no podía deglutir alimento alguno, con excepción de las Sagradas Especies, gracia singular que le causaba inmensa alegría.

Al ver que se acercaba su hora final, fray Leopoldo pidió la gracia de morir luchando, y la obtuvo. El día 30 de julio de 1942, se levantó a las cinco y media de la mañana y se dirigió a la capilla de la enfermería. En la víspera, a pesar de su estado precario, había atendido varias confesiones. Después de una hora de oración, se dirigió hacia la sacristía para prepararse para celebrar la Santa Misa y entonces cayó súbitamente al suelo. Fue llevado a su lecho donde recibió la Unción de los Enfermos aún con plena lucidez. El superior del convento recitó tres Avemaría y una Salve. El santo fraile repetía las palabras, cada vez con la voz más flaca. Al terminar de decir: "¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!", su alma voló hacia el Cielo.

El buen pastor ofrece la vida por sus ovejas

La noticia de su fallecimiento se esparció rápidamente por la ciudad y las aldeas vecinas. Multitudes desfilaron ante su cuerpo, y un clamor popular decía al unísono: "Ha muerto un santo".9 Al día siguiente, un enorme cortejo triunfal le condujo al cementerio, entre dos filas de personas que permanecían arrodilladas y lanzaban flores sobre su féretro.

En 1963 el cuerpo incorrupto de fray Leopoldo fue trasladado a una capilla construida al lado de su celdilla- confesionario. El Papa Pablo VI lo proclamó beato en 1976 y Juan Pablo II lo canonizó en 1983, año que se realizaba el Sínodo Mundial de los Obispos, convocado para tratar sobre el Sacramento de la Penitencia; precisamente el que el santo capuchino había amado tanto.

Las palabras del Santo Padre, en esa ocasión, fueron muy significativas y resumen la vida de virtud heroica de San Leopoldo: "Para cuantos lo conocieron, fue únicamente un pobre fraile, pequeño y enfermizo. Su grandeza consistió en otra cosa, en inmolarse y entregarse día a día a lo largo de su vida sacerdotal, es decir, 52 años, en el silencio, intimidad y humildad de una celdilla-confesonario: ‘El buen pastor da la vida por las ovejas'".10

Por el P. Edwaldo Marques EP
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1 BERNARDI, P.E. Leopoldo Mandic - Santo della riconciliazione. 7ª ed. Padova: Violato, 2004, p. 49-50
2 Ídem, p. 9
3 Ídem, p. 62
4 Ídem, p. 37
5 VALDIPORRO, OFMCap., Pedro de. Não me conheces? - Frei Leopoldo - Capuchinho. 4ª ed. São Paulo: Paulinas, 1958, p. 56
6 Ídem, p. 55
7 Ídem, p. 145
8 BERNARDI, op. cit., p. 41
9 Ídem, p. 82
10 JUAN PABLO II. Homília en la Misa de canonización de San Leopoldo Mandi?, el 16/10/1983. In: L'Osservatore Romano, edición semanal en lengua española, del 23- X-83.

Un jesuita vestido de púrpura

Redacción (Martes, 24-04-2012, Gaudium Press) A pesar de que había dispuesto en su testamento que su funeral fuese sobrio como correspondía a un miembro de la Compañía de Jesús, el Papa Gregorio XV quiso darle gran solemnidad a las exequias de aquel Cardenal que tanto bien había hecho a la Iglesia de Cristo.
2.jpgRevestido de púrpura, recibida hacía 22 años, el cuerpo de Su Eminencia fue velado en la iglesia de la casa profesa de los jesuitas, donde el pueblo se aglomeraba para rendirle un último homenaje. Se hizo necesario recurrir a un turno de guardia para evitar la indiscreta devoción de la gente.

Todo el Sacro Colegio en pleno participó en los oficios. El registro del Consistorio redactó el acta de su muerte en los siguientes términos: "Esta mañana, 17 de septiembre de 1621, a la hora duodécima, el Rvdmo. Sr. Belarmino, Cardenal presbítero, de Montepulciano, pasó de esta región de muerte hacia la morada de los vivos. Era un hombre notabilísimo, teólogo eminente, intrépido defensor de la Fe Católica, martillo de los herejes, tan piadoso, prudente y humilde, como caritativo con los pobres. El Sacro Colegio y toda la Corte Romana sintieron y lloraron vivamente la muerte de tan gran hombre".1

Estas palabras breves y significativas, cargadas del sabor de aquella época, sintetizan bien el sentir del pueblo romano en relación a ese Cardenal del que afirmaban al verlo pasar: Ecco il santo! (He ahí al santo).

Precoz en el estudio y en la predicación

Roberto Francisco Rómulo Belarmino nació en Montepulciano, comuna de la región de la Toscana, en el centro de Italia, el 4 de octubre de 1542. Su padre, Vicente Belarmino, de la nobleza empobrecida, había ocupado durante muchos años el cargo de primer magistrado de la ciudad. Su madre, Cintia Cervini, era hermana del futuro Papa Marcelo I que gobernó a la Iglesia durante tan sólo 22 días, en abril de 1555.
Desde temprano se aplicó a los estudios, aprendiendo con facilidad todo a lo que se dedicaba, incluso la música. Pero también le encantaba visitar al Santísimo Sacramento y, a pesar de su corta edad, observar los ayunos del Adviento y de la Cuaresma.

Encuentro con la vocación religiosa

A los catorce años ingresó en el colegio de la Compañía de Jesús, donde comenzó a manifestarse su vocación de gran predicador y polemista. Un pequeño episodio de la época ilustra esta propensión.
Corrían por la ciudad rumores calumniosos sobre la calidad de enseñanza que se impartía en ese colegio que dejaron a Roberto indignado. Para terminar de raíz con eso, escogió a algunos de sus compañeros para desafiar en un debate público a los mejores alumnos de otras instituciones de docencia. El día señalado le tocó hacer el discurso de apertura en el salón municipal, donde tuvo lugar la cita. La victoria de los estudiantes jesuitas fue aplastante.

