lunes, 5 de abril de 2010

"El medicamento es Cristo, árbol de la Vida", explicó el Papa Benedicto XVI en la ceremonia de la Vigilia Pascual


Publicado 2010/04/05
Autor : Gaudium Press

En la celebración de la Vigilia Pascual, gran momento de reflexión por la Resurrección de Cristo, realizada en la noche de este sábado, el Papa afirmó que los medicamentos no deberían llevar apenas a un prolongamiento de la vida y sí a la transformación

Ciudad del Vaticano (Domingo, 04-04-2010, Gaudium Press) El Papa Benedicto XVI presidió en la noche de este sábado en la Basílica de San Pedro, la Misa de la Vigilia Pascual, ceremonia que precede a las celebraciones del Domingo de Pascua y finaliza el período del Triduo Pascual (Jueves, Viernes y Sábado Santos). En la homilía, el Santo Padre discurrió sobre la muerte y lo que afirmó ser un intento desenfrenado y frustrado del hombre de intentar detenerla, según informa la Radio Vaticana.
Al inicio de su mensaje, el Pontífice citó una antigua leyenda contenida en el libro "La vida de Adán y Eva". En la historia, Adán, afectado por una enfermedad, envía a su Hijo Set junto con Eva a la región del Paraíso en busca del óleo de la misericordia para salvarlo. Allá, el ángel Miguel no entrega el óleo a Set, alegando que después de 5.500 años, el amoroso Rey Cristo, hijo de Dios, vendría a la Tierra y ungiría a todos los que creyesen en Él con el óleo de la misericordia.
Después de relatar la pequeña leyenda, el Pontífice hace una alusión al día de hoy y al intento de la ciencia de engañar a la muerte. "Además de extinguir la muerte, la ciencia médica actual busca eliminar el mayor número posible de sus causas, postergarla siempre, buscar una vida siempre mejor y larga. Esto es positivo, pero es necesario reflexionar, pues caso la muerte fuese indefinidamente postergada, la humanidad envejecería de forma extraordinaria y no sobraría lugar para la juventud", dice.
Conforme Benedicto XVI, los medicamentos contra la muerte deberían ser diferentes; no apenas llevar a un prolongamiento de la vida y, sí, a una transformación completa, creando en nosotros una "nueva vida". Según el Pontífice, este medicamento es Cristo, árbol de la vida, el cual debe ser absorbido por los cristianos después de la renuncia a la verdadera vestimenta de la muerte que son los pecados.
Al final de la celebración, como de costumbre, el Santo Padre administró los sacramentos del Bautismo, la Primera Comunión y la Confirmación a seis catecúmenos preparados por el Vicariato de Roma: dos hombres; uno de Japón, otro de Rusia; y cuatro mujeres: dos de Albania; una de Somalia y otra de Sudán. El Papa además realizó en la ceremonia, que incluyó una Liturgia de la Palabra y una Liturgia Eucarística, la bendición del fuego nuevo en el atrio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario