La Misa de conclusión del Sínodo fue concelebrada por todos los Padres sinodales en la Basílica Vaticana / foto: Salt+Light |
Ciudad del Vaticano (Lunes, 29-10-2012, Gaudium Press) "Mendigos del sentido de la existencia", así se refirió ayer el Papa Benedicto XVI a los hombres que hoy han perdido la fe, durante la homilía de la Misa de conclusión del Sínodo de los Obispos sobre Nueva Evangelización. En la ocasión el Santo Padre comparó a Bartimeo, el ciego mendigo del Evangelio, señalando que los hombres de hoy "perdieron una gran riqueza" de la fe y "«decayeron» en otra dignidad - no aquella económica o de poder terreno, sino aquella cristiana".
El Santo Padre, ofreciendo su conclusión del Sínodo también afirmó las tres líneas pastorales necesarias como puntos de partida en la nueva evangelización: los sacramentos de la iniciación cristiana; la misión ‘ad gentes' y el acompañamiento de las personas bautizadas que "no viven las exigencias del Bautismo".
Para explicar la situación de las personas de hoy el Papa usó la imagen del ciego mendigo del Evangelio del pasado domingo. "Representa al hombre que tiene necesidad de la luz de Dios -la luz de la fe- para conocer verdaderamente la realidad y caminar por la estrada de la vida. Condición esencial es reconocerse ciego, necesitado de ésta luz; caso contrario, se permanece ciego para siempre (cf. Jn 9, 39-41)".
"En el encuentro con Cristo, -continuó el Santo Padre- vivido con fe, Bartimeo readquiere la luz que había perdido y, con ella, la plenitud de su propia dignidad: se pone de pie y retoma el camino, que desde entonces tiene un guía, Jesús, y una estrada, la misma que Jesús recorre. El evangelista no nos dice nada más sobre Bartimeo, pero en él nos muestra quién es el discípulo: aquel que, con la luz de la fe, sigue a Jesús «por el camino» (v. 52)".
Su condición fue descrita por San Agustín como alguien que decayó de una condición de "gran prosperidad". Sobre esta breve observación, el Papa comentó que la figura de Bartimeo "nos invita a reflexionar sobre el hecho de que hay riquezas preciosas en nuestra vida que podemos perder y que no son materiales".
Después de tres semanas de trabajos llegó a su final la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. Los 262 Padres sinodales, representando a la Iglesia de todo el mundo discutieron la situación de la fe de hoy y cómo responder a los nuevos desafíos. La Misa de conclusión fue concelebrada por todos los Padres sinodales en la Basílica Vaticana.
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