De palabra fácil, raciocinio metódico y lógico, y sobre todo piedad sincera, el joven santo empezó a ser invitado a predicar en ejercicios espirituales y en otros eventos. El éxito llamaba a su puerta. Además por ser sobrino de un Papa, aunque de reinado efímero, crecían en su padre las esperanzas de verle levantar el nombre de la familia, tal vez como destacado miembro de la corte pontificia...

Sin embargo, Roberto sabía sopesar el peligro que la dorada ascensión le presentaba: "Estando durante mucho tiempo pensando en la dignidad a que podía aspirar, me sobrevino de modo insistente el pensamiento de la brevedad de las cosas temporales. Impresionado con estos sentimientos, llegué a concebir horror de tal vida y determiné buscar una religión en que no hubiera peligro de tales dignidades".2
Entonces tomó la resolución de hacerse jesuita.

Primeros años en la Compañía de Jesús

Una vez vencidas las resistencias paternas y tras un año de prueba en su ciudad natal, fue transferido a Roma, donde hizo los votos de devoción en la Compañía y empezó a estudiar Filosofía en el Colegio Romano.

A pesar de ser de complexión débil y enfermiza, su inteligencia era agudísima. Poseía una memoria tan privilegiada que con una sola lectura le era suficiente para retener el contenido de un libro. De modo que su éxito académico fue sobresaliente. En la defensa de su tesis de Filosofía se destacó por la seguridad y clareza de raciocinio con las que expuso la materia y respondía a las objeciones propuestas. Esto le valió el puesto de profesor de Humanidades en el Colegio de Florencia, a pesar de sus 21 años.

A parte de las clases, también recibió la incumbencia de predicar los domingos y días de fiesta ante prelados y eclesiásticos, así como de la élite intelectual de la ciudad. Más que por su elocuencia, estos oyentes de categoría se admiraban de verlo practicar de manera coherente aquello mismo que les predicaba en los sermones.

Doce meses después, el joven Roberto fue enviado como profesor de Retórica a Mondovi, donde permaneció durante tres años. Cuando el P. Provincial oyó una de sus predicaciones lo encaminó a Padua para que cursara Teología con el fin de que recibiera las órdenes mayores.

A la vista de los rápidos progresos que había hecho, San Francisco de Borja, por entonces Superior General, determinó que fuera a Lovaina, donde se necesitaban hombres de talento para defender el "Depósito de la Fe", fuertemente cuestionado por los intelectuales luteranos en esa época.

Eximio predicador, aunque aún sin estola

Distante a menos de 20 km de Bruselas -por tanto, cercana a varios Estados que adhirieron a las tesis de Lutero-, la Universidad de Lovaina era un baluarte de la verdadera doctrina. Allí llegó Roberto para quedarse dos años, que se transformaron en siete, como él mismo lo había predicho. El joven jesuita era pequeño de estatura, pero un gigante en el púlpito. Los domingos predicaba en latín en la iglesia del ateneo, repleta de gente acostumbrada a escuchar con espíritu crítico a los más doctos predicadores.

Preciosos fueron los frutos de estos sermones: católicos vacilantes eran confirmados en la Fe, numerosos jóvenes se consagraban al servicio de Dios, muchos protestantes se convertían. No faltaban los que habiendo venido de Holanda o Inglaterra para oírle y refutar sus argumentos regresaban arrepentidos.

En Gante, el 25 de marzo de 1570, Roberto recibió el presbiterado.

El período más fecundo de su vida

Reñidas polémicas marcaban aquellos tiempos. Los problemas planteados por los protestantes llevaron al P. Belarmino a estudiar hebreo, para adquirir una seguridad exegética aún mayor. Llegó a componer, para su uso, una gramática de esa lengua, que terminó siendo también de gran ayuda a sus alumnos.
San Roberto Belarmino.jpgSan Roberto igualmente se puso a estudiar con ahínco a los Padres de la Iglesia, a los Doctores, a los Papas, los Concilios y la Historia de la Iglesia. De esta forma se preparaba para un tipo de enseñanza sólida, orientada a un género de apologética en la que los errores se impugnaban siempre con respeto y prudencia.

Fue el período más fecundo de su vida. Las principales universidades europeas, la de París inclusive, se lo disputaban como profesor de Teología.Y San Carlos Borromeo llegó a solicitarlo para Milán. Con tan sólo 30 años ya cargaba con inmensas responsabilidades pastorales y académicas, en las que se desenvolvía con virtud y talento. Esto motivó a sus superiores a adelantarle la profesión solemne.

Controversias: la "Summa" de Belarmino

Poco tiempo después, la santa obediencia lo mandó de vuelta a la Ciudad Eterna. Gregorio XIII había fundado en el Colegio Romano una cátedra de apologética llamada Controversias, con el objetivo de enseñar la verdadera doctrina contra los errores que pululaban en los centros universitarios de entonces. San Roberto estuvo encargado de ella doce años, durante los cuales refutó primorosamente las objeciones de los protestantes. Las enseñanzas de esta larga etapa fueron compiladas, por orden de sus superiores, en la monumental obra Controversias.

Era considerada como la Summa de Belarmino y fue acogida con gran entusiasmo y traducida a casi todos los idiomas europeos. San Francisco de Sales, el gran Obispo de Ginebra, afirmó que había predicado durante cinco años contra los calvinistas de Chablais usando sólo la Biblia y las Controversias de Belarmino.
Los mismos protestantes dieron testimonio de la eficacia y el valor de esta obra, como Guiène que reconoció que el santo jesuita equivalía por sí solo a todos los doctores católicos, o Bayle que confesó no haber habido ningún autor que sustentase mejor la causa de la Iglesia. Y célebre fue la confidencia que hizo el sucesor de Calvino, Teodoro de Beza, desahogándose con sus amigos y golpeando con la mano en las Controversias: "He aquí el libro que nos ha derrotado".3

De esta manera, la fe viva y la profunda sabiduría del santo, así como su método tomista de argumentación -empezando siempre por exponer con imparcialidad las razones y argumentos presentados por la parte contraria- fueron de una incalculable valía para la defensa de la Iglesia. Y si la mayor parte de Austria y casi un tercio de Alemania permanecen aún hoy católicos, se puede afirmar que eso se debe, en gran medida, al apostolado de San Roberto Belarmino.

