viernes, 15 de agosto de 2008

Por qué los católicos veneramos la Virgen María?

Hoy damos inicio a una nueva sección titulada "Soy Católico; vivo mi fé", en forma de preguntas y respuestas sobre algunos puntos de la fé católica que serán del interés de nuestros lectores.
Agradecemos sus consultas y opiniones, escribiéndonos a heraldos@adinet.com.uy


Por qué los católicos veneramos la Virgen María?
Porque Dios la escogió para ser la Madre de su Hijo, Jesús. El amor y la veneración por la Madre del Hijo de Dios encarnado son mencionados en el Evangelio; Ella misma dijo: "Todas las generaciones me llamarán bienaventurada" (Lucas 1, 48). Demostramos nuestro amor a la Virgen María de varias maneras: a) en las fiestas que la Iglesia celebra en su alabanza, b) cuando rezamos el Rosario contemplando a Jesús con María; c) cuando nos dirigimos a Ella pidiendo su auxilio, rezando con devoción el Ave María (Lucas 1, 28.42); d)cuando colocamos nuestra vida bajo su protección materna.
Adoramos solamente a Dios. A María dedicamos un especial amor, la imitación, el respeto y la confianza que su propio Hijo, Jesús, le dio. Ella es la creatura que está más cercana al Señor. Ella es la primera creatura plenamente glorificada, señal concreta de la eficacia de la salvación de Jesucristo en nuestra humanidad. Venerar a María significa profesar nuestra fé en la poderosa realización de la Pascua de Jesucristo en nosotros, creaturas e hijos. Ella se interesa por nosotros, nos ama como hijos muy queridos, pues el propio Jesús nos confió a Ella: "Mujer, he aquí a tu hijo" (Juan 19, 26). Tenemos especial cariño por María, en obediencia a Jesús y por fidelidad al Evangelio: "Hijo, he aquí a tu madre" (Juan 19, 27). Por eso podemos dirigirnos a Ella confiados en su intercesión materna en todas sus necesidades.
Jesús mismo mostró como le agradaba la intercesión de María cuando, por ocasión de las Bodas de Caná, a pedido de Ella, realizó el primer milagro (Juan 2,1-11). Cuanto más semejantes a Cristo, tanto más los cristianos deben nutrir los sentimientos de veneración y estima filial que Jesús nutría para con su Madre.
Fuente: Comisión Episcopal Pastoral para la Doctrina de la Fé de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB)