miércoles, 4 de agosto de 2010

Evangelio del día

2010-08-04 - Evangelio según San Mateo 15, 21-28

Publicado 2010/08/04
Autor : Sagrada Biblia

Escuchad, pueblos, la palabra del Señor, anunciadla en las islas remotas: "El que dispersó a Israel lo reunirá, lo guardará como un pastor a su rebaño."

Libro del profeta Jeremías 31, 1-7

En aquel tiempo -oráculo del Señor-, seré el Dios de todas las tribus de Israel, y ellas serán mi pueblo. Así dice el Señor: "Halló gracia en el desierto el pueblo escapado de la espada; camina Israel a su descanso, el Señor se le apareció de lejos. Con amor eterno te amé, por eso prolongué mi misericordia. Todavía te construiré, y serás reconstruida, doncella de Israel; todavía te adornarás y saldrás con panderos a bailar en corros; todavía plantarás viñas en los montes de Samaria, y los que plantan cosecharán.

"Es de día", gritarán los centinelas en la montaña de Efraín: "Levantaos y marchemos a Sión, al Señor, nuestro Dios."" Porque así dice el Señor: "Gritad de alegría por Jacob, regocijaos por el mejor de los pueblos: proclamad, alabad y decid: "El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de Israel.""

Interleccional: Jeremías 31

Escuchad, pueblos, la palabra del Señor, anunciadla en las islas remotas: "El que dispersó a Israel lo reunirá, lo guardará como un pastor a su rebaño."

"Porque el Señor redimió a Jacob, lo rescató de una mano más fuerte." Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión, afluirán hacia los bienes del Señor.

Entonces se alegrará la doncella en la danza, gozarán los jóvenes y los viejos; convertiré su tristeza en gozo, los alegraré y aliviaré sus penas.

Evangelio según San Mateo 15, 21-28

En aquel tiempo, Jesús salió y se retiró al país de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: "Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo". El no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: "Atiéndela, que viene detrás gritando". El les contestó: "Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel". Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió de rodillas: "Señor, socórreme". El le contestó: "No está bien echar a los perros el pan de los hijos". Pero ella repuso: "Tienes razón, Señor, pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos". Jesús le respondió: "Mujer, ¡qué grande es tu fe!; que se cumpla lo que deseas". En aquel momento quedó curada su hija.

LA CONFERENCIA EPISCOPAL DEL URUGUAY EN NUEVA SEDE

Con la presencia del Nuncio Apostólico, Mons. Anselmo Pecorari, los Obispos inauguraron hoy la nueva sede de la Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU).

En la ceremonia en la que el Nuncio Apostólico bendijo las nuevas instalaciones, estuvieron presentes los Obispos y funcionarios de la CEU, dos de los cuales fueron homenajeados por cumplir 25 años de servicio en la institución.

La nueva sede de la CEU se encuentra ubicada en Bulevar Artigas 2154 esq. Nueva Palmira, a tan sólo 5 cuadras de la Terminal de Tres Cruces y de la Cruz y la estatua del Papa Juan Pablo II erigidas en memoria de la primera visita del Pontífice a Uruguay.

En su alocución Mons. Pecorari destacó la importancia de este acontecimiento en el entendido de que "la casa de piedra es un símbolo de la realidad que hace referencia a ella: la Conferencia Episcopal".

Subrayó, en este sentido, "el gran valor de este instrumento privilegiado de la comunión del episcopado de este país", al tiempo que señaló que "la Conferencia Episcopal no es primariamente una herramienta de trabajo, sino una expresión de la comunión de los Obispos entre ellos y de sus Iglesias particulares".

"Al mismo tiempo, es un estímulo para vivir la comunión, la colaboración, la unidad, la solidaridad y sobre todo la caridad en el interior de la Iglesia que peregrina en un determinado país, para el bien de toda la Iglesia y de toda la Sociedad en la cual ella vive y actúa", acotó el Representante del Papa en Uruguay.