"¡Oh, si supieseis cuántos hijos habéis restituido a Cristo!, le dijo el duque Guillermo de Baviera al escribirle pidiéndole permiso para traducir las Controversias". 4

Amistad y admiración entre santos

En aquella época conturbada para la Iglesia, muchos fueron los jesuitas que practicaron las virtudes en grado heroico, mereciendo ser elevados a la honra de los altares. Con algunos de ellos San Roberto tuvo un trato más estrecho.

Cuando fue director espiritual del Colegio Romano, le tocó ser el confesor de San Luis Gonzaga, que le admiraba como a un ángel. A su vez, aquel decía que nunca había tratado con un alma tan pura y delicada como la de ese joven.

Más tarde, durante una visita como Provincial al colegio de Lecce, en el sur de Italia, conoció a San Bernardino Realino. Cuando los dos jesuitas se encontraron, cayeron de rodillas uno ante el otro y se abrazaron. "Se ha ido un gran santo" 5, dijo San Bernardino cuando se fue el Superior. Ambos jesuitas unidos desde aquel momento por una amistad sobrenatural se veneraban mutuamente como santos.

Cardenal en nombre de la santa obediencia

La fecunda actuación de San Roberto Belarmino en la Ciudad Eterna no se circunscribía únicamente al Colegio Romano, del cual en 1592 sería su rector. Entre otras ocupaciones estaban las de teólogo del Papa Clemente VIII, consultor del Santo Oficio y teólogo de la Penitenciaria Apostólica. También formó parte de la comisión encargada de preparar la edición Clementina de la Vulgata, versión oficial de la Biblia para el rito latino hasta 1979, cuando fue sustituida por la Neovulgata.

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Su nombramiento como Cardenal era inevitable. No obstante, recusaba aceptar el cargo alegando incompatibilidad con sus votos. Pero el Papa le obligó a acceder en nombre de la santa obediencia afirmando:
"Le elegimos porque no hay en la Iglesia de Dios otro que se le equipare en ciencia y sabiduría".6

Con el mismo espíritu religioso, desinterés y abnegación que le caracterizaban hasta aquel momento, se dedicó a los trabajos, muchas veces espinosos, exigidos a los prelados romanos. Pero en 1602 Clemente VIII le liberó de tan pesada carga nombrándole Arzobispo de Capua, confiriéndole él mismo la ordenación episcopal.
De esta manera, la fe viva y la profunda sabiduría del santo, así como su método tomista de argumentación -empezando siempre por exponer con imparcialidad las razones y argumentos presentados por la parte contraria- fueron de una incalculable valía para la defensa de la Iglesia.

Al frente de la Archidiócesis de Capua

Como ya gozaba en vida de fama de santidad, el Cardenal Belarmino fue recibido en la catedral con gran pompa y enorme concurso de fieles, que en él tocaban medallas y rosarios.

Su mandato empezó con una reforma general del clero. Se entrevistó privadamente con cada uno de los presbíteros, haciendo uso de la bondad y firmeza evangélicas con los descarriados. Se manifestaba dispuesto a perdonar los más graves pecados a los arrepentidos, pero mantenía una completa inflexibilidad con los recalcitrantes: aut vitam aut habitum, o cambio de vida o de hábito.

Dio nueva vida al coro de la catedral al participar él mismo en la recitación del Oficio. Se dedicó con frecuencia a la predicación, como era su costumbre, usando este medio para convertir a las almas. También visitó todo el territorio de la archidiócesis, estimulando la piedad de los fieles y ayudando a los conventos decadentes a reerguirse. Pero como buen hijo de San Ignacio, le daba particular importancia a la formación: él mismo enseñaba el Catecismo en las parroquias y en la catedral los domingos.

En medio de todas esas ocupaciones su vida espiritual era una obra maestra de serenidad. Conseguía organizarse el tiempo de tal forma que encontraba momentos para pensar, meditar, rezar, estudiar, escribir, sin descuidar sus obligaciones para con su rebaño. Por el contrario, era del recogimiento y de la oración que sacaba las fuerzas para la acción pastoral.

Qué bonita ilustración de la tesis de D. Chautard: "el apostolado es un desbordamiento de la vida interior".

Elección del nuevo Papa

A la muerte de Clemente VIII, el Cardenal Belarmino regresó a Roma para participar por primera vez en un cónclave. El Papa electo, León XI, falleció en menos de un mes.

En el segundo cónclave, San Roberto llegó a tener un buen número de votos. Pero, así como había rechazado las honras de Cardenal, revela en su autobiografía que le pidió a Dios en aquellos días que fuese escogido alguien más apto, rezando con insistencia: "¡Señor, líbrame del Papado!". 7

Salió elegido Pablo V, quien le llamó junto a sí, haciéndole dejar definitivamente la Archidiócesis de Capua. Dieciséis años pasaría en Roma desempeñando altos cargos al servicio de la Santa Sede e interviniendo en los asuntos más importantes, para cuya resolución su parecer ejercía una influencia decisiva.

Serenidad en la vida y en la muerte

Cuando sintió que se aproximaba su muerte le pidió al Papa Gregorio XV, recientemente elegido, dispensa de todos sus cargos en la Curia y se retiró al Noviciado de San Andrés, en el Quirinal, a fin de "esperar al Señor", como acostumbraba decir.

Y Él llegó el 17 de septiembre de 1621. Tras una breve enfermedad, habiendo recibido la visita de muchas personas ilustres -incluido el propio Pontífice-, que le pedían un último consejo o la bendición, se despidió de esta Tierra con una serenísima muerte.

Pío XI lo canonizó el 29 de junio de 1930 y al año siguiente lo declaró Doctor de la Iglesia. Aquel que durante su vida había huido con tanto empeño de las honras y dignidades, se convertía así en el único jesuita inscrito en la lista de los santos como Cardenal y como obispo.

