Autor : Gaudium Press
El presidente de la Conferencia de Obispos del Brasil, Mons. Geraldo Lyrio Rocha, dijo que el Santo Padre no solo reconoció los graves errores cometidos por miembros de la Iglesia, sino también pidió perdón por ellos
Brasilia (Jueves, 01-04-2010, Gaudium Press) El presidente de la Conferencia Nacional de Obispos del Brasil (CNBB), arzobispo de Mariana (MG), Mons. Geraldo Lyrio Rocha, emitió, el miércoles pasado, nota en nombre de todos los obispos brasileños en solidaridad al Papa Benedicto XVI, cuya postura en relación a los casos de pedofilia entre miembros de la Iglesia Católica viene siendo blanco de sucesivas críticas.
En su pronunciamiento, Mons. Geraldo afirma que el Pontífice, sin miedo de la verdad, "no solo reconoció los graves errores cometidos por los miembros de su Iglesia, como también pidió perdón por ellos". La prueba de esto, según el arzobispo, es la carta pastoral que el Santo Padre envió a la Iglesia de Irlanda, y que puede extenderse a todos los católicos del mundo.
Para el prelado, más que reconocer los crímenes, Benedicto XVI no temió manifestar su constreñimiento y vergüenza y en afirmar que los envueltos deben ser juzgados por los tribunales de justicia. Según el prelado, el Pontífice no faltó tampoco en mostrar a todos el horizonte de la misericordia divina, la única capaz de ayudar a la persona humana a superar traumas y fracasos.
De acuerdo con el presidente de la CNBB, el Santo Padre, como no podría dejar de ser, se dirigió a las víctimas de tales actos, afirmándose consciente del mal irreparable que se les infringió. Para Mons. Geraldo, la postura de Benedicto XVI delante de estos actos objetivamente graves sirve de ejemplo, pues "estamos seguros de que -como hizo el Papa- ellos deben ser enfrentados con absoluta firmeza y coraje", dijo.
Entretanto, según el arzobispo, a pesar de esta posición corajuda delante de lo ocurrido, el Pontífice no dejó de ser criticado y acusado por la prensa, siendo junto con la Iglesia Católica blanco de lo que llamó de campaña difamatoria. Con todo, según Mons. Geraldo, un análisis objetivo de los hechos y testimonios de los propios envueltos en los escándalos revela la fragilidad de estas acusaciones contra el Papa.
En su pronunciamiento, Mons. Geraldo afirma que el Pontífice, sin miedo de la verdad, "no solo reconoció los graves errores cometidos por los miembros de su Iglesia, como también pidió perdón por ellos". La prueba de esto, según el arzobispo, es la carta pastoral que el Santo Padre envió a la Iglesia de Irlanda, y que puede extenderse a todos los católicos del mundo.
Para el prelado, más que reconocer los crímenes, Benedicto XVI no temió manifestar su constreñimiento y vergüenza y en afirmar que los envueltos deben ser juzgados por los tribunales de justicia. Según el prelado, el Pontífice no faltó tampoco en mostrar a todos el horizonte de la misericordia divina, la única capaz de ayudar a la persona humana a superar traumas y fracasos.
De acuerdo con el presidente de la CNBB, el Santo Padre, como no podría dejar de ser, se dirigió a las víctimas de tales actos, afirmándose consciente del mal irreparable que se les infringió. Para Mons. Geraldo, la postura de Benedicto XVI delante de estos actos objetivamente graves sirve de ejemplo, pues "estamos seguros de que -como hizo el Papa- ellos deben ser enfrentados con absoluta firmeza y coraje", dijo.
Entretanto, según el arzobispo, a pesar de esta posición corajuda delante de lo ocurrido, el Pontífice no dejó de ser criticado y acusado por la prensa, siendo junto con la Iglesia Católica blanco de lo que llamó de campaña difamatoria. Con todo, según Mons. Geraldo, un análisis objetivo de los hechos y testimonios de los propios envueltos en los escándalos revela la fragilidad de estas acusaciones contra el Papa.
Una injusta generalización
El arzobispo habló también, en su nota, sobre el proceso de generalización que se hace, como si todos los sacerdotes de la Iglesia Católica fuesen culpables. Citando las palabras del cardenal Mons. Cláudio Hummes en el 12º Encuentro Nacional de Presbíteros, dijo que de hecho la inmensa mayoría de los sacerdotes no está envuelta en esta "problemática gravemente condenable". "(...) Son hombres de Dios, dignos, honestos e incansables en la donación de todas sus energías al ministerio, a la evangelización en favor del pueblo (...)".
Mons. Geraldo además reiteró su apoyo al Santo Padre, diciendo que en el momento en que la Iglesia Católica y el Papa sufren duros e injustos ataques, la CNBB no puede dejar de manifestar su profunda unión con los dos.
Al concluir, el prelado recordó la Pascua, celebrada esta semana, que lo lleva a afirmar con el apóstol Pablo: "Somos afligidos de todos lados, pero no vencidos por la angustia; puestos en apuros, pero no desesperanzados; perseguidos, pero no desamparados; derrumbados, pero no aniquilados. Por último, sentenció: "Nuestra fe nos garantiza la seguridad de la victoria de la luz sobre las tinieblas; del bien sobre el mal; de la vida sobre la muerte".
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