"La Conferencia Episcopal es también una expresión de la Colegialidad de los Obispos, sucesores del Colegio Apostólico, entre ellos y con el Obispo de Roma, sucesor del Apóstol Pedro", precisó.

Mons. Pecorari expresó su "apoyo sincero" y "profundo aprecio por la Conferencia Episcopal del Uruguay que se reunirá en esta casa".

Destacó que su presencia en la inauguración de la nueva sede, "también supone un compromiso de colaborar con el Episcopado del Uruguay en la obra de evangelización misionera y de apoyo al bien en este país del Río de la Plata". "Significa finalmente la comunión de los Obispos del Uruguay con el Papa, Obispo de Roma, comunión que me comprometo a favorecer, para que se mantenga siempre viva y fructuosa", puntualizó Mons. Pecorari.

martes, 3 de agosto de 2010

Presentación del libro "Don Jacinto Vera. El misionero Santo" de Laura Álvarez Goyoaga

Presentación del libro "Don Jacinto Vera. El misionero Santo" de Laura Álvarez Goyoaga
Será el 3 de agosto en el Museo Zorrilla.
El libro será presentado por Mons. Sanguinetti, Obispo de Canelones.

Prodigioso olvido

Corrían duros tiempos para las primeras misiones evangelizadoras en América del Norte.

Muchos de los habitantes de aquellas tierras no conocían aún la Religión de Cristo, y los apóstoles eran insuficientes para llevar a todas esas almas la Fe verdadera: “La mies es mucha y los obreros pocos” (Mt 9, 37), dicen las Sagradas Escrituras. Aunque con el auxilio de la gracia, la Santa Iglesia iba estableciéndose poco a poco en esas inmensidades territoriales, como una gota de aceite que se esparce silenciosamente sobre una hoja de papel.


El piadoso presbítero fue invadido por una gran alegría: esa luz sólo podía ser fruto de un milagro


En la aldea de Santa María de los Ángeles, cuya población ya era católica, el P. Jorge ejercía su fecundo apostolado.

Se levantaba al alba, hacía una hora de adoración a Jesús Sacramentado y a continuación celebraba la Santa Misa. De esta manera sacaba fuerzas para la labor cotidiana. Se encargaba de la catequesis de niños y adultos, dirigía la escuela y el hospital, administraba los sacramentos, visitaba a los enfermos de toda la región.

Un día le llamaron para que atendiese a una persona que se encontraba en estado crítico y que vivía bastante lejos de la aldea. El sol ya se estaba ocultando y no tardaría en anochecer. Aún así, el párroco se arregló rápidamente, cogió los santos óleos para la Unción de los Enfermos y preparó todo lo necesario para llevar el Santo Viático.

Valerio, el sacristán, se ofreció para acompañarle, pues el viaje era largo y no exento de peligros. Pero el sacerdote pensó que sería mejor que se quedase para que cuidase de la iglesia.

El buen hombre ensilló el caballo y ayudó a montarse al P. Jorge, ya listo con el Santísimo Sacramento guardado en una pequeña teca que llevaba colgada del cuello, protegida con una primorosa bolsita.

Azotando a la cabalgadura para acelerar la marcha, el ministro de Dios recorrió varios kilómetros en poco tiempo, pero… Lo inesperado ocurrió: una fuerte tormenta se desató.

Las espesas nubes y el aguacero oscurecían los últimos rayos de sol que aún iluminaban aquel accidentado camino.

Entonces se vio obligado a resguardarse en una cercana posada, muy sencilla, pero limpia y ordenada.

Por casualidad también se encontraba allí, igualmente obligado por la lluvia, el recadero del enfermo que había sido enviado nuevamente para comunicar al sacerdote que aquél daba muestras de recuperación y que, por lo tanto, ya no era tan urgente que fuera a verlo.

Tranquilizado por la noticia y para no exponer al Santísimo Sacramento a los numerosos riesgos de un viaje con ese temporal, el P. Jorge tomó esa coincidencia como una señal de la Providencia y decidió pasar la noche allí mismo.

