Ciudad del Vaticano (Martes, 12-03-2013, Gaudium Press) Los cardenales entraron hoy en la tarde al Cónclave en la Capilla Sixtina; el ceremoniero del Papa, Mons. Guido Marini cerró las puertas, y los purpurados iniciaron sus escrutinios. La primera ‘fumata' ha sido negra, lo que indica que aún no hay Papa.
Hoy, a las 16:30 horas de Roma -según fue definido por el Colegio Cardenalicio en sus Congregaciones Generales la semana pasada- dio inicio la reunión de Cardenales para la elección del Pontífice Romano. Todo el ceremonial estuvo guiado punto por punto por el "Ordo Rituum Conclavis", el Orden del Ritual del Cónclave.
De la Capilla Paulina a la Capilla Sixtina los Cardenales -la mayoría de púrpura y los de las Iglesias orientales con el "hábito coral"- caminaban en paso lento, solemne. Ya en la Capilla Paulina ellos escucharon la admonición introductoria del decano, en esta ocasión el Cardenal Giovanni Battista Re, que les había anunciado: "Venerables hermanos: después de haber celebrado los divinos misterios entraremos ahora en Cónclave para elegir al Romano Pontífice. Toda la Iglesia, unida a nosotros en la oración, invoca en este momento la gracia del Espíritu Santo, para que sea elegido de entre nosotros un digno Pastor de toda la grey de Cristo. El Señor dirija nuestros pasos en la vía de la verdad, a fin de que por la intercesión de la Beata siempre Virgen María, de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y de todos los Santos, hagamos siempre aquello que sea de su agrado".
Foto: Radio Vaticano |
El canto de la letanía invocando a santos de Oriente y Occidente acompañó al Cortejo de purpurados rumbo a la Capilla de los frescos de Miguel Ángel. Primero iban los cardenales del Orden de los Diáconos, seguidos por los del Orden de los Presbíteros y luego el de los Obispos. Cerraban el cortejo procesional el Cardenal Camarlengo Bertone y el Cardenal Re, Vice-decano del colegio cardenalicio pero cumpliendo funciones de Decano en ausencia por edad del Cardenal Sodano. A medida que los purpurados entraban a la Capilla sixtina contorneaban a un oficial de la Guardia Suiza vestido de violeta, que, de espaldas a las cámaras e hierático, colaboraba con su presencia a la grandiosa solemnidad de la ocasión. Tras las letanías, el Coro entona el "Veni, Creátor Spíritus", Ven Espíritu Creador, invocando el auxilio del Paráclito.
El juramento
Después, y ubicados ya en sus respectivos lugares, los Cardenales realizan un nuevo caminar para en un atril ubicado al centro de la Capilla prestar el juramento, en latín:
"Todos y cada uno de nosotros Cardenales electores presentes en esta elección del Sumo Pontífice prometemos, nos obligamos y juramos observar fiel y escrupulosamente todas las prescripciones contenidas en la Constitución Apostólica del Sumo Pontífice Juan Pablo II, Universi Dominici Gregis, emanada el 22 de febrero de 1996. Igualmente, prometemos, nos obligamos y juramos que quienquiera de nosotros que, por disposición divina, sea elegido Romano Pontífice, se comprometerá a desempeñar fielmente el "munus petrinum" de Pastor de la Iglesia universal y no dejará de afirmar y defender denodadamente los derechos espirituales y temporales, así como la libertad de la Santa Sede. Sobre todo, prometemos y juramos observar con la máxima fidelidad y con todos, tanto clérigos como laicos, el secreto sobre todo lo relacionado de algún modo con la elección del Romano Pontífice y sobre lo que ocurre en el lugar de la elección concerniente directa o indirectamente al escrutinio; no violar de ningún modo este secreto tanto durante como después de la elección del nuevo Pontífice, a menos que sea dada autorización explícita por el mismo Pontífice; no apoyar o favorecer ninguna interferencia, oposición o cualquier otra forma de intervención con la cual autoridades seculares de cualquier orden o grado, o cualquier grupo de personas o individuos quisieran inmiscuirse en la elección del Romano Pontífice".
Texto, el anterior, al que todos los Cardenales se obligan: "Y yo, N., Cardenal N., prometo me obligo y juro", y ponen su mano sobre los Evangelios.
Tras la toma del juramento, solo pueden quedar los purpurados. Inician pues su salida de la Capilla Sixtina los clérigos auxiliares, los monseñores, el prefecto de la Casa Pontificia Mons. Georg Gänswein, los camarógrafos y personal del Centro Televisivo Vaticano -únicos periodistas autorizados a estar allí presentes-, el guardia suizo vestido de violeta, para que finalmente Mons. Marini, el compenetrado Maestro de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice cierre las puertas de la Capilla Sixtina.
El mundo entero está ahora atento a la ‘fumata', el humo negro o blanco, que saldrá de la chimenea anunciando que hay o no un nuevo Papa.
- 19:43 horas de Roma. Ha salido la fumata. Por esta vez fue negra. El orbe entero tendrá que esperar, al menos hasta el nuevo día.
Gaudium Press / Saúl Castiblanco
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