miércoles, 2 de junio de 2010

"La Iglesia, por su naturaleza misionera, es llamada a anunciar el Evangelio en todas partes", declaró el Papa

Publicado 2010/06/01
Autor: Gaudium Press
Sección: Europa

Ciudad del Vaticano (Martes, 01-06-2010,Gaudium Press) En la noche de ayer, el Papa Benedicto XVI se reunió con fieles y peregrinos alrededor de la Gruta de Lourdes, en los jardines del Vaticano, para celebrar el cierre del mes de mayo, dedicado a la Virgen María. En la ocasión, el Pontífice exaltó la inclinación misionera de la Iglesia Católica, que es llamada a anunciar el Evangelio en todas partes, y a transmitir siempre la fe a cada hombre y mujer, en cualquier cultura.

El Santo Padre destacó la función misionera de la Iglesia a través del pasaje bíblico extraído del Evangelio de Lucas en el que María, Madre de Dios, visita a su prima Isabel, embarazada. María, conciente que Isabel, de más edad que ella, puede necesitar de cuidados, permanece con su prima hasta la hora del parto. Según Benedicto XVI, María fue hasta Isabel, justamente, para ofrecerle afectuosa proximidad, ayuda concreta, para hacer los servicios cotidianos que la prima necesitaba en aquel momento.

En este sentido, destacó el Papa, Isabel es el ejemplo fundamental, el símbolo de las personas ancianas y enfermas, de todos aquellos que necesitan de ayuda y el amor. Y María, a su vez, es participante de un auténtico viaje misionero. De esta forma, según Benedicto XVI, podemos reconocer en esta visita, "el ejemplo más límpido, y el significado más verdadero de nuestro camino como fieles y del camino de la propia Iglesia", exclamó.

Con todo, continuó el Santo Padre, la actividad misionera de María no se agota en la caridad práctica. María va más allá al presentar a Jesús a la prima, la cual siente a su hijo moverse en el vientre cuando entabla contacto con María. Para Benedicto XVI, tal escena representa el sostén y el ápice de la misión evangelizadora. "Es el significado más verdadero y el objetivo más genuino de todo recorrido misionero: donar a los hombres el Evangelio vivo y personal, que es el propio Señor Jesús", dijo.

Sobre Jesús, el Pontífice declaró también que es el verdadero y único tesoro que tenemos y debemos dar a la humanidad. "Es de Él que los hombres y mujeres de nuestro tiempo sienten necesidad, aún cuando parecen ignorarlo o rechazarlo. Es de Él que la sociedad en que vivimos precisa", expresó.

Finalizando su discurso, el Papa resaltó a los fieles que la responsabilidad de predicar el Evangelio de Cristo debe ser vivido con alegría y empeño, a fin de que en nuestra civilización reine la verdad, la libertad y el amor, "pilares fundamentales e insubstituibles de una verdadera convivencia ordenada y pacífica".

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