viernes, 28 de enero de 2011

Papa pone a Juana de Arco como ejemplo para los políticos modernos en situaciones difíciles

Publicado 2011/01/26
Autor : Gaudium Press

Falta de caridad y de humildad substrae de los teólogos la capacidad de ver la santidad en una persona, observó Benedicto XVI al hablar de Santa Juana de Arco

Ciudad del Vaticano (Miércoles, 26-01-2011, Gaudium Press) Santa Juana de Arco es un "bello ejemplo de santidad para los laicos comprometidos en la vida política, principalmente en las situaciones más difíciles", dijo el Papa en la audiencia general de hoy, dedicada a la figura de la santa francesa del siglo XV. Este miércoles, en la Sala Pablo VI del Vaticano, estuvieron presentes 3 mil participantes para ver y escuchar al Santo Padre.

Según Benedicto XVI, la vida de Santa Juana de Arco es una invitación para una medida alta de la vida cristiana. Vivió en tiempos difíciles y dramáticos para la Iglesia, y de la gran cisión de Occidente. Ella nació en 1412, cuando había un Papa y dos 'anti-Papas', y en medio de la Guerra de los Cien Años entre Francia e Inglaterra. El Pontífice explicó que la francesa es un ejemplo político actual porque, desde joven, la santa demostró una gran caridad y compasión por los más pobres, los enfermos y todos los sufridores.

El fenómeno de Juana de Arco es la "ligación entre experiencia mística y misión política", uno de los aspectos de su santidad, dijo. Antes de la actividad pública pasó un período de vida de reflexión y de madurez interior. Para Benedicto XVI, ella y Catalina de Siena son modelos de "dos jóvenes mujeres del pueblo, laicas y consagradas en la virginidad; dos místicas empeñadas, no en el claustro, sino en medio de las realidades más dramáticas de la Iglesia y del mundo de su tiempo".

La condena a muerte, vivida por la santa francesa con heroísmo, en un juzgamiento guiado por teólogos "a los cuales faltaron la caridad y la humildad de ver en esta joven la acción de Dios", jueces "incapaces de ver su santidad y de ver la belleza de su vida", dijo el Pontífice, que resaltó: "Juana de Arco murió a los diecinueve años, pronunciando en voz alta el nombre de Jesús, centro de toda su vida".

Al final de la audiencia el Papa saludó a los presentes en varias lenguas, como lo hace habitualmente, entre ellas portugués y español, y en seguida se encontró con los fieles en la Sala Nervi.

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