Baltimore (Jueves, 15-11-2012, Gaudium Press) Uno de los resultados de las pasadas elecciones que no ha sido difundido ampliamente es la desaprobación popular de una iniciativa que pretendía legalizar el suicidio asistido en el estado de Massachusetts. La Iglesia Católica local, bajo la autoridad del Cardenal Sean O'Malley, Arzobispo de Boston, se opuso firmemente y lideró la campaña de votación en contra. La lucha había sido calificada por el propio prelado como "cuesta arriba" por la superioridad de recursos económicos en la contraparte (ver noticia anterior) y la Iglesia consiguió un resultado a la vez sorpresivo y esperanzador.
Cardenal Sean O'Malley |
"Igual que en nuestra lucha en contra del aborto", explicó el Cardenal, "no es suficiente con condenar". Así como la Iglesia trabaja para apoyar a las madres que se sienten presionadas a abortar, "de la misma manera, tenemos que llegar a quienes enfrentan dificultades al final de su vida", exhortó. La solución nunca será procurar la muerte, explicó, sino, como afirmó la declaración de los Obispos norteamericanos sobre el tema citada por el prelado: "La verdadera compasión alivia el sufrimiento mientras mantiene la solidaridad con aquellos que sufren".
El deber de los Obispos de guiar a los fieles hacia el verdadero bien se expresa en su participación en el debate público. "La Iglesia presta un importante servicio al sopesar los asuntos éticos y morales", describió el Arzobispo. Entre los males que traería la aprobación del suicidio asistido, el prelado destacó la muerte espiritual (causada por el pecado), la depreciación de la vida humana y la corrupción de la profesión médica.
Finalmente, el Card. O'Malley refirió el ideal por el cual lucha la Iglesia y que fue respaldado por los electores de Massachusetts: "Estamos llamados a trabajar por una sociedad más justa donde los débiles y vulnerables son cuidados y protegidos". Este ideal está inspirado en los valores espirituales y la doctrina cristiana. "Seremos juzgados por cómo tratamos a aquellos que están enfermos", concluyó el prelado. "Ellos necesitan nuestro ciudad y protección, no fármacos letales. Trabajemos juntos para construir una civilización de amor - un amor que es más fuerte que la muerte".
Con información de Zenit.
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