Ciudad del Vaticano (Martes, 05-02-2013, Gaudium Press) Al rezar el Ángelus en la Plaza de San Pedro el domingo pasado el Papa Benedicto XVI hizo un breve discurso en el cual convocó a los católicos a ‘invertir' en la vida y la familia como siendo una respuesta eficaz a la actual crisis. En la ocasión el Santo Padre expresó también el deseo de que Europa sea siempre un lugar en que se defienda la dignidad de todo ser humano.
Cerca de 40 mil fieles estaban presentes en la Plaza de San Pedro para rezar el Ángelus con Benedicto XVI. Con su discurso, proferido desde el balcón de su oficina, Benedicto XVI se unió a la iniciativa de los obispos italianos y saludó la celebración en Italia del "Día por la Vida", un evento realizado siempre en el primer domingo de febrero y que este año lanzó la iniciativa "Uno de nosotros". "Uno de nosotros" es un apelo por el cual se defiende la dignidad de todo ser humano como "fundamento de justicia, libertad, democracia y paz".
El Papa dirigió también un pedido a los profesores de la Facultad de Medicina, para que ellos instruyan a los profesionales formados en el respeto de la cultura de la vida.
En sus palabras dichas también al inicio del encuentro, el Pontífice recordó un episodio narrado en el Evangelio de San Lucas: Jesús sorprende a los ciudadanos de Nazaret y los provoca, dejando que ellos entendiesen que Él era el Mesías. Entretanto Jesús amenazado de expulsión de la sinagoga se levanta y se va. Él sabe que "ningún profeta es muy querido en su patria".
El Papa aclaró a los fieles y peregrinos que lo oían que Jesús no quería el consenso de los hombres, Él quería seguir su misión: "dar testimonio de la verdad". "¡Sí, Jesús es el profeta del amor, pero el amor también tiene su verdad!".
El Santo Padre recordó, entonces a San Pablo, que escribía: "el amor no presume, no se enorgullece, no maltrata, no busca sus intereses, no se irá fácilmente, no guarda rencor; el amor no se alegra con la injusticia, sino que se alegra con la verdad".
En el resumen de sus palabras, hecho hablando en español, el Papa prosiguió recordando que el Apóstol garantiza que "el camino de la perfección no consiste en tener cualidades particulares, sino en vivir el amor auténtico, que Dios nos reveló en Jesucristo".
Y, al concluir, Benedicto XVI afirmó que el verdadero profeta católico "no obedece a nadie más allá de Dios; está al servicio de la verdad y siempre listo a pagar con la propia vida: creer en Dios significa renunciar a los propios preconceptos". (JS)
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