En el Evangelio de hoy meditamos un largo texto sobre la expulsión de un demonio que se llamaba Legión y que oprimía y maltrataba a una persona. Hoy, hay mucha gente que se sirve de estos textos del evangelio sobre la expulsión de los demonios, para dar miedo a la gente. ¡Es una lástima! Marcos hace lo contrario. Como veremos, Marcos asocia la acción del poder del mal a cuatro cosas: a) al cementerio, o lugar de los muertos. ¡La muerte que mata la vida! b) Al puerco, que era considerado un animal impuro. ¡La impureza que separa de Dios! c) al mar, que era visto como símbolo del caos de antes de la creación. El caos que destruye la naturaleza. d) A la palabra Legión, nombre de los ejércitos del imperio romano. El imperio que oprime y explora a la gente. Y ahora Jesús vence el poder del mal en estos cuatro puntos. La victoria de Jesús tiene un enorme alcance para las comunidades de los años setenta, época en la que Marcos escribe su evangelio. ¡Las comunidades vivían perseguidas por las legiones romanas, cuya ideología manipulaba las creencias populares relativas a los demonios para dar miedo a la gente y conseguir la sumisión! Los versos iniciales describen la situación de la gente antes de la llegada de Jesús. Marcos describe el comportamiento del endemoniado, y asocia el poder del mal al cementerio y a la muerte. Es un poder sin rumbo, amenazador, descontrolado y destructor, que da miedo a todos. Priva a la persona de conciencia, de autocontrol y de autonomía. Alertada la gente por los porqueros que se ocupaban de los puercos, la gente del lugar acudió y vio al hombre libre del poder del mal “en su sano juicio”. ¡Pero entraron en los puercos! Por esto piden a Jesús que se aleje. Para ellos, los puercos son más importantes que el ser humano que acababa de recobrar su sano juicio. Lo mismo ocurre hoy. El hombre liberado quiere “seguir a Jesús”, pero Jesús le dice: “Vete a tu casa, con los tuyos, y cuéntales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido compasión de ti.” Esta frase de Jesús, Marcos la dirige a las comunidades y a todos nosotros. Para la mayoría de nosotros “seguir a Jesús” significa: “¡Ve a tu casa y anuncia a los tuyos lo que el Señor te hizo!” El hombre curado quiere seguir a Jesús. Pero tiene que quedarse en casa y contar a todo el mundo lo que Jesús le hizo. ¿Cuentas a los demás lo que el Señor hizo y hace por ti?
Comentarios realizados por: José Valiente Lendrino (Viceconsiliario Nacional de Cursillos en España)
domingo, 31 de enero de 2010
Comentario del Evangelio
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