Ocupó una habitación en la segunda planta y dispuso de la mejor manera posible el modesto armario que había para que sirviera de sagrario.

Colocando dentro la Hostia sagrada, se puso de rodillas y rezó durante unos instantes. Después dejó bien cerrada la puerta y bajó al comedor, en donde ya estaba servida la cena.

Conversando con otros huéspedes fue informado que el propietario de la posada y su familia eran paganos.

Por prudencia evitó todo lo posible aquello que pudiera revelar que llevaba consigo a Nuestro Señor Sacramentado.

Una vez que terminó de comer, se recogió enseguida y se preparó para salir bien temprano.

Al rayar el alba ya estaba en el caballo para reiniciar su viaje. A mitad del camino se llevó instintivamente la mano al pecho para sentir la presencia del Señor y se dio cuenta de que…

¡La preciosa teca no estaba con él! Se encomendó a la Santísima Virgen, dio media vuelta, hincó las espuelas en el animal y regresó al galope.

Nada más cruzar el portal de la posada, saltó de su cabalgadura y fue sin demora en busca del hospedero:

— Señor, perdone, ¿alguien ha ocupado el cuarto donde pasé la noche?

Sorprendido, le respondió:

— No, señor cura. Y qué bien que usted haya vuelto, porque desde que se fue hemos hecho de todo por abrir la puerta de la habitación y no lo hemos conseguido. ¿Qué ha hecho usted para dejar atascada la cerradura que nadie puede abrir con la llave?

Impresionado, el sacerdote le dice:

— Nada…

— Ya, pero además de que no conseguimos abrir la puerta, se ve por la rendija que el cuarto tiene una iluminación poco común. ¿Se ha dejado usted alguna vela encendida?

El piadoso presbítero, que ya había pasado de la terrible aprehensión a la tranquilidad, fue invadido por una gran alegría: esa luz sólo podía ser fruto de un milagro. ¿Habrían venido los ángeles desde Cielo a hacer compañía a Jesús, para protegerle de cualquier sacrilegio o irreverencias?

— Vamos para allá. Voy a intentar abrir la puerta.

Y subió rápidamente las escaleras.

El dueño del hospedaje le siguió atrás y junto con él su esposa, hijos, criados y todos los que estaban allí, deseosos de desvelar el misterio.

Tan pronto como llegó, metió la llave, le dio la vuelta y... abrió la puerta con absoluta facilidad. Es de imaginarse la emoción que le produjo el ver que de aquel armario — ese sagrario improvisado— salía una luz celestial, mientras que a la vez se oían músicas angélicas dentro del cuarto.

Se puso de rodillas y adoró, conmovido hasta el extremo, al Rey de reyes que se quiso manifestar de Esta forma para atraer a más almas hacia su Sacratísimo Corazón Eucarístico.

A continuación les explicó a todos lo que estaba pasando. Atónitos y maravillados al mismo tiempo, uno a uno se fue arrodillando... Ahora ya ninguno de ellos dudaba de la presencia real de Jesús en la Eucaristía.

El hospedero le pidió al sacerdote que quería recibir el Bautismo junto con su familia.

El P. Jorge no podía abandonar a esas almas que el Señor mismo había conquistado por medio de tan prodigioso acontecimiento. Se quedó algunos días en la posada enseñándoles las bellezas y verdades de la Fe católica.

Durante ese tiempo la Sagrada Eucaristía permaneció en ese precario sagrario, recibiendo la adoración del propietario del albergue, su familia y varios habitantes de los alrededores.

Muchos de ellos también se convirtieron, de manera que el sacerdote tuvo la alegría de bautizar a una pequeña multitud de nuevos hijos de la Santa Iglesia.

Finalmente fue a casa del enfermo que una semana antes había solicitado su asistencia y lo encontró recuperado.

El Señor quiso, Él mismo, obrar prodigios a favor de su mies.

Entrega de 8 Oratorios María Reina de los Corazones en Ojocaliente, Mexico




















El pasado domingo 25 de julio, se entregaron 8 oratorios en la Iglesia Inmaculada Concepción de Ojocaliente, para que peregrinen por las familias de la zona.

El Padre Eleazar profirió unas palabras después de la homilía incentivando a las Sras. coordinadoras a realizar tan benemérita misión.

Ya son 50 los Oratorios que circulan por esa región.

lunes, 2 de agosto de 2010

Virgen de Fátima, un día con María en Comayagua, Honduras.




Semanario FIDES
El Evangelio al Servicio de Todos
Esta entrada fue publicada el Domingo 1 de Agosto de 2010

El domingo recién pasado, en las instalaciones del Instituto Privado Comayagua, cerca de trescientas personas compartieron convivencia en honor a la Virgen de Fátima, con el propósito de fortalecer la oración a María en los hogares y que más familias formen parte de los oratorios, también con este apostolado se busca apoyar al Párroco y al Obispo en la misión de evangelización con la oración a la Virgen María.

El Señor Francisco Javier Pérez Beltrán, responsable de los Heraldos del Evangelio en Nicaragua, y otros miembros, llegaron a Comayagua, para compartir y motivar la misión que realizan las personas que dirigen los oratorios de la Virgen de Fátima en los diferentes hogares, y asimismo a las familias que reciben la visita de la Virgen en su casa. El Señor Pérez Beltrán, compartió un tema sobre los principios y postrimerías del hombre: muerte, juicio, cielo e infierno."Las cooperadoras de los Heraldos en Comayagua, organizamos un tiempo de adoración con Jesús Sacramentado, confesiones, Santo Rosario, una obra de teatro (la reina que no rezaba el Rosario) y Eucaristía, también se compartió el testimonio de personas que son partes del Oratorio" manifestó Idalia Espinoza, responsable de Oratorio.

Entre Siguatepeque, Márcala y Comayagua hay sesenta oratorios, en Comayagua las delegaciones que participaron fueron de las parroquias: "Santa Ana" la Libertad. "La Merced", "Sagrada Familia", "Sagrado Corazón de Jesús" y "Santos Mártires" de Comayagua.

Los grupos de oratorios de Marcala y Siguatepeque, también fueron visitados y compartieron lo que la Virgen de Fátima les ha pedido y ha hecho en sus vidas.

Los oratorios lo forman treinta hogares, los treinta días del mes, se reza el Rosario, se lee y se medita el Evangelio del día y una consagración a la Virgen.

“Los laicos en la Iglesia son una fuerza de fe, esperanza y caridad”, dice Arzobispo de Tuxtla Gutiérrez en México

Mons. Rogelio CabreraPublicado 2010/07/30
Autor : Gaudium Press

Mons. Rogelio Cabrera López hizo esta reflexión, sobre el compromiso de los laicos en la vida de la Iglesia, con ocasión del Segundo Encuentro de Laicos de la Provincia Eclesiástica de Chiapas, que se realizó del 22 al 24 de julio

San Cristóbal de las Casas (Viernes, 30-07-2010, Gaudium Press) La semana pasada, del 22 al 24 de julio, se realizó en la ciudad mexicana de San Cristóbal de las Casas el Segundo Encuentro de Laicos de la Provincia Eclesiástica de Chiapas, que reúne a la Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez, y las diócesis de San Cristóbal de las Casas y Tapachula. El encuentro, que se realizó en el Seminario Conciliar de la ciudad mexicana, contó con la presencia de alrededor de 100 laicos representantes de las 3 jurisdicciones eclesiásticas.

A través de un boletín de prensa de la Arquidiócesis de Tuxtla, Mons. Rogelio Cabrera López, Arzobispo de Tuxtla Gutiérrez -y con ocasión del encuentro de laicos-, hizo una reflexión sobre el compromiso de los laicos en la vida de la Iglesia. Dijo que ellos, en la Iglesia, "son una fuerza de fe, esperanza y caridad", y que muchos "viven arduamente comprometidos con su vida cristiana."