Por la Hna. Clara Isabel Morazzani Arráiz, EP
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1 MENDES, SJ, João Rodrigues. O Santo Cardial Roberto Belarmino. Porto: Apostolado de Imprensa, 1930, p. 66-67
2 IPARRAGUIRRE, SJ, Ignacio. San Roberto Belarmino. In: ECHEVERRÍA, L., LLORCA, B., BETES, J. (Org.). Año Cristiano. Madrid: BAC, 2005, v. IX, p. 479
3 MENDES, SJ, op. cit., p. 23
4 VASCONCELLOS, Roberto de. Biografia de São Roberto Belarmino. In: SÃO ROBERTO BELLARMINO. Elevação da mente a Deus pelos degraus das coisas criadas. São Paulo: Paulinas, 1955, p. 12
5 ECHAINIZ, SJ, Ignacio. Paixão e Glória. História da Companhia de Jesus em corpo e alma. São Paulo: Loyola, 2006, t. II, p. 23
6 IPARRAGUIRRE, SJ, op. cit., p. 481
7 PEPE, Enrico. Martiri e santi del calendario romano. Roma: Città Nuova, 2006, p. 546

Cristianos son atacados por islamitas en Siria

Qusayr (Martes, 24-04-2012, Gaudium Press) Cristianos están siendo blancos de ataques de bandos de milicianos islámicos en varias localidades de Siria. En la ciudad de Qusayr, localizada al norte de Siria, en el distrito de Homs, grupos de milicianos destruyeron completamente una calle próxima a una iglesia católica. El párroco consiguió huir y según la Agencia Fides "no hay posibilidad de enterrar los cadáveres".

Terribles venganzas son cometidas contra los que intentan denunciar la situación. Ejemplo de eso fue el secuestro de un cristiano de 30 años, en enero de este año. El motivo del secuestro de André Arbache, era porque su hermano había denunciado abiertamente en la TV las violencias. Su cuerpo fue encontrado en Qusayr, decapitado y abandonado, siendo devorado por perros.

Otro ejemplo es el de tres fieles: Sate Semaan, Oussama Semaan y Assaad Nakhlé, que fueron secuestrados y liberados después del pago de rescate.

Ciudades como Yabrud y Deir Atieh, en los alrededores de Qara, también sufren ese tipo de violencia. "Nadie sabe bien quiénes son los milicianos: sabemos solamente que no tienen ninguna jerarquía y que son divididos en pequeños bandos armados, que quieren dinero y no dudan en usar violencia y robar a los civiles", declaró un testigo.

El Ejército de Liberación Sirio fue invitado por el canal de TV salafita "Channel TV Safa Cheikh Arour" "para atacar a los cristianos infieles" en Saydnaya y Maaloula, y a "perseguir a los cristianos aliados con el régimen".

La coexistencia entre las diversas comunidades en localidades como Qalamoun, hasta hace poco tranquila, está extremamente amenazada y los extremistas invitan a "romper todo tipo de relación con los cristianos".

Inició ayer en el Vaticano la reunión sobre la Iglesia Católica en China con el tema de la formación de los laicos

Ciudad del Vaticano (Martes, 24-04-2012, Gaudium Press) La comisión vaticana sobre la Iglesia Católica en China, instituida por el Papa Benedicto XVI en 2007, después de los temas de la formación de los seminaristas y de las personas consagradas y los sacerdotes, desde ayer y por los próximos cuatro días, se reúne para estudiar el tema de la "formación de los laicos a la luz de la situación de la comunidad católica en China y en el cuadro del Año de la Fe", informó el comunicado de la Sala de Prensa vaticana del sábado pasado.

La comisión, compuesta por los Superiores de los Dicasterios de la Curia Romana, fue fundada con el objetivo de "estudiar las cuestiones de mayor importancia, relativas a la vida de la Iglesia católica en China", dividida entre la oficial controlada por el gobierno, y aquella en diálogo con la Santa Sede.

Por eso, como resalta el comunicado, durante la reunión será tratado también el tema de los "progresos realizados en los recorridos de formación de los sacerdotes, las personas consagradas y los seminaristas, y cuánto falta para lograr una preparación adecuada de ellos para las tareas del servicio al cual son llamados a cumplir en el ámbito eclesial y para el bien de la sociedad".

Uno de los problemas en las relaciones con la Santa Sede y China es la ordenación ilegal de los obispos escogidos por el gobierno comunista sin mandato pontificio. La Comisión también quiere tratar los temas de las relaciones con las autoridades, quiere analizar la propia actividad pastoral y sanar la situación de una Iglesia dividida.

Misión Continental es el principal punto de unión entre los países de América Latina, dice vicepresidente del Celam

Aparecida (Martes, 24-04-2012, Gaudium Press) "América Latina está en el corazón del Santo Padre". Con esta frase el 2º Vicepresidente del Celam y Arzobispo de Campo Grande (MS), Mons. Dimas Lara Barbosa, clasificó la proximidad del Papa Benedicto XVI con el continente latinoamericano.
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Mons. Dimas está en Aparecida participando de la 50ª Asamblea General de los Obispos de Brasil
Según Mons. Dimas, siempre hubo por parte del Vaticano, una "acogida especial a los obispos y arzobispos latinoamericanos, especialmente los brasileños y estoy seguro de que hace algún tiempo él quería venir a América Latina, así como estuvo en Brasil en 2007 demostrando así, una vez más, el cariño del sucesor de Pedro con nuestros pueblos y es el mismo sucesor de Pedro confirmando a los hermanos en la fe".

Mons. Dimas está en Aparecida participando de la 50ª Asamblea General de los Obispos de Brasil que, entre otros temas, está abordando también, los 50 años del Concilio Vaticano II. Según él, los resultados que serán alcanzados en esta Asamblea, "podrán ser presentados en los encuentros del Celam para que toda América Latina esté en consonancia" y serán presentados al Papa Benedicto XVI.

