sábado, 3 de diciembre de 2011

El hombre de hoy vive como si fuese el único dueño de la propia vida y el mundo, dice el Papa

Publicado 2011/11/28
Autor : Gaudium Press

Ayer la Iglesia católica inició un nuevo año litúrgico con el tiempo del Adviento, un “tiempo maravilloso donde se despierta en los corazones la espera del retorno de Cristo y la memoria de su primera venida"

Ciudad del Vaticano (Lunes, 28-11-2011, Gaudium Press) En el mundo post-moderno de hoy, "las ciudades donde la vida se torna anónima y horizontal, donde Dios parece ausente y el hombre el único dueño, como si fuese él el artífice y el director de todo: las construcciones, el trabajo, la economía, los transportes, las ciencias, la técnica, todo parece depender solamente del hombre". Ayer, al inicio del Adviento -primer período del año litúrgico y período en el cual los fieles se preparan para la Navidad- el Santo Padre en el Ángelus afirmó que "el verdadero ‘dueño' del mundo no es el hombre, sino Dios".

El Adviento es el "tiempo maravilloso en que se despierta en los corazones la espera del retorno de Cristo y la memoria de su primera venida, cuando se despojó de su gloria divina para asumir nuestra carne mortal". El tiempo que recuerda "no solamente a sus discípulos, sino a todos" que "la vida no tiene solo la dimensión terrenal, sino es proyectada en dirección a un ‘más allá' ".

El hombre es como una "plantita que piensa" dotada de libertad y responsabilidad. Por esto, dijo el Papa, "cada uno de nosotros será llamado a prestar cuentas de cómo vivió, de cómo utilizó las propias capacidades: si las conservó para sí o si las hizo fructificar también para el bien de los hermanos". Por eso, el tiempo de Adviento, que inicia el año litúrgico, quiere recordar a los creyentes que "la justa orientación" es "la figura de Dios", una figura no de un "patrón", sino de "un Padre y un Amigo".

También en los saludos en español y portugués el Santo Padre se refirió al verdadero significado del Adviento. "El tiempo de Adviento", dijo el Papa en español, "nos dispone a celebrar la venida del Señor a nuestra tierra, y aviva también nuestra esperanza en su venida gloriosa. Este misterio nos invita a ser administradores vigilantes de la casa de Dios, que es el mundo", y también, "nos invita a hacer nuestra la primera venida del Hijo de Dios a fin de prepararnos para su regreso glorioso. En este sentido, tomad por modelo e intercesora a la Virgen María", agregó en portugués.

Benedicto XVI al final del Ángelus lanzó un apelo a los participantes de los trabajos de la Convención de la ONU sobre los cambios climáticos y del Protocolo de Kyoto, que sucederán mañana en Durban, Sudáfrica, para dar "una respuesta responsable, creíble y solidaria a este preocupante y complejo fenómeno" de los cambios climáticos "llevando en consideración las exigencias de las poblaciones más pobres y de las generaciones futuras".

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