A fines de febrero se colocará una imagen de Cristo Misericordioso en el ingreso de la ciudad de Artigas. A pedido de la Iglesia Católica, la imagen será instalada en un predio cedido por un vecino en la ruta 4. "Me la pidieron en la intendencia e inmediatamente accedimos a colocarla", dijo a El Observador Pablo Caram, intendente de Artigas.
El intendente hizo hincapié en que la iniciativa partió de "gente de la Iglesia Católica" y que "gente en contra no hubo". Al instalarse en un predio privado, no requirió aprobación de la Junta Departamental, pero el intendente señaló que el tema no generó debate, como sucedió en Montevideo, donde la propuesta de colocar una imagen de la Virgen María en la rambla reinstaló el debate sobre la laicidad y las imágenes religiosas en el espacio público.
En la capital el proyecto sí debe contar con la aprobación de la Junta Departamental y los votos de la bancada del Frente Amplio (FA) son fundamentales para definir se se instala la figura en las inmediaciones de la Aduana de Oribe, en el Buceo. La propuesta cuenta con el visto bueno de 18 de los 30 ediles que integran la Junta. Aunque el FA se mostró dividido, se espera que se llegue a una posición conjunta y sus ediles voten en bloque.
En el caso de la obra de Artigas, la estructura sobre la que se colocará se está armando en la parroquia San Eugenio del Cuareim en Artigas y prevén que quedará pronta en los próximos días, informó el portal local "Todo Artigas".
"En Salto también hay una imagen, entonces unos fieles se presentaron ante mí para ver la posibilidad de hacer lo mismo aquí", dijo a El Observador el sacerdote Miguel Gutiérrez. La imagen tendrá 1,40 metros de ancho y 6 metros de altura.
Los representantes de la comunidad católica del departamento hablaron con el intendente, según confirmó Caram, y recibieron la aprobación del proyecto inmediatamente. "La colectividad de la Iglesia Católica se juntó y me lo llevaron, nos pidieron apoyo", señaló el jefe comunal.
Lea también: Laicidad: un debate centenario que sigue vivo
Por otra parte, Caram sostuvo que se trata de la tercera imagen religiosa que tendrá el departamento: "Tenemos a la Virgen de los 33 y no tenemos a Oribe, Leandro Gómez o Aparicio Saravia", dijo. Caram agregó que no hay imágenes de otras religiones porque tampoco hubo solicitudes de otras colectividades.
Si bien no hay fecha precisa para la inauguración, Gutiérrez adelantó que esperan que el obispo de la diócesis de Salto, Pablo Galimberti, pueda estar presente.
"Haremos una inauguración bien sencilla, va a depender del tiempo porque está muy al aire libre", dijo el sacerdote.
La imagen está a cargo de Walter Blanco, un artista artiguense radicado en Maldonado. Caram afirmó que el pintor ya hizo otras obras en Artigas, por lo que está muy vinculado al departamento.
sábado, 28 de enero de 2017
Colocarán una imagen de Cristo en el ingreso a Artigas en ruta 4
Corazón de San Vicente de Paúl inicia peregrinación internacional
Conmovido por las necesidades espirituales y materiales de los pobres en las zonas rurales, el sacerdote comenzó a educar a los fieles sobre la dignidad de todas las personas y la necesidad de formar espiritualmente a quienes padecen penalidades.
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El sufrimiento nos lleva a Dios - I parte
Un instrumento de Dios para acercarnos más a Él, si sabemos aceptarlo con amor. No hay nadie que, tarde o temprano, no participe de él.
Por: P. Ángel Peña O. A. R. | Fuente: Libro Más allá del Sufrimiento
Hay quienes, ante el sufrimiento de la vida, se rebelan contra Dios y le echan las culpas de todas sus desgracias. Le dicen: ¿Por qué me has hecho esto? Prefiero morir a vivir. Quiero suicidarme, así no vale la pena vivir. Algunos le exigen la salud, como si fuera un derecho adquirido, y dicen: Si no tuviera hijos que cuidar... Si estuviese solo, pero tengo una familia que alimentar y tengo muchos problemas que resolver y muchos planes que realizar. Pareciera que le dicen a Dios que ellos son seres indispensables en el mundo.