Este lunes, Mons. Dimas conversó en exclusividad con Gaudium Press y habló de la expectativa de la Iglesia en América Latina en relación a la venida del Papa Benedicto XVI el año que viene para la Jornada Mundial de la Juventud que ocurrirá en Río de Janeiro.

Según el prelado, "en la última visita del Celam, el presidente de la Conferencia Episcopal de México [y presidente del Celam] había recordado eso al Santo Padre, que él había estado en Brasil en 2007 y que volvería en 2013, pero que faltaban los países de lengua española, pero coincidencia aparte, el Papa Benedicto XVI escogió formalmente Aparecida para sede de la Conferencia de 2007 y concretamente él dio la palabra definitiva para el Pontificio Consejo para los Laicos, para que la Jornada Mundial de la Juventud aconteciera también en Brasil".

Mons. Dimas habló también sobre la Iglesia en América Latina. Según él, "existe una convergencia de intereses y sobre todo, yo siento que Aparecida y la Misión Continental son los principales focos de unidad entre nuestros países".

Gaudium Press / Luciano Batista

martes, 24 de abril de 2012

La música sacra evangeliza en Vietnam

Ho Chi Ming (Lunes, 23-04-2012, Gaudium Press) La música, los himnos tradicionales y los coros fueron destacados por la Conferencia de Obispos de Vietnam como herramientas de evangelización durante el trigésimo Encuentro sobre la Música Sacra en Ho Chi Ming, el pasado 17 de abril. Los obispos señalaron que la música sacra es una forma válida de oración y útil para atraer nuevos cristianos en una sociedad cada vez más árida e interesada sólo en el dinero, según informó la agencia AsiaNews.

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La reunión dio a conocer experiencias de los territorios de misión , como la compartida por la s religiosas de la diócesis de Nha Trang, ubicada en la zonamontañosa central de Vietnam. Ellas relataron que los fieles "están muy dispuestos a expresarse a través de las canciones. Desean ir a enseñarlas a parroquias vecinas, a pesar de los riesgos considerables y la compleja topografía del área". Las religiosas explicaron que viajar de una parroquia a otra toma varios días y que a través de la música, muchas personas se han mostrado atraídas a la fe. "En Pascua bautizamos miles de jóvenes", afirmaron.

Uno de los invitados especiales a la reunión fue el padre franciscano Kim Long, quien compuso numerosas canciones religiosas e himnos durante sus 55 años de sacerdocio, muchos de ellos de forma clandestina bajo la opresión del régimen comunista. Es el autor de "Kinh Hoa Binh," una canción por la paz basada en la célebre oración de San Francisco de Asís y que se canta con especial sensibilidad en los territorios que padecen mayor persecución religiosa.

"Para componer un himno bello, explicó el P. Long, necesitamos orar dos veces. La primera es para pedirle a Dios la inspiración para escribir. La segunda es dirigida por los fieles, quienes a su vez necesitan orar para ser capaces de cantar bien". El religioso anunció una donación de los ingresos que ha percibido durante los años gracias a sus canciones y donativos de benefactores. El dinero será entregado a la Comisión para la Música Sacra de la Iglesia Católica Vietnamita.

Con información de AsiaNews.

En el centenario de la tragedia del Titanic, tres sacerdotes son recordados

Washington (Lunes, 23-04-2012, Gaudium Press) El legendario caso del Titanic todavía hoy es recordado con mucha curiosidad, sobre todo en nuestros días, cuando se cumplen 100 años del naufragio. De entre las varias historias contadas por los sobrevivientes hay una sobre tres sacerdotes que por distintos motivos se encontraban a bordo del inmenso navío en la noche en que este colisionó con un iceberg.

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Los padres Juozas Montvila, Joseph Peruschitz y Thomas Byles
Los presbíteros heroicamente ayudaron a los pasajeros a subir a los botes salvavidas y administraron los sacramentos a las víctimas del desastre.

Padre Juozas Montvila

El más joven de los tres nació en 1885 en Lituania, el Padre Juozas Montvila. Se dirigía a los Estados Unidos para servir a las comunidades de inmigrantes lituanos en Nueva York o en Massachusetts.

Según testimonios de sobrevivientes, el sacerdote "siguió su llamado hasta el fin", ofreciendo su vida para ayudar a otros pasajeros a salvar las suyas. Hasta hoy él es considerado un héroe en Lituania.

Padre Joseph Peruschitz

Otro presbítero presente en el Titanic era un alemán perteneciente a la Orden de San Benito. El Padre Joseph Peruschitz viajaba a los Estados Unidos para asumir la función de director de la escuela preparatoria de los benedictinos en Collegeville, Minnesota.

Él a ejemplo de sus dos hermanos de vocación, escuchó confesiones y celebró la Santa Misa diariamente.

Uno de los sobrevivientes declaró que mientras su bote se alejaba del navío, él vio a los sacerdotes rezando el Rosario junto a los que habían permanecido a bordo del Titanic.

Padre Thomas Byles

El tercer sacerdote viajaba a América del Norte a fin de presidir el matrimonio de su hermano William. Padre Thomas Byles se encontraba rezando el breviario en el momento de la colisión del Titanic.

En el momento en que el navío comenzaba a hundirse, lo que no tardó en suceder, el sacerdote británico, que poseía un gran liderazgo y valor, rezó el Acto de Contrición junto a los fieles que arrodillados aguardaban la absolución de sus pecados. Salvado por la obediencia

Pintoresca es la historia del seminarista jesuita Francis Browne, que viajó a bordo del Titanic, pero a pesar de haber conocido a una pareja de millonarios que se comprometió a financiar su viaje hasta Nueva York, tuvo que desistir del mismo y abandonar el navío en el último puerto europeo en que el Titanic desembarcó, antes de seguir viaje a los Estados Unidos.

Un telegrama dirigido al joven seminarista decía: "¡Salga ya de ese navío!". Gracias a la "Santa Obediencia" él se salvó de la catástrofe. El Padre Browne guardó esa correspondencia en su billetera hasta el último día de su vida.

