domingo, 17 de enero de 2010

"Los sacerdotes también son llamados a una auténtica conversión", exhorta predicador pontificio

Publicado 2010/03/26
Autor: Gaudium Press
Sección: Europa

Ciudad del Vaticano (Viernes, 26-03-2010, Gaudium Press) La "necesidad de una purificación dentro de la Iglesia, a partir de su clero, con una auténtica conversión del clero, diáconos, sacerdotes y obispos" fue la materia del último sermón de la Cuaresma del Padre Raniero Cantalamessa, proferido hoy por la mañana en el Vaticano en la capilla "Redemptoris Mater", en presencia del Santo Padre y la familia pontificia.
"Creo interpretar la preocupación más veces expresada en el pasado por el Santo Padre y que motivó, por lo menos en parte, la proclamación de este Año Sacerdotal, dedicando esta última meditación a la necesidad de una purificación dentro de la Iglesia, a partir de su clero" - explicó el predicador de la Casa Pontificia sobre el tema "Si vuelves a mí..." de la intervención que finalizó los sermones de la Cuaresma.
Según el fraile, el apelo que se hace a la conversión vale también para los sacerdotes y "tiene el aspecto de un retorno al primitivo fervor y amor por Cristo", en una clara referencia al lema del Año Sacerdotal "Fidelidad de Cristo, fidelidad del sacerdote".
El Padre Cantalamessa explicó el significado doble de la palabra "fidelidad". "El primero es aquel de constancia y perseverancia; el segundo, de lealtad, honestidad".
De acuerdo con lo predicado, la "traición de la confianza de Cristo y de la Iglesia, la vida dupla, el fracaso en los deberes del propio estado, principalmente en lo que dice respecto al celibato y a la castidad" son cosas que se oponen a la fidelidad y traen las más dolorosas experiencias para la Iglesia. Los orígenes de los "escándalos ocasionales" por parte de padres están, según Fray Cantalamessa, en la "debilidad de una parte del clero, en la falta de cuidado y la inercia apostólica".
"Cristo sufre más que nosotros por la humillación de sus sacerdotes y por la aflicción de su Iglesia", dijo en la conclusión de su sermón. "Si hay humildad, la Iglesia saldrá más resplandeciente que nunca de esta guerra", sentenció al final.

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