Algunos gritan, diciendo: ¿Por qué? Yo soy bueno. ¿Por qué me castigas? Oh Dios, mátame si quieres, pero que no dé pena a los demás, que no haga gastar dinero a mis familiares, que no sea un cacharro inútil para los demás… Y Dios no responde, y calla y perdona y aguanta con paciencia todos los insultos e incomprensiones.
Pero Dios no se divierte ni se lo pasa en grande viéndote sufrir, como si tu dolor y tu enfermedad fueran caprichos de su entretenimiento para los ratos libres. En cambio, se siente muy contento, cuanto ve que tú te realizas a través del dolor y maduras y llegas a ser mejor y más feliz. La peor desgracia que le puede pasar a un hombre no es estar enfermo, sino ser un inútil que no sirve para "nada" y que, al morir, se sienta vacío por dentro por haber desperdiciado su vida. Pero si ama y ofrece su dolor, aunque esté en una silla de ruedas, su vida estará plena de sentido y se realizará como persona y será feliz.
Decía Nicolás Wolterstorff: "Dios es amor y nos ama. Por eso, "sufre" al ver nuestro mundo pecaminoso lleno de sufrimiento. Amar es sufrir. De ahí que podemos decir que las lágrimas de Dios son el secreto de la historia humana".
Hay una leyenda china que cuenta el caso de una pareja de ancianos, que deseaban ardientemente tener un hijo. Después de varios años de esterilidad, por fin tuvieron un hijo. El día después de su nacimiento, los visitó un ángel de Dios y les dijo que podían pedirle cualquier cosa, que Dios se la concedería. Después de mucho pensarlo, le pidieron para su hijo que nunca tuviera sufrimientos ni enfermedades en la vida. El ángel les dijo que Dios podía concedérselo, pero que lo pensaran bien, porque, en su opinión, no era lo más conveniente para él. Pero ellos insistieron tanto que, al fin, Dios se lo concedió.
Y dice la leyenda que, felizmente, estos ancianos esposos no vivieron el tiempo suficiente para ver crecer a su hijo, que llegó a ser el más grande tirano que existió en toda la comarca.
¿Por qué? Porque el sufrimiento nos lleva a Dios, que es amor. Nos hace más sensibles ante el sufrimiento de los demás y nos ayuda a madurar personalmente. El hombre que no ha sufrido, no tendrá la madurez suficiente para amar de verdad y será más duro e insensible ante el dolor de los demás. Por eso, dice un dicho antiguo: "quien no sabe de dolores, no sabe de amores".
El sufrimiento es un tesoro de Dios, un instrumento de Dios para acercarnos más a Él, si sabemos aceptarlo con amor. De otro modo, puede ser un medio de desesperación para el que no tiene fe y sólo piensa en terminar con todo cuanto antes y suicidarse.
Dice Luis Gastón de Segur que, de mil personas que hay en el infierno, probablemente novecientas noventa estarían ahora en el cielo o, al menos, en el purgatorio, si hubiesen sido ciegas, paralíticas, sordomudas o afligidas por alguna enfermedad. Y de los mil que hay en el purgatorio, probablemente estarían novecientas noventa ya en el cielo, si hubiesen tenido alguna enfermedad, que los hubiera hecho más humildes y maduros en la fe y en el amor.
Alguien ha dicho que los buenos enfermos son como las estaciones de gasolina, a donde acuden los que quieren llenar su corazón vacío de amor. Hablar con buenos enfermos ayuda a los sanos a ver la vida en otra perspectiva, porque todos, tarde o temprano, pasaremos por la enfermedad. Los buenos enfermos son bienhechores de la humanidad y ayudan como misioneros en la gran tarea de la salvación del mundo.
En 1928 Margarita Godet quería ser apóstol misionera, pero estaba inmovilizada por la enfermedad y se ofreció como enferma misionera por los seminaristas de las Misiones extranjeras de París. Así comenzó la Unión de los enfermos misioneros, que se compromete a ofrecer diariamente su dolor por las misiones.
También existe la Fraternidad cristiana de enfermos, fundada por el sacerdote Henry François en Verdún (Francia), en 1942, para enfermos, ancianos o minusválidos para fomentar la unión y fraternidad entre ellos y enseñarles a aceptar su dolor y ofrecerlo por la salvación del mundo.
sábado, 21 de enero de 2017
Parlamento de Polonia reconoce coronación de la Santísima Virgen como Reina del país
Nuestra Señora de Czestochowa Foto: George Martell - Archdiocese of Boston |
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Rosario lleva Santuario de Fátima más lejos, dice Rector del Santuario
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Gracias por Todo
Dios espera nuestra gratitud ante todo lo que nos da, y también quiere corazones agradecidos.