El sacerdote se volvió capellán de las fuerzas irlandesas durante la I Guerra Mundial. Durante ese período demostró gran valor, recibiendo varias condecoraciones, en la cual se destaca la Cruz Militar.

Con informaciones de ACI.

Iglesia americana vuelve a criticar política abortista del Presidente Barack Obama

Peoria (Lunes, 23-04-2012, Gaudium Press) La decisión del Gobierno de los Estados Unidos de obligar a las instituciones católicas a pagar por medicamentos contraceptivos y abortivos en los convenios médicos de sus empleados tiene una repercusión creciente en el país. Ahora fue la vez del obispo de Peoria, en el estado de Illinois, Estados Unidos, Mons. Daniel Jenky, quien manifestó todo su descontento con la medida del Presidente de la República Barack Obama.

Durante la misa que presidió por el marco de la celebración anual de la marcha "Un llamado a los Hombres Católicos de Fe", Mons. Jenky hizo un paralelo entre las medidas favorables al aborto del Gobierno norteamericano actual y otras persecuciones sufridas por la Iglesia Católica en su historia. "La Iglesia sobrevivió a invasiones bárbaras. La Iglesia sobrevivió la ola después de jihads ("guerras santas" islámicas). La Iglesia sobrevivió a la era de la revolución. La Iglesia sobrevivió al nazismo y al comunismo", resaltó el prelado.

En este sentido, "en el poder de la resurrección, la Iglesia sobrevivirá al odio de Hollywood, a la malicia de los medios de comunicación y a la maldad embustera de la industria del aborto". Y no solo a eso. Conforme el arzobispo, la Iglesia Católica sobrevivirá también a la corrupción reinante y "a la absoluta incompetencia de nuestro gobierno del estado de Illinois, incluyendo el desprecio calculado del Presidente de los Estados Unidos, sus burócratas nombrados en el departamento de Salud y Servicios Humanos y de la actual mayoría del Senado Federal".

No obstante su reprobación para con los políticos defensores de prácticas abortivas, Mons. Jenky destacó a sus fieles que es preciso "amar a nuestros enemigos y rezar por aquellos que nos persiguen". Entretanto, según el prelado, como cristianos "debemos también estar de pie por lo que creemos y siempre estar preparados para luchar por la fe".

"No podemos más ser católicos por accidente, sino católicos por convicción", dijo el arzobispo, subrayando que la situación en los Estados Unidos delante del presidente Barack Obama llegó a un extremo tal "que ésta es una batalla que podríamos perder, pero ante el tribunal impresionante de Dios Todopoderoso no se trata de una guerra donde cualquier católico creyente puede permanecer neutro".

Con informaciones de EWTN noticias.

Santa Gemma Galgani

Redacción (Lunes, 23-04-2012, Gaudium Press) Entre los más espléndidos espectáculos de la naturaleza están las grandes cascadas. En ellas, las voluminosas aguas se precipitan con una fuerza avasalladora, envolviéndolo todo a su alrededor en una misteriosa nube, nimbada de irisados destellos.

Al contemplarlas, el espíritu se extasía, y es llevado a relacionar ese espectáculo con una realidad de índole sobrenatural: el inconmensurable, fecundo y transformante amor de Dios.

Dibujo1.jpgEn efecto, viniendo de una altura infinita, el agua viva y multiforme de la bondad divina desciende sobre los hombres con una abundancia sin fin. Llena de caridad a quien con buena disposición la recibe, trayendo como fruto el deseo ardiente de restaurar en toda la medida de lo posible tal amor gratuito del Creador.

Todos hemos sido llamados a hacer de nuestra existencia una desigual porfía por retribuir a Dios sus incontables beneficios. Algunas almas escogidas, no obstante, experimentan ya en esta Tierra un místico y transformante intercambio de amor que las hace vivir de alguna manera como en la eternidad, mediante una especial unión espiritual con el Redentor.

Éste es el caso de Santa Gema Galgani, cuya identificación con Cristo fue estrecha al punto de poder afirmar: "No estoy más en mí, estoy con mi Dios, toda para Él; y Él está todo en mí y para mí. Jesús está conmigo y es todo mío".1

Convivencia con lo sobrenatural

Nació en la ciudad italiana de Lucca el 12 de marzo de 1878. Tuvo una corta, aunque intensa convivencia con su piadosa madre, la cual contrajo una tuberculosis de lenta e implacable evolución, lo que no le impidió legar a sus hijos una formación verdaderamente católica.

Una de sus últimas providencias fue la de hacer que la pequeña recibiese la plenitud de la gracia bautismal por la Confirmación, antes incluso de la Primera Comunión, como era la costumbre de entonces en Italia. Y a pesar de las dificultades impuestas por la enfermedad, la propia señora Galgani, auxiliada por una catequista, se encargó de preparar a su hija para que recibiera el Sacramento.

Después de la ceremonia, la niña permaneció en la basílica de San Michele in Foro para asistir a una Misa en acción de gracias y, estando rezando por su querida madre, tuvo su primer diálogo sobrenatural: - Gema, ¿quieres darme a tu madre? - oyó en el fondo de su alma. - Sí, pero sólo si voy junto con ella, respondió. - No, dame de buena voluntad a tu madre. Tú debes quedarte ahora con tu padre. Me la llevaré al Cielo. Pero ¿me la das con gusto? "Tuve que responder que sí"2, confiesa la santa en su autobiografía.

Las gracias de la Primera Comunión

En septiembre de 1885, la señora Galgani entregó piadosamente su alma a Dios, habiendo dejado instalada a su hija en casa de la tía materna, Elena Landi. Después de pasado algún tiempo, Gema regresó junto a su padre e ingresó como externa en el colegio de las Hermanas de Santa Zita, fundado por la Beata Elena Guerra.

A los nueve años, revelando una piedad fuera de lo común, la niña manifestaba enorme deseo de recibir la Sagrada Eucaristía. En vano suplicó durante largo tiempo a su confesor, Mons. Giovanni Volpi, a su padre y a las maestras: "Dadme a Jesús y veréis que seré más sabia, no cometeré más pecados, no seré ya la misma".

