El texto evangélico destaca la solidaridad y la fe de cuatro amigos de un paralítico que a toda costa buscan estar cerca de Jesús, pues si él lo ve, lo curará. Aquí se cumple el dicho que la fe mueve montañas y ¡tejados! Nada es imposible para el que cree: “Viendo Jesús la fe que tenían”, dice el texto. La generosidad de estos amigos logra la salud y el perdón para el enfermo: nada de miedo al ridículo, al qué dirán. Es como si le dijeran al enfermo: ¿Quieres sanar? Ahí está la fuente de la vida, Jesús, vamos a acercarnos a él sin miedo. ¿Por qué antes de sanar al paralítico Jesús le perdona los pecados? La razón es sencilla: de nada sirve tener el cuerpo sano, pero el corazón paralizado por la codicia y el egoísmo. Jesús quiere empezar por dentro: para caminar bien el paralítico necesita primero un corazón perdonado. El perdón y la curación física revelan el poder divino de Jesús. Ambas acciones demuestran que la salvación es completa cuando cuerpo y alma se llenan de vida. “Levántate” significa iniciar una vida nueva alejada de toda maldad. La camilla que se lleva a casa a la vista de todos le recordará los males que tuvo que soportar. Volver a casa significa el apoyo y la fuerza que debe brindar con su testimonio a su familia, a su comunidad. Hoy al meditar esta acción sanadora de Jesús se nos invita a no olvidar las acciones de Dios en favor de sus hijos y confiar sin desfallecer en su bondad. Soy evangelizador. Será bueno en mirarme como en un espejo en lo que Jesús hace cuando los amigos del paralitico SUPERAR EL MIEDO AL RIDÍCULO.
Comentarios realizados por: José Valiente Lendrino (Viceconsiliario Nacional de Cursillos en España)
jueves, 14 de enero de 2010
Comentario del Evangelio
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