domingo, 14 de marzo de 2010

Millares de sacerdotes "tiñen" Plaza de San Pedro de blanco en histórica ceremonia de conclusión del Año Sacerdotal

Publicado 2010/06/11
Autor : Gaudium Press

La Plaza de San Pedro recibió la mayor concelebración en la historia de la Iglesia, con más de 15 mil sacerdotes oriundos de todo el mundo. En la homilía de la misa de conclusión del Año Sacerdotal, el Pontífice pidió perdón por los pecados del clero

Ciudad del Vaticano (Viernes, 11-06-2010, Gaudium Press) "El sacerdocio no es un oficio", sino un sacramento, declaró el Papa Benedicto XVI a los 15 mil sacerdotes presentes en la Plaza San Pedro, por la misa de conclusión del Año Sacerdotal -celebrada esta mañana-, que ha sido considerada la mayor concelebración en la historia de la Iglesia Católica. Fue una ceremonia grandiosa, con un impresionante número de sacerdotes en júbilo por su vocación ministerial, un mar blanco cubriendo la Plaza Petrina en el día del Sagrado Corazón de Jesús.

Al inicio de la homilía de la ceremonia, el Papa abordó los temas dolorosos para la Iglesia, como son los casos de abuso cometidos por algunos padres católicos, y declaró "insistentemente pedir perdón a Dios y las personas involucradas".

A pesar que el tema de los abusos han dominado las noticias sobre la Iglesia en los últimos meses, la celebración fue visiblemente un acto de fiesta de la fe, el sacerdocio en su fiel y jubiloso valor, lo que se demuestra con la emoción de los miles de sacerdotes presentes.

"Si el Año Sacerdotal hubiese sido una glorificación de nuestro ofrecimiento personal humano, habría sido destruido por estos acontecimientos", observó el Papa. "Pero lo que ocurrió fue precisamente lo opuesto: nosotros crecimos en gratitud por el don de Dios (...) Justamente en este año de alegría por el sacramento del sacerdocio, vinieron a la luz los pecados de los sacerdotes, principalmente el abuso a los niños, "El "enemigo" de la Iglesia, que es el pecado. Delante de todos los presentes el Pontífice pidió "insistentemente perdón a Dios y las personas involucradas", y prometió "hacer todo lo posible para que tal abuso no suceda nunca más".

Benedicto XVI garantizó que la Iglesia invertirá, y estará más atenta, en la formación de los seminaristas, para "evaluar la autenticidad de la vocación", y también para acompañar a los sacerdotes, "para que el Señor los proteja y los guarde en situaciones penosas y en los peligros de la vida". El sacerdocio es como una "perla preciosa" que requiere el coraje y la humildad a Dios, y "el deber de purificación, un deber que nos acompaña en dirección al futuro".

Sobre los valores del sacerdocio, el Papa dijo que el "perenne fundamento", y "el válido criterio de cada ministerio sacerdotal", es el sacerdocio de Jesús. "Dios quiere que nosotros, como sacerdotes, en un pequeño punto de la historia, compartamos sus preocupaciones por los hombres". Esto dice respecto a "conocer" su rebaño, continuó el Pontífice, pero "conocer no es nunca solamente un saber externo, así como se conoce el número de teléfono de una persona (...), sino ser interiormente próximo al otro".

Al final de su homilía, el Santo Padre afirmó que "el pastor necesita del bastón contra las fieras salvajes que quieren atacar" a los fieles y a él mismo. "Justamente el uso del bastón puede ser un servicio de amor. Hoy vemos que no se trata de amor, cuando se toleran comportamientos indignos de la vida sacerdotal. Así como no se trata de amor si se deja proliferar la herejía, el desvío y el desfallecimiento de la fe, como si nosotros autónomamente inventásemos la fe", observó el Pontífice pidiendo a todos los fieles y a los sacerdotes, en particular, que sean "agua de vida en un mundo sediento".

Después de la homilía, los sacerdotes renovaron las promesas sacerdotales, como en el Jueves Santo, en la Misa Crismal.

Al final de la misa, el Papa dirigió un saludo a todos los presentes en diversas lenguas: francés, inglés, alemán, portugués, español, polaco e italiano. A los sacerdotes de lengua portuguesa dijo: "Doy gracias a Dios por lo que sois y hacéis, recordando a todos que nada jamás substituirá el ministerio de los sacerdotes en la vida de la Iglesia. A ejemplo y bajo el patrocinio del Santo Cura de Ars, perseverad en la amistad de Dios y dejad que vuestras manos y vuestros labios continúen siendo las manos y los labios de Cristo, único Redentor de la humanidad. ¡Bem hajam!".

En español, el Papa manifestó su alegría por este extraordinario evento. "[Que] esta celebración se convierta en un vigoroso impulso para seguir viviendo con gozo, humildad y esperanza su sacerdocio, siendo mensajeros audaces del Evangelio, ministros fieles de los Sacramentos y testigos elocuentes de la caridad. Con los sentimientos de Cristo, Buen Pastor, os invito a continuar aspirando cada día a la santidad, sabiendo que no hay mayor felicidad en este mundo que gastar la vida por la gloria de Dios y el bien de las almas."

Para la misa de conclusión del Año Sacerdotal, se dispusieron dos plataformas en el atrio, también otras menores sobre las escaleras, seis sectores en la Plaza, que fueron reservados todos para los concelebrantes. Otros cuatro sectores menores fueron ocupados por religiosas y fieles.

Hoy los sacerdotes que trabajan en el Vaticano tuvieron el día libre, para poder participar en la ceremonia. La Plaza de San Pedro, así como ayer en la noche, estaba inundada por sacerdotes de todo el mundo. Antes de la misa hubo una intensa atmósfera de preparación, como aquella de las sacristías de las iglesias. Los fieles, por su parte, aprovecharon la numerosa presencia de los sacerdotes para la confesión y para tomar fotos de este histórico evento.

Fue conmovedora la alegría de los sacerdotes, así como la de Padre José, un sacerdote brasileño presente en la ceremonia, quien declaró estar "muy feliz" de estar allá y celebrar la misa con el Papa.

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