Finalmente, el sacerdote terminó accediendo y, a pesar de su poca edad para las costumbres de la época, en la fiesta del Sagrado Corazón de 1887, Jesús Hostia entraba por primera vez en aquella fogosa e inocente alma: "Lo que pasó en esos momentos entre Jesús y yo, no sé expresarlo. Jesús se hizo sentir a mi alma de una manera muy fuerte.

Comprendí entonces que las delicias del Cielo no son como las de la Tierra. Me sentí presa del deseo de hacer continua aquella unión entre Jesús y yo".3 Unirse al Señor, asemejarse a Él, fue desde aquel momento el único objetivo de la vida de Gema.

Esposa de Cristo Crucificado

Dibujo 2.jpgDurante el período transcurrido con las Hermanas de Santa Zita, la niña se dedicó con todo esmero a las actividades escolares. Por su buen ejemplo, era el "alma" de la escuela y muy querida por sus compañeras, que la respetaban, pues a pesar de ser poco expansiva tenía el don de la palabra concisa y del actuar resoluto. Mientras tanto, el divino Maestro la colmaba de gracias interiores, haciéndola progresar cada vez más en las vías de la perfección. La vida de la joven Gema transcurría envuelta en frecuentes fenómenos místicos, y eso se translucía de algún modo en su mirada.

Cierto día, cuando ya contaba con 16 años, nuestra santa recibió de regalo un costoso reloj y una cruz con cadena de oro. Y para agradar al pariente que le había hecho el obsequio, salió a la calle llevándolos consigo. Por la noche, mientras se preparaba para dormir, se le apareció su ángel de la guarda que le dijo: "Recuerda que los preciosos arreos que han de hermosear a una esposa de un Rey Crucificado, no pueden ser otros que las espinas y la cruz".4

La joven, que siempre había sentido especial devoción por los sufrimientos de Jesús, consideró esa advertencia con toda seriedad y desde entonces renunció a cuanto podría servir de pretexto a la vanidad, pasando a vestir con una sencilla ropa negra.

El comienzo de la "vía dolorosa"

Desde la muerte de su madre, cuenta la santa en su biografía, nunca había dejado de ofrecer algún pequeño sacrificio a Jesús. Sin embargo, había llegado la hora de empezar a sorber en grandes tragos el cáliz del sufrimiento.

En 1896 una terrible necrosis en un pie, acompañada por agudísimos dolores, la obligó a someterse a una intervención quirúrgica. Gema rechazó cualquier tipo de anestesia y se mantuvo inmóvil durante toda la operación, mientras los asistentes acompañaban estupefactos lo que más parecía ser una tortura que un acto terapéutico. Tan sólo algunos gemidos involuntarios la traicionaban en el momento más difícil de la intervención, la cual soportó sin quitar la mirada del Crucifijo, pidiéndole aún a Jesús perdón por la debilidad manifestada. Al año siguiente su padre fallecería tras haber perdido toda su fortuna, dejando a la familia en una gran miseria.

Encuentro con San Gabriel de la Dolorosa

En 1898, Gema fue alcanzada por una grave enfermedad en la columna vertebral, lo que la dejó postrada en la cama, con dificultad para hacer el más mínimo movimiento.

En medio de tanta molestia, su ángel de la guarda no dejaba de consolarla, y el divino Maestro se servía de sus dolores para hacerla progresar en la virtud de la humildad. También adquirió una gran devoción por San Gabriel de la Dolorosa, religioso pasionista que había fallecido treinta años antes, cuya biografía leyó ávidamente durante su enfermedad.

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Relicario con el corazón de Santa Gemma
Una noche, tras haber hecho voto de virginidad y haber manifestado el propósito de vestir el hábito religioso si viniera a sanar, se le apareció en sueños el santo pasionista diciéndole: "Haz en el momento oportuno el voto de ser religiosa, pero no añadas nada más". Y cuando Gema le preguntó el por qué, se quitó el símbolo pasionista que llevaba prendido a la sotana, se lo dio para que lo besara y se lo puso a la enferma, repitiendo: "Hermana mía...".

Durante todo ese tiempo, sus parientes y conocidos no dejaron de hacer novenas y triduos implorando su curación; sin embargo, ella permanecía indiferente, dócil a los designios divinos. Al cabo de un año, para agravar la situación, los médicos le diagnosticaron un tumor en la cabeza, y le dieron por desahuciada. Entonces, una de sus antiguas maestras consiguió convencerla de que hiciera una novena a Santa Margarita María Alacoque. El último día de esa novena, pocas horas después de haber recibido la Sagrada Comunión, la joven se puso de pie, totalmente sana. Era el primer viernes del mes de marzo.

"No ceses de sufrir por Él en ningún momento"

El Jueves Santo del año siguiente, Gema, aún debilitada, practicaba en su cuarto la devoción de la "Hora Santa en compañía del Señor en el Huerto", escrita por la fundadora de las Hermanas de Santa Zita, sintiendo mientras la hacía un profundo dolor por sus faltas. Terminada la oración, apareció ante ella la figura de Jesús Crucificado que le decía: "Hija, estas llagas las habías abierto tú con tus pecados, pero ahora, alégrate, que todas las has cerrado con tu dolor. No me ofendas más. Ámame, como yo siempre te he amado".5

Días después, mientras rezaba las oraciones de la tarde, Cristo Crucificado se le hizo nuevamente visible y le dijo: "Mira, hija mía, y aprende cómo se ama. ¿Ves esta Cruz, estas espinas y clavos, estas carnes lívidas, estas contusiones y llagas? Todo es obra de amor, y de amor infinito. He ahí hasta qué punto te he amado. ¿Quieres amarme de verdad? Entonces aprende a sufrir: el sufrimiento enseña a amar".

En otra ocasión, mientras le pedía a Dios la gracia de amar mucho, oyó una voz sobrenatural que le decía: "¿Quieres amar siempre a Jesús? No ceses de sufrir por Él en ningún momento. La cruz es el trono de los verdaderos amantes; la cruz es el patrimonio de los elegidos en esta vida".