Por: Maleni Grider | Fuente: Catholic.net
Al que se le ha dado mucho, se le exigirá mucho; y cuanto más se le haya confiado, tanto más se le pedirá cuentas. Lucas 12:48b
La palabra gracias proviene del latín gratia, la cual deriva de gratus (agradable, agradecido). Gratia significa la honra o alabanza que se tributa a otro, para luego significar el reconocimiento de un favor.
Todos sabemos que el agradecimiento es algo indispensable en la vida, pues cada uno de nosotros hemos recibido algo de alguien. En general, todos hemos recibido muchísimos favores desde que nacimos. Las bendiciones de nuestra vida son difíciles de contar.
El hecho de ser agradecidos tiene mucho que ver con nuestra humildad o falta de ésta. Un corazón humilde recibe y luego agradece. Un corazón soberbio, por más que reciba, nunca agradecerá. Nuestra soberbia comúnmente nos hace pensar que merecemos más de lo que tenemos, y que lo que tenemos no es suficiente, o no es precisamente lo que queremos.
Pero si reflexionamos en ello, podemos hacer el siguiente planteamiento: si no valoramos lo que tenemos, ¿qué nos hace pensar que merecemos más? O ¿qué nos hace creer que si pedimos y recibimos más seremos felices, si no somos agradecidos con lo que ya tenemos?
Una persona que agradece, comúnmente recibe más y se siente feliz con lo que tiene, es decir, se siente satisfecha y en paz. Una persona que no agradece, es común que carezca de muchas cosas, así como que se sienta frustrada y ansiosa, es decir, infeliz. En otras palabras, el ser agradecidos nos lleva a la alegría, mientras que el ser malagradecidos nos conduce a la amargura.
La falta de agradecimiento está ligada a un estado de insaciedad, a la exigencia, al afán, al enojo, a un falso sentimiento de “injusticia” en el que creemos que somos mucho mejores de lo que en verdad somos.
Es aceptable querer tener más y luchar por tenerlo, pero lo que no es aceptable es no reconocer ni valorar lo que ya tenemos. Todo proviene de la fuente de abundancia que es Dios, sus favores son nuevos cada mañana, siempre hay mucho que agradecer. Sin embargo, a veces nos levantamos y nos enrolamos en la rutina de manera tan apurada y repentina que no tenemos el tiempo ni el cuidado de ver todo lo que nos rodea, toda la provisión que ya ha sido puesta delante de nosotros, mucho antes de abrir los ojos.
Si nos proponemos el ejercicio de agradecer por la mañana todo lo que nos venga a la mente, mientras nos vestimos o manejamos, encontraremos una visión nueva, una perspectiva más objetiva entre lo que tenemos y lo que nos hace falta. Esto traerá paz a nuestra alma y agradecimiento sincero a nuestro corazón. Cuando le damos las gracias al Creador, Él multiplica las bendiciones, nos otorga nuevos talentos, pues nos considera seres responsables, sencillos y capaces de multiplicar dichos talentos.
A una persona que siempre pide, pero nunca agradece, ¿para qué habría de darle más? Alguien que valora lo que tiene, así sea mucho o poco, le da el mejor uso y procura aprovecharlo al máximo, sin quejarse. La felicidad no proviene de los objetos sino de una actitud correcta del corazón.
Dios espera nuestra gratitud ante todo lo que nos da, y también quiere corazones agradecidos. Si nos dio mucho, mucho nos demandará cuando estemos en su presencia.
sábado, 14 de enero de 2017
La familia en las enseñanzas del Señor Jesucristo.
“La Familia: Una Proclamación para el Mundo”
El ser parte de una familia es una gran bendición. Tu familia te puede proporcionar compañía y felicidad, ayudarte a aprender principios correctos en un ambiente de cariño y prepararte para la vida eterna.
Las familias fuertes requieren esfuerzo. Tu familia será bendecida a medida que hagas tu parte para fortalecerla. Sé alegre, servicial y considerado o considerada con los miembros de tu familia. Muchos de los problemas que surgen en el hogar ocurren cuando los miembros de la familia hablan y actúan de manera egoísta o descortés. Procura ser pacificador(a) en lugar de fastidiar, pelear o discutir. Demuestra amor por los miembros de tu familia todos los días; comparte tu testimonio con tu familia por medio de palabras y acciones. Tu buen ejemplo puede marcar la diferencia en el fortalecimiento de tu familia.
