Ciudad del Vaticano (Lunes, 05-03-2012, Gaudium Press) En el domingo de la Transfiguración de Cristo en el Monte Tabor, el Santo Padre, durante el tradicional encuentro con los fieles para el Ángelus dominical, habló sobre la "luz gloriosa de Dios" de la cual precisamos para "superar las pruebas de la vida". Hoy Benedicto XVI retomó sus compromisos pastorales con una visita pastoral a una parroquia romana, la de San Juan Bautista de La Salle, al sur de la ciudad, después de una semana de ejercicios espirituales.
La Transfiguración de Cristo "nos propone subir junto a Él al "monte" de la oración, para contemplar sobre su rostro humano la luz gloriosa de Dios". En la presentación del sentido del pasaje del Evangelio del segundo domingo de Cuaresma, el Papa recordó la necesidad de la luz divina para iluminar nuestra vida. El acontecimiento en el monte nos muestra que Jesús es esta luz interior de Dios para nosotros. Así como para los discípulos fue la "luz interior capaz de protegerlos de los asaltos de la oscuridad", continúa siendo "la luz que no se apaga jamás".
Para nosotros hoy, es "una invitación" al "esplendor de la gloria divina, que Jesús nos ha traído y hacia la cual hemos de caminar, siguiendo sus palabras y su ejemplo", continuó el Santo Padre su pensamiento en el saludo en español.
miércoles, 7 de marzo de 2012
Incluso en la noche más oscura, Jesús es la luz que jamás se apaga, dijo el Papa en el Ángelus
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