Esas visiones, a la vez que intensificaban el dolor por sus pecados, le traían una gran consolación y aumentaba en ella el deseo de amar a Jesús y padecer por Él.

La gracia de los Sagrados Estigmas

En la víspera de la fiesta del Sagrado Corazón de ese mismo año, Gema perdió los sentidos y cuando despertó se encontró en presencia de la Santísima Virgen, que le decía: "Mi Hijo, Jesús, te ama mucho y quiere concederte una gracia muy grande; ¿te mostrarás digna de ella?". La santa no sabía qué responder. Nuestra Señora continuó diciéndole: "Seré para ti una madre.

¿Sabrás mostrarte como verdadera hija?". Y a continuación extendió su manto y la cubrió con él.

En ese instante se le apareció nuevamente Jesús. Con la simplicidad propia de las almas inocentes, así narra Gema lo ocurrido: "Sus llagas estaban abiertas, pero no chorreaba sangre; de ellas salían llamas ardientes. En un abrir y cerrar de ojos esas llamas tocaron mis manos, mis pies y mi corazón". Permaneció durante algún tiempo bajo el manto de la Reina de los Cielos. Después la Virgen María le besó en la frente y desapareció, dejando a la joven arrodillada con fuertes dolores en las manos, en los pies y en el corazón, de donde goteaba sangre: Santa Gema Galgani había recibido la gracia de los Sagrados Estigmas.

El fenómeno se repetía todas las semanas. Los jueves las llagas se abrían por la noche, permaneciendo hasta las tres de la tarde del viernes. El sábado, o el domingo a más tardar, de ellas sólo quedaban unas marcas blanquecinas.

Además de los estigmas, cuya existencia pocos conocían, eran frecuentes en la vida de Santa Gema otras manifestaciones sobrenaturales, como sudores de sangre e incontables éxtasis, que le ocurrían en cualquier instante. Eso hizo que las relaciones con sus tías, con las que vivía desde la muerte de su padre, fueran cada vez más difíciles.

La sacó de esa situación embarazosa la piadosa señora Cecilia Giannini, quien, admirada con los prodigios de la gracia en aquella alma, la adoptó como hija. En su nueva familia, todos le devotaban gran veneración. Anotaban con precisión las palabras que profería en sus frecuentes arrobamientos y se maravillaban con los estigmas sagrados y las heridas producidas, ora por el látigo de la flagelación, ora por las espinas de la corona.

Encuentro con los padres pasionistas

En junio de aquel mismo año de 1899, tan fundamental en la existencia de la santa, sería donde Gema habría de tener su primer encuentro con los padres pasionistas, prenunciado por San Gabriel de la Dolorosa.

En los últimos días de ese mes había comenzado en la iglesia de San Martín las "Santas Misiones", predicadas por sacerdotes de esa Orden. El último día hubo comunión general, en la que también participó Santa Gema. Durante la acción de gracias, Jesús le preguntó: "Gema, ¿te gusta el hábito con el que está revestido ese sacerdote? ¿Te gustaría verte revestida con él?".

Dibujo 4.jpg"Sí", añadió el Señor al verla incapaz de dar una respuesta afirmativa, "tú serás una hija de mi Pasión, y una hija predilecta. Uno de estos hijos míos será tu padre. Ve y manifiéstale todo lo que ocurre contigo".

Después de algunas vicisitudes, tan frecuentes en las almas más escogidas, Gema terminó escribiendo, con autorización de Mons. Volpi, al P. Germano Di San Stanislao, religioso pasionista, residente en Roma, cuyo nombre y fisonomía el Señor le había indicado.

El sacerdote, que estaba dotado de un gran talento y virtud, viajó a Lucca para conocerla, y pasó a ser un auténtico padre para la santa. Durante tres años, la condujo con destreza por los caminos de la perfección. Gracias a esa dirección espiritual, hecha sobre todo mediante cartas, quedaron documentados los singulares favores recibidos por la angelical joven. Son misivas emocionantes, en las que trasluce toda la belleza de su alma.

"Consummatum est"

El último calvario de la virgen de Lucca empezó en la Pascua de 1902. Su cuerpo, postrado en cama por una terrible enfermedad que la imposibilitaba de ingerir alimento, reflejaba las penas interiores que padecía su alma privada de todas las consolaciones y alegrías sensibles. "¿No sabéis que soy toda vuestra? ¡Jesús sólo!", suspiraba Gema, en medio de un aparente abandono.

Había participado sucesivamente de todos los tormentos del Hombre Dios: sus angustias interiores, su sudor de sangre, la flagelación y sus numerosas llagas, los malos tratos, por obra de los demonios, las profundas heridas de la corona de espinas, el dislocamiento de los huesos y las llagas de los clavos. Lo que únicamente le faltaba, para imitar cabalmente al Redentor en su Pasión, era la agonía y la muerte en un mar de dolores.

Fue lo que ocurrió, finalmente, el Sábado Santo de 1903. Con tan sólo 25 años de edad, la seráfica virgen se liberó definitivamente de las ataduras que la prendían a la Tierra y recibió su "recompensa demasiadamente grande" (Gn 15, 1), Dios mismo por toda la eternidad.
* * * * * * El alma de Gema entró en la gloria enriquecida por el único y real tesoro, aquel que nunca acabará: la caridad. "Si todos supiesen cómo Jesús es bello, cómo es amable, no procurarían sino su amor".

En efecto, cómo el mundo sería otro si oyese el consejo de la virgen de Lucca y pudiese afirmar como ella: "Mi corazón palpita continuamente en unísono con el Corazón de Jesús. ¡Viva Jesús! El Corazón de Jesús y el mío son una misma cosa. [...] Sí, soy feliz, Jesús, porque siento mi corazón palpitar con el vuestro, y porque os poseo".

(Revista Heraldos del Evangelio, Abril/2011, n. 112, pag. 30 a 33)