Honra a tus padres, demostrándoles amor y respeto; obedécelos a medida que te guían con rectitud. Ayuda en casa de buen grado y participa en actividades y tradiciones familiares sanas. Únete a tu familia en la oración familiar, en el estudio de las Escrituras y en las noches de hogar. Guardar esos mandamientos fortalece y unifica a las familias. Si los integrantes de tu familia no hacen esas cosas juntos, ora y estudia las Escrituras por ti mismo(a); tu ejemplo puede alentarlos a unirse a ti.
https://www.lds.org/youth/for-the-strength-of-youth/family?lang=spa
BULLYING: BURLA, ACOSO, AGRESIÓN…
Niño abandonado en Catedral de EEUU fue bautizado y está a salvo
Catedral de St. Paul, Minnesota, Estados Unidos. Foto: Paul Gravestock |
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Sacerdote propone escuelas católicas como solución a deserción temprana de la fe en EEUU
La educación católica protege la fe de los niños y aclara las dudas frente a una supuesta contradicción entre la fe y la razón. Foto: Cardinal Newman Society. |
"Poniéndolo más contundente, el 81 por ciento de los jóvenes apóstatas son producto de las escuelas primarias públicas, mientras que el 92 por ciento provienen de secundarias públicas", afirmó.
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Educación católica en EEUU lamenta muerte de P. Michael Scanlan, impulsor de Universidad de Steubenville
P. Michael Scanlan, T.O.R. Foto: Universidad Franciscana de Steubenville |
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¿Qué es el Pecado? Parte 2
La moral no consiste en el cumplimiento mecánico de una serie de preceptos, sino en nuestra respuesta cordial a la llamada de Dios que se traduce en una actitud fundamental en el servicio de Dios.
La opción fundamental es la orientación permanente de la voluntad hacia un fin.
Esta actitud debe explicitarse en el fiel cumplimiento de los preceptos, no de modo rutinario, sino vivificado por el dinamismo que el Espíritu imprime en nuestros corazones.
La opción fundamental no consiste en liberarse del cumplimiento de determinadas normas o preceptos, sino muy al contrario, en hacer una llamada a la interiorización y profundización de la vida de cada cristiano.
La opción fundamental por Dios consiste en colocar a Dios en el centro de la vida.
»Concebirle como el Valor Supremo hacia el cual se orientan todas las tendencias, y en función del cual se jerarquizan las múltiples elecciones de cada día»14.
La opción fundamental es una decisión libre, que brota del núcleo central de la persona, una elección plena a favor o en contra de Dios, que condiciona los actos subsiguientes, y es de tal densidad que abarca la totalidad de la persona, dando sentido y orientación a su vida entera.
«Es claro que las actitudes determinan nuestro comportamiento moral de forma positiva o negativa»15.
Las actitudes son predisposiciones estables o formas habituales de pensar, sentir y actuar en consonancia con nuestros valores. Son, por tanto, consecuencia de nuestras convicciones o creencias más firmes y razonadas de que algo «vale» y da sentido y contenido a nuestra vida. Constituyen el sistema fundamental por el que orientamos y definimos nuestras relaciones y conductas con el medio en que vivimos.
Evidentemente que en el hombre tienen más valor las actitudes que los actos. Hay «actos que expresan más bien la periferia del ser y no el ser mismo del hombre.
»Los actos verdaderamente valiosos son los que proceden de actitudes conscientemente arraigadas.
»Se ve claramente que, aunque la actitud sea lo que define auténticamente al ser moral del hombre, los actos tienen también su importancia, porque, repetidos, conscientes y libres van camino de convertirse en actitud»16.
Incluso podemos decir que hay actos de tal trascendencia que, si se realizan responsablemente y sin atenuantes posibles, son el exponente de una actitud interna17.
No hace falta que el acto se repita para que sea considerado grave18. Por ejemplo: un adulterio o un crimen planeado a sangre fría, con advertencia plena de la responsabilidad que se contrae, buscando el modo de superar todas las dificultades, y sin detenerse ante las consecuencias con tal de conseguir su deseo, ¿qué duda cabe que compromete la actitud moral del hombre?
