Ottawa (Lunes, 14-05-2012, Gaudium Press) El pasado 10 de mayo, las calles de Ottawa y la Colina del Parlamento fueron el centro de la atención de Canadá debido a la celebración de la Marcha por la Vida. En este evento más de 19500 personas pidieron reabrir el debate sobre el aborto en esa nación, que solamente reconoce legalmente como seres humanos a los niños cuando ya han nacido. Por este motivo el aborto es legal bajo cualquier circunstancia y, además, es totalmente financiado por el Estado. La mayor parte de los asistentes, cuya cifra fue la más alta en los 15 años de su realización, fueron menores de 30 años, afirmaron los organizadores.
La masiva asistencia a la Marcha por la Vida comprobó que el debate sobre el aborto dista mucho de estar concluido en Canadá |
La manifestación recorrió las calles de la ciudad después del encuentro en la Colina del parlamento. |
"La definición de ser humano en Canadá, de hace 400 años, es deshonesta", manifestó Woodworth durante el evento. También añadió que los derechos humanos son inalienables y no una concesión del estado que un parlamento pueda cancelar en algún momento.
Los Obispos se hicieron presentes
Durante la Marcha y en los diferentes eventos realizados en torno a ella, los Obispos católicos participaron activamente. Frente al Parlamento se dieron cita el recientemente creado Cardenal Thomas Collins, Arzobispo de Toronto; Mons. Terrence Prendergast, Arzobispo de Ottawa; Mons.
Gerald Lacroix, Arzobispo de Quebec y primado de Canadá y los Obispos Noel Simard, de Valleyfield y Nicola De Angelis, de Peterborough.
Al dirigirse a los presentes en la plaza, el Cardenal Collins hizo un llamado a llevar a cabo la discusión pública sobre el derecho a la vida inspirados en "el amor, la claridad y la caridad". Mons Simard, también presidente de la Organización Católica para la Vida y la Familia, reafirmó que estas dos realidades están indisolublemente unidas y defender la vida es también defender la familia. "Vida y familia van juntas", afirmó.
Mons. Terrence Prendergast, Arzobispo de Ottawa. |
Nuestras decisiones tienen un impacto más allá de los límites de nuestros cuerpos, de nosotros mismos", afirmó, en clara alusión al lema "Mi cuerpo, mi decisión" de los promotores del aborto.
"La verdadera medida de la persona no es el grado de nuestra autonomía", explicó: "la verdadera medida es nuestro servicio, en amor a Dios, a las necesidades de nuestro prójimo (...) ¿Quién es nuestro prójimo?" preguntó el Arzobispo, "el pobre, el marginado, el sufriente, el indefenso, y sí, incluso aquellos que están invisibles dentro del vientre".
Mons. Predergast concluyó reafirmando las razones que impulsan a los católicos a no permanecer indiferentes: "Entendemos que debemos luchar contra la falsa idea de que el aborto sea una decisión meramente personal y privada. La verdad es que el aborto hiere a todos, al niño que se desarrolla en el vientre, a la madre, al padre, al resto de la familia, e incluso a nuestra cultura aquí en Canadá".
Gaudium Press / Miguel Farías
Con información de Salt+Light, CNS y LifeSiteNews
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