También, retomando parte del documento conclusivo de la conferencia latinoamericana de Aparecida, habló sobre las características propias de la misión del laico en el mundo: "su misión propia y específica se realiza en el mundo, de tal modo que, con su testimonio y su actividad, contribuyan a la trasformación de las realidades y la creación de estructuras justas según los criterios del Evangelio."

En su reflexión, el Arzobispo de Tuxtla, igualmente recordó que los laicos "se deben descubrir como discípulos y misioneros", puesto que "deben ser luz ante las realidades y sal para conservar las riquezas de la sociedad". Asimismo, invitó a los laicos a una constante formación para, de esta forma, "responder a la realidad que apremia, muchas veces en confusión, como el amor, la vida y su desarrollo, la salud, la familia, la profesión, el cuidado integral, etc."

El protagonismo del laico en la parroquia Mons. Felipez Arizmendi Esquivel

Por su parte, Mons. Felipe Arizmendi Esquivel, Obispo de San Cristóbal de Las Casas -quien también estuvo presente en el encuentro- en un artículo dado a conocer por la Diócesis de San Cristóbal de las Casas hizo una reflexión sobre el protagonismo laical dentro de la comunidad parroquial.

El prelado retomó parte de las conclusiones a las que se llegaron durante la reunión citando textualmente: "Es urgente ser más protagonistas en la transformación de este mundo según Cristo; involucrarnos en las necesidades de este mundo globalizante, procurando primero el encuentro personal con Cristo, y así el Espíritu Santo nos dará el impulso para llevar el anuncio del proyecto de vida que nos ofrece Jesús; ser evangelizadores con un nuevo ardor y una nueva metodología. Que nuestros líderes políticos y sociales, sobre todo los legisladores, reciban una formación cristiana que coadyuve a una sociedad más justa y fraterna. Ser líderes católicos de fuerte personalidad, que participen en el ámbito político, cultural, social y económico, anunciando con alegría y valentía la Palabra de Dios. Fortalecernos en la Eucaristía."

Gaudium Press / Sonia Trujillo

"La oración expresa nuestra amistad con Dios", dice el Papa en el Ángelus


Publicado 2010/07/26
Autor : Gaudium Press


Durante la ceremonia de la recitación de la tradicional oración mariana del domingo, en Castel Gandolfo, Benedicto XVI abordó la importancia de la oración en la vida del católico, en especial el “Padre Nuestro”

Castel Gandolfo (Lunes, 26-07-2010, Gaudium Press) El Papa Benedicto XVI, en su encuentro dominical de ayer con los fieles para la recitación del Ángelus, en Castel Gandolfo, abordó en su habitual discurso que antecede a la recitación mariana el trecho del Evangelio de este domingo, de San Lucas, que trataba de la oración y la amistad con Dios.

Según Benedicto XVI, rezar el "Padre Nuestro" "no se trata de pedir para satisfacer las propias voluntades", sino de "mantener la amistad con Dios".

El Papa reflexionó específicamente sobre uno de los trechos de aquella que es considerada la más importante oración para los católicos, enseñada por el propio Jesucristo: ‘El pan nuestro de cada día danos hoy, perdónanos nuestras ofensas'. Para el Santo Padre, en este pasaje queda claro cómo la oración acoge y expresa también las necesidades materiales y espirituales del hombre.

Según Benedicto XVI, rezar el Padre Nuestro convoca a la unidad y pertenencia al católico con relación a la Iglesia. "Todas las veces que rezamos el Padre Nuestro, nuestra voz se une a la de la Iglesia, porque quien reza nunca está solo. Y así, cada fiel deberá buscar y encontrará en la oración cristiana el propio camino, el propio modo de rezar, y se dejará conducir por el Espíritu Santo, que lo llevará, por medio de Cristo, al Padre", recordó el Pontífice, discursando en un día más de un período tranquilo de vacaciones en Castel Gandolfo, en medio de una atmósfera muy cordial.