La opción fundamental puede ser radicalmente modificada por actos particulares»19.
No es sincera una opción fundamental por Dios, si después esto no se confirma con actos concretos. Los actos son la manifestación de nuestra opción20 .
Si la opción fundamental no va acompañada de actos singulares buenos, se ha de concluir que la tal opción se reduce a buenas intenciones21.
Es en las acciones particulares donde la opción fundamental de servir a Dios se puede vivir de verdad. (...) La ruptura de la opción fundamental no es sólo por apostasía»22.
Lo que sí parece cierto es que la actitud no cambia en un momento.
Los cambios vitales en el hombre son algo paulatino.
El pecado mortal que separa al hombre definitivamente de Dios es la consecuencia final de una temporada de laxitud moral23.
Por eso decimos que el pecado venial dispone para el mortal.
Algunos opinan que al final de la vida, Dios dará a todos la oportunidad de pedir perdón de sus pecados; pero esta posibilidad de la opción final no tiene ningún fundamento en la Biblia24. Por eso es rechazada por teólogos de categoría internacional como Ratzinger, Rahner, Pozo, Alfaro, Ruiz de la Peña, etc.
Hay, además otros pecados llamados pecados de omisión: «los pecados cometidos por los que no hicieron ningún mal..., más que el mal de no atreverse a hacer el bien, que estaba a su alcance»25.
Jesucristo condena al infierno a los que dejaron de hacer el bien: «Lo que con éstos no hicisteis»26. A veces hay obligación de hacer el bien, y el no hacerlo es pecado de omisión.
«Se equivocan los cristianos, que pretextando que no tenemos aquí ciudad permanente, pues buscamos la futura, consideran que pueden descuidar las tareas temporales, sin darse cuenta que la propia fe es un motivo que les obliga a un más perfecto cumplimiento de todas ellas, según la vocación personal de cada uno.
Pero no es menos grave el error de quienes, por el contrario, piensan que pueden entregarse totalmente a los asuntos temporales, como si éstos fueran ajenos del todo a la vida religiosa, pensando que ésta se reduce meramente a ciertos actos de culto y al cumplimiento de determinadas obligaciones morales.
El divorcio entre la fe y la vida diaria de muchos debe ser considerado como uno de los más graves errores de nuestra época»27.
«Hoy es muy usual en algunos ambientes hablar de pecado social.
»Pero el pecado, en sentido verdadero y propio, es siempre un acto de la persona.
»Una sociedad no es de suyo sujeto de actos morales.
»Lo cierto es que el pecado de cada uno repercute en cierta manera en los demás.
»Pero en el fondo de toda situación de pecado hallamos siempre personas pecadoras»28.
Las estructuras de pecado se deben a los pecados de los hombres.
«Todo pecado es un ultraje a Dios. (...) En un sentido propio y verdadero tan sólo son pecado los actos que de forma consciente y voluntaria van contra la ley de Dios. (...) Por eso, precisamente, el hombre es la única creatura que puede ser pecadora entre los seres que componen la creación visible»29.
Aunque es cierto que pecados personales generalizados crean un ambiente de pecado, «no se puede diluir la responsabilidad personal en culpabilidades colectivas anónimas»30
Hay que sentirse responsables de nuestros pecados que deterioran el ambiente. Hausherr, Profesor del Instituto Oriental de Roma, publicó un libro titulado Le Penthos en el que habla del influjo de algunos pecados en el medio ambiente espiritual del Cuerpo Místico de Cristo31.
http://es.catholic.net/op/articulos/7194/cat/385/que-es-el-pecado.html
sábado, 7 de enero de 2017
¿Qué es el Pecado? Parte 1
Por: P. Jorge Loring | Fuente: Pa que te Salves
El Pecado es toda acción u omisión voluntaria contra la ley de Dios, que consiste en decir, hacer, pensar o desear algo contra los mandamientos de la Ley de Dios o de la Iglesia, o faltar al cumplimiento del propio deber y a las obligaciones particulares.
«En sus juicios acerca de valores morales, el hombre no puede proceder según su personal arbitrio. En lo más profundo de su conciencia descubre el hombre la existencia de una ley que él no se dicta a sí mismo, pero a la cual debe obedecer... Tiene una ley escrita por Dios en su corazón, en cuya obediencia consiste la dignidad humana y por la cual será juzgado personalmente (2).
