Redacción (Miércoles, 11-01-2012, Gaudium Press) La Génesis de la humanidad, según la Biblia, iniciase con la creación del mundo, culminando con la creación del hombre. Al salir de las manos del Creador, la Tierra era eminentemente bella. El agrado de Dios se manifiesta a cada cosa creada, concluyéndolas con una exclamación de apreciación: ¡"Y Dios vio que el que había hecho era mucho bueno!" (Gén. 1,31).
El contento delante de las obras de sus manos es expresado por la perfección y belleza de las cosas que creara. Todo era muy bello, sin mácula, sin defectos. Deleite para los sentidos de aquello que trajera a la Tierra una copia del cielo. Lo bello es comprendido como siendo una similitud de la perfección en la obra de Dios.
Las interpretaciones teológicas dan cuenta de que Dios se preocupó con la belleza y la variedad de su creación. Por consiguiente, transmitió a sus criaturas racionales el don de la apreciación de lo bello. Esta apreciación se dio en el exacto instante en que el hombre salló de las manos del Creador y pasó a contemplar las bellezas del jardín del Edén.
Adán, el primer hombre, salló de las manos de su Creador perfecto en organización y belleza de forma. Fue él la obra que coronó la creación, pues era hecho a imagen de Dios.
Adán y Eva, conforme el relato histórico cristiano, eran nobles en estatura y perfectos en simetría y belleza. Estaban sin pecado y en perfecta salud. Los órganos y facultades de su ser se encontraban desarrollados, harmoniosamente equilibrados.
Fue el deseo inmoderado que trajo como resultado la pérdida del Edén. Eva, distanciada de su esposo, pasea por el jardín, admirando las bellezas en la creación de Dios, tardó en considerar la restricción impuesta por Dios en lo tocante al árbol del conocimiento.
En el paraíso todo era bello
Curiosa, aproxima del árbol prohibido, deseosa en saber como la muerte podía esconderse en el fruto de tan hermoso árbol. Se sorprende al escuchar una serpiente dirigirle la palabra. Con voz musical, palabras suaves y melodiosas, Satanás dirígele a la maravillada Eva. La serpiente exáltale la belleza y excesivo encanto, lo que agradó a Eva. Ella siéntese encantada, lisonjeada. Toma del fruto y come. Tan pronto desobedeció, Eva se tornó un poderoso medio para ocasionar la caida del esposo.
De esta forma, se puede concluir que de acuerdo con la Biblia, desde los primeros días en que el universo fue creado, Dios al contemplar las obras de sus manos vio que todo era bueno y al mismo tiempo vio también que todo era bello y estaban conformes a su Voluntad. Eran buenas y igualmente bellas, pues buenas se dicen de las cosas que son apetecibles y bellas de los apetecibles que son agradables.
Las creaturas eran, por tanto, a los "ojos de Dios", más allá de buenas, efectivamente, bellas. Las creyó llenas de belleza para revelar a nosotros su gloria y hacernos participar de su felicidad. San Agustín citado por el catecismo de la Iglesia católica (CIC, 32) dice que:
Interroga a la belleza de la tierra, interroga a la belleza Del mar, interroga a la belleza de aire que se dilata y se funde, interroga a la belleza del cielo... interroga a todas las realidades. Todas ellas te responden: míranos, somos bellas. Su belleza es un himno de alabanza (confessio). Estas bellezas sujetas a los cambios, quien las hizo si no lo Bello no sujeto a los cambios. (Serm. 241, 2: PL 38, 1134)
Todas las cosas naturales, vivientes o no vivientes, están repletas de belleza. Tal abundancia de belleza presentada de tantas formas y en tantos niveles, nunca podría venir a ser una causalidad. De esta forma, la belleza encontrada en la naturaleza procede de un motivo que no está vinculado solamente a la necesidad y tiene una razón de existir.
Por lo tanto, existe Alguien responsable por la belleza natural de las cosas. Tales de Mileto, el primero de los filósofos griegos dice: "De todas las cosas que son... la más bella es el universo, pues es obra de Dios".
Por esto, de acuerdo con la doctrina Bíblica, cuando el poeta describe una orquídea o cuando el filosofo demuestra un raciocinio, son estos los grados de la escalera que lleva hasta la más alta y excelsa belleza, el Creador.
Cumple también recordar que en el Nuevo testamento, el termino Kalos (Hermoso, bello) aparece 99 veces y el termino agathós o bueno casi con la misma frecuencia. (In Diogenes Laertius, 1925). Se ha traducido y se traduce Kalos por bueno, lo cual no es exacto. Es importante retener que Jesús Cristo haya utilizado tantas veces el concepto de belleza o hermosura. Con esto invita al hombre a hacer obras hermosas y a realizar la belleza en su vida.
Por Inácio Almeida
jueves, 19 de enero de 2012
La Belleza en el Relato Bíblico
Etiquetas: heraldos del evangelio, uruguaay, uruguauy, uruguay, uruuguay
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