Otro aspecto citado por el Papa en su breve discurso fue sobre la condición de hijos de Dios. Citando su obra "Jesús de Nazaret", en fase de finalización en Castel Gandolfo, Benedicto XVI observó que "nosotros no somos todavía de manera completa hijos de Dios, pero debemos serlo y cada vez más, mediante nuestra comunión con Jesús cada vez más profunda. Ser hijo se torna equivalente a seguir a Cristo".

El Papa leyendo, durante su descanso en Castel Gandolfo
En Castel Gandolfo, ocurrió ayer también la ‘Fiesta del Durazno', una fiesta local que se tornó tradición en el verano. Por la mañana, en la iglesia parroquial de Santo Tomás de Villanueva, fue celebrada una misa con el ritual de la bendición de los duraznos, que son llevados por niños vestidos con trajes tradicionales. En la plaza central de la ciudad, la Piazza della Libertà, durante todo el día fueron vendidos duraznos, e inclusive una delegación estuvo con el Santo Padre para llevarle un cesto con duraznos.

Evangelio del día

2010-08-02 - Evangelio según San Mateo 14, 13-21

Publicado 2010/08/02
Autor : Sagrada Biblia

Y el profeta Ananías murió aquel mismo año, el séptimo mes.

Libro del profeta Jeremías 28, 1-17

Al principio del reinado de Sedecías en Judá, el mes quinto, Ananías, hijo de Azur, profeta natural de Gabaón, me dijo en el templo, en presencia de los sacerdotes y de toda la gente: Así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: "Rompo el yugo del rey de Babilonia. Antes de dos años devolveré a este lugar todo el ajuar del templo que Nabucodonosor, rey de Babilonia, cogió y se llevó a Babilonia. A Jeconías, hijo de Joaquín, rey de Judá, y a todos los judíos desterrados en Babilonia yo los haré volver a este lugar -oráculo del Señor-, porque romperé el yugo del rey de Babilonia.""

El profeta Jeremías respondió al profeta Ananías, en presencia de los sacerdotes y del pueblo que estaba en el templo; el profeta Jeremías dijo: Amén, así lo haga el Señor. Que el Señor cumpla tu profecía, trayendo de Babilonia a este lugar todo el ajuar del templo y a todos los desterrados. Pero escucha lo que yo te digo a ti y a todo el pueblo: "Los profetas que nos precedieron, a ti y a mí, desde tiempo inmemorial, profetizaron guerras, calamidades y epidemias a muchos países y a reinos dilatados. Cuando un profeta predecía prosperidad, sólo al cumplirse su profecía era reconocido como profeta enviado realmente por el Señor.""

Entonces Ananías le quitó el yugo del cuello al profeta Jeremías y lo rompió, diciendo en presencia de todo el pueblo: Así dice el Señor: "Así es como romperé el yugo del rey de Babilonia, que llevan al cuello tantas naciones, antes de dos años."" El profeta Jeremías se marchó por su camino.

Después que el profeta Ananías rompió el yugo del cuello del profeta Jeremías, vino la palabra del Señor a Jeremías: Ve y dile a Ananías: "Así dice el Señor: Tú has roto un yugo de madera, yo haré un yugo de hierro. Porque así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Pondré yugo de hierro al cuello de todas estas naciones, para que sirvan a Nabucodonosor, rey de Babilonia; y se le someterán, y hasta las bestias del campo le entregaré.""

El profeta Jeremías dijo a Ananías profeta: Escúchame, Ananías; el Señor no te ha enviado, y tú has inducido a este pueblo a una falsa confianza. Por eso, así dice el Señor: "Mira: yo te echaré de la superficie de la tierra; este año morirás, porque has predicado rebelión contra el Señor.""

Y el profeta Ananías murió aquel mismo año, el séptimo mes.

Salmo 118

Apártame del camino falso, y dame la gracia de tu voluntad. No quites de mi boca las palabras sinceras, porque yo espero en tus mandamientos. Vuelvan a mí tus fieles que hacen caso de tus preceptos. Sea mi corazón perfecto en tus leyes, así no quedaré avergonzado. Los malvados me esperaban para perderme, pero yo meditaba tus preceptos. No me aparto de tus mandamientos, porque tú me has instruido.

