lunes, 5 de abril de 2010

"Los sacerdotes deben ser símbolo de misericordia, paz y justicia de Dios", afirma el Papa

Publicado 2010/04/05
Autor : Gaudium Press

La afirmación de Benedicto XVI fue hecha en la Misa de los Santos Óleos, en la Basílica de San Pedro, oficiada en la mañana del Jueves Santo

Ciudad del Vaticano (Lunes, 05-04-2010, Gaudium Press) En la mañana del Jueves Santo, el Papa Benedicto XVI presidió en la Basílica de San Pedro la tradicional Misa Crismal por la Semana Santa, donde son renovados los votos sacerdotales del clero y se bendicen los óleos que serán usados en los sacramentos del Bautismo, Crisma y Unción de los Enfermos. En su homilía, abordó la importancia del sacerdocio y afirmó que el mundo necesita "de la alegría que emana de la verdad".
La misa fue celebrada con el clero diocesano, en una ceremonia solemne en presencia numerosa de sacerdotes y fieles de todas partes del mundo. En la ocasión, el Papa pidió a los cristianos, y también a los sacerdotes, que sean "señales de misericordia, paz, justicia de Dios en el mundo".
Reflexionando sobre el significado de los sacramentos en la vida cristiana, el Papa se refirió a los cuatro elementos de la creación "con los cuales fue construido el universo de los sacramentos": el agua, el pan de trigo, el vino y el aceite.
Concentrándose en el aceite, explicó: "El aceite de oliva tiene un significado amplio. Es alimento, es remedio, da belleza, prepara para la lucha y proporciona vigor" afirmó el Papa, agregando que en "nuestra vida no debería faltar nunca el aceite de la misericordia". Un ramo de olivo, para los primeros cristianos, era considerado un símbolo de paz.
Benedicto XVI resaltó, además, que los cristianos son "personas de paz, personas que reconocen y viven el misterio de la Cruz como el misterio de la reconciliación". Son llamados a decir "no" a la violencia, la falsedad y la injusticia, dando como ejemplo moderno de esta última, el aborto.
El Sumo Pontífice hizo, igualmente, hizo un llamado especial a los sacerdotes para que se opongan a la violencia, y confíen en el poder mayor del amor. También, les recordó que deben desear y buscar la alegría de la propia fe, aquella alegría que es "fruto del amor". "El óleo del júbilo" es símbolo del Espíritu Santo, "el don del Amor que nos vuelve felices por existir, amados por Dios y que trae la verdad a la vida", afirmó.
El "júbilo es diferente de la diversión o la alegría exterior que la sociedad moderna desea", observó también el Papa. "La diversión, de forma correcta, es ciertamente una cosa buena y agradable, pero no lo es todo". Según él, frecuentemente es como "una máscara atrás de la cual se esconde el desespero o por lo menos la duda sobre si la vida es verdaderamente buena, o si no sería mejor no existir". Diferentemente, la alegría que viene de Cristo "nos trae contentamiento", aún coexistiendo con el sufrimiento.
En la tarde del jueves, con la Santa Misa de la Cena del Señor, celebrada en la Basílica de San Juan de Letrán, se dio inicio al Triduo Pascual, donde son celebradas la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. El Viernes Santo, el Santo Padre presidió la Celebración de la Pasión del Señor y, el sábado en la noche, la Vigilia Pascual.
Ayer, Benedicto XVI se encontró con los peregrinos en la Misa de Pascua y en la tradicional bendición "Urbi et Orbi", conferida solamente en tres ocasiones: como primera bendición de un nuevo pontífice, el día de Navidad y en la Pascua. Benedicto XVI, después de las celebraciones de la Semana Santa, estará por algunos días a su residencia de verano en Castel Gandolfo, donde permanecerá hasta el 13 de abril. Allí recitará el Ángelus 2 veces; hoy y el domingo 11 de abril.

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