«El pecado es un misterio, y tiene un sentido profundamente religioso. Para conocerlo necesitamos la luz de la revelación cristiana. (...) El pecado escapa a la razón. Ni la antropología, ni la historia, ni la psicología, ni la ética, ni las ciencias sociales pueden penetrar su profundidad.3Algunos dicen que Dios no es afectado por el pecado. Efectivamente, no afecta a la naturaleza divina, que es inmutable; pero sí afecta al «Corazón del Padre» que se ve rechazado por el hijo a quien Él tanto ama4.
Si el pecado no ofendiera a Dios sería porque Dios no nos quiere. Si Dios nos ama, es lógico que le «duela» mi falta de amor. Lo mismo que le agradaría mi amor, le desagrada mi desprecio: hablo de un modo antropológico.
Pero es necesario hacerlo así, para entendernos. Si Dios se quedara insensible ante mi amor o mi desprecio, sería señal de que no me ama, que le soy indiferente.
A mí no me duele el desprecio de un desconocido; pero sí, si viene de una persona a quien amo.
No es que el hombre haga daño a Dios. Pero a Dios le «duele» mi falta de amor.
El bofetón de su niñito no le hace daño a una madre, pero sí le da pena. Ella prefiere un cariñoso besín. Es cuestión de amor.
La inmutabilidad de Dios no significa indiferencia. La inmutabilidad se refiere a la esfera ontológica, pero no a la afectiva. Dios no es un peñasco: es un corazón. El Dios del Evangelio es Padre. La Filosofía no puede cambiar la Revelación.
Es un misterio cómo el pecado del hombre puede afectar a Dios. Pero el hecho de que el pecado afecta a Dios es un dato bíblico5.
La Biblia expresa la ofensa a Dios del pecado con la imagen del adulterio6.
El pecado es ante todo ofensa a Dios7.
El pecado ofende a Dios por lo que supone de rebelión.
David, arrepentido de su pecado, exclamaba: «Contra Ti pequé, Señor»8.
«El pecado es un no deliberado dado al amor redentor de Cristo, y esta negativa lastima a Cristo»9.
Hay hechos que tienen un significado importante.
Por eso Pío XI se negó a pagar al Estado Italiano una lira al año de contribución, pues eso suponía que el Estado Vaticano no era independiente10.
«La Iglesia ha condenado la opinión de quienes sostenían que puede darse un pecado puramente filosófico, que sería una falta contra la recta razón sin ser ofensa de Dios»11.
«La Iglesia ha condenado la idea de que pueda existir un pecado meramente racional o filosófico, que no mereciera castigo de Dios»12.
El pecado está en la no aceptación de la voluntad de Dios, más que en la transgresión material de la ley.
Por eso, puede haber pecado sin transgresión material de la ley si existe el NO a Dios en la intención; mientras que puede haber transgresión de la ley sin pecado, si no se ha dado el NO a Dios voluntariamente.
El pecado no es algo que nos cae inesperadamente, como un rayo en medio del campo. El pecado se va fraguando, poco a poco, dentro de nosotros mismos13.
Las repetidas infidelidades a Dios, los apegos desordenados consentidos, el irresponsable descuido de las cautelas, van preparando la caída.
http://es.catholic.net/
Construir sobre roca
P. Rafael Ibarguren EP, Consiliario de Honor de la FMOEI
A veces solemos subestimar las certezas que tenemos porque son asuntos ya conocidos, cosas evidentes. El espíritu humano, herido por el pecado, muchas veces corre caprichosamente detrás de las novedades, mientras que lo sabido le suele resultar tedioso.Pero esto no debería ser así. De hecho, lo que uno aprende y sabe es un patrimonio precioso sobre el cual deberíamos prestar mucho más atención para sacar las eventuales consecuencias que se imponen.Un ejemplo: en la oración del Credo que recitamos en la Misa dominical, se confiesan los misterios centrales de nuestra fe.
¡Pero no por ser sabidos de memoria esos misterios son menos importantes! Son un tesoro valioso, un depósito admirable que se trata de custodiar, profesar y trasmitir.Por eso es bueno volver siempre a las cosas esenciales de la fe, para aquilatar su verdadero valor, so pena de, a fuerza de banalizar sus contenidos, ese patrimonio se marchite y se pierda.El tema eucarístico está expuesto a un tal desgaste… y precisamente por personas que asumen sus compromisos de adorar y de comulgar.Dice el Catecismo de la Iglesia Católica: “Nuestro Salvador, en la Última Cena, la noche en que fue entregado, instituyó el Sacrificio Eucarístico de su Cuerpo y Sangre, con lo cual iba a perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el Sacrificio de la Cruz y a confiar a su Esposa, la Iglesia, el Memorial de su Muerte y Resurrección: sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de caridad, banquete pascual, en el cual se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria venidera” (SC 47) (CIC, n°1323)He aquí un compendio de lo que podemos llamar una profesión de fe eucarística donde nada falta: está el origen, la substancia y la razón de ser de la Eucaristía.En efecto, se comienza ahí afirmando tres datos fundamentales: 1) la Eucaristía fue instituida por Jesús Nuestro Señor en la Última Cena, 2) ella es el sacrificio de su Cuerpo y de su Sangre que el Salvador y 3) la confió a su Iglesia para que la perpetúe (“hagan esto en memoria mía”).Luego siguen tres conceptos que suenan como una música armoniosa: “Sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de caridad”. Se trata de una expresión de San Agustín que sintetiza el pensamiento paulino sobre lo que es la Eucaristía como alimento de los miembros de la Iglesia: “Porque el pan es uno, somos un solo cuerpo, aun siendo muchos, pues todos participamos de ese único pan” (1 Co 10, 17).
Con propiedad el Papa Wojtyła, enseñó que “la Iglesia vive de la Eucaristía”. El Pan de Vida es el vínculo que une a los fieles que forman esa sociedad visible quees la Iglesia, rica en variedad de ritos, razas y culturas… pero una.La Eucaristía es el sacrificio del Calvario –sacrificio que por ser incruento no es menos real- que se desdobla en comida ritual, y que produce efectos maravillosos:“el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria venidera”. Por eso podemos decir que la Eucaristía es el sumo bien, puesto que realiza el ansia de felicidad en la que fuimos constituidos por la voluntad creadora de Dios: ella nos llena de gracia en la tierra y es semilla de gloria eterna.La enseñanza del Catecismo logra además distinguir y aunar las nociones de celebración y de comunión. Porque la Misa, que es la renovación del Sacrificio de la Cruz, produce lo que será la sustancia del banquete pascual: el Cordero inmolado hecho presente a través de su Cuerpo y de su Sangre.El numeral 1323 del Catecismo de la Iglesia Católica es una preciosidad. Pone en una feliz síntesis las principales verdades eucarísticas, esas evidencias tantas veces desestimadas.Algunos “cristianos”, contestan que se adore a las especies consagradas fuera de la Misa y de la comunión, una vez que, dicen ellos, el sacramento fue instituido para ser alimento. Argumentan también que en el sagrario, el Santísimo permanece tan solo para ser llevado a los enfermos y que no tiene sentido que sea adorado ahí. Y mucho menos expuesto en la custodia.Son graves errores que niegan la Presencia Real.Es claro que cuando las Santas especies estando en el tabernáculo se descomponen, por ejemplo por efecto de la humedad o de otros factores, la presencia de Cristo cesa. También cesa después de que hemos comulgado, al cabo de algunos minutos (¿cinco, diez?), cuando la Hostia se disuelve en nuestro organismo por los efectos de la digestión natural. En un tema central de nuestra fe y tan lleno de sutilezas como es el misterio eucarístico, quien se atiene a la Palabra de Dios y al Magisterio de la Iglesia, recibe la luz de la verdad y se beneficia de ella. Los otros, ignorantes de su fe o maniáticos de novedades, se apartan del camino e irremediablemente se alejan y se pierden.Dice el Evangelio que la casa construida sobre roca perdura, mientras que la que se levante sobre arena, sucumbe.Vivamos el año 2017 que viene cargado de incógnitas, construyendo nuestra vida espiritual sobre la roca de la Eucaristía en su triple dimensión de sacrificio, presencia y banquete, distanciándonos del paganismo reinante en la sociedad.Asunción, enero de 2017.-
La Maternidad Divina: origen de todos los privilegios marianos
Madre e Hijo: un único pensamiento
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El Señor ha transformado el barrio: La Adoración Perpetua cambia el entorno en España
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Santuario de Aparecida, Brasil, inicia las celebraciones de los 300 años del encuentro de la imagen
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