Evangelio según San Mateo 14, 13-21

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, El Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos.

Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer." Jesús les replicó: No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer." Ellos le replicaron: Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces." Les dijo: Traédmelos."

Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

Frase del día

Quien confía en María no se sentirá nunca defraudado.

Cuentos para niños

El pozo del milagro

Publicado 2010/08/01
Autor : Hna. Ana Ximena del Rosario Fernández Granados, EP


Consuelo tiró distraídamente de la cuerda para sacar agua, pero el cubo volvió al fondo, haciéndole perder el equilibrio...

Cerca de una pintoresca aldea situada en una región montañosa y algo árida, un pozo abastecía con hartura a sus habitantes. De sus aguas se servían para beber, cocinar y lavar la ropa, como lo solían hacer las mujeres en la explanada donde había sido cavado.

En esta tranquila aldea todos se conocían, eran muy amigos y participaban animadamente en las grandes fiestas preparadas por el señor Antonio, el corpulento dueño de la confitería; y nadie faltaba a las incontables conmemoraciones religiosas promovidas por el párroco, a las que aquella buena gente asistía con espíritu de oración y recogimiento.

Cualquier pretexto era motivo de encuentro y convivencia, incluso en torno del pozo, donde los vecinos entablaban animadas conversaciones o susurraban confidencias, aprovechando el tiempo que se empleaba en sacar el agua necesaria. Así, formaban como que una auténtica gran familia.

Consuelo era una campesina que iba allí con frecuencia a buscar agua.

Su modesta casita estaba siempre bien arreglada, y hacía lo posible por cultivar delicadas flores para agradar a su marido, Norberto, un pequeño agricultor que se pasaba el día en el duro trabajo del campo.

Ambos tenían mucha devoción a la Virgen de la Merced, patrona de aquella localidad, y nunca dejaron de honrarla el día de su fiesta.

Casi todas las mañanas Consuelo iba al pozo, para aprovechar bien el sol y poder llevarse de vuelta a casa, ya secas, las ropitas de sus pimpollos: Esteban, de once años, que cuidaba de sus hermanos menores con mucha responsabilidad; Catalina, de nueve, de vivaz inteligencia, discreta; y Benjamín, con sólo cinco, por cierto, muy travieso. Mientras estaba trabajando, la diligente madre cantaba himnos a María Santísima o rezaba el Rosario con sus amigas.

Finalmente, con celo del todo maternal, recogía y doblaba cuidadosamente la ropa ya seca, llenaba una gran tina de agua para el abastecimiento de su casa y regresaba al hogar, no sin antes despedirse alegremente de sus compañeras.  Consuelo procuró instintivamente apoyarse en  el parapeto que ya no estaba más allí…  ¡y cayó a veinte metros de profundidad!

El tiempo iba pasando y el parapeto del pozo se deterioraba poco a poco, hasta que un día las inclemencias meteorológicas terminaron por destruirlo completamente. Desde entonces ya no se podía sacar agua sin correr el riesgo de caerse dentro: había que ir tirando de la cuerda del cubo con habilidad, sin dejarse arrastrar por ella.

Una mañana, Consuelo se levantó muy temprano y llegó al pozo mucho antes que sus amigas. Mientras contemplaba en el cielo los bellos colores del amanecer, tiró distraídamente de la cuerda, pero el cubo volvió al fondo, haciéndole perder el equilibrio. Instintivamente procuró apoyarse en el parapeto que ya no estaba más allí… ¡y cayó a veinte metros de profundidad!

• ¡Virgen de la Merced, ayúdame!

No había concluido siquiera su invocación a Nuestra Señora cuando sintió debajo de sus pies un apoyo suave. Al mirar hacia abajo percibió que se trataba de algo semejante a una pequeña nube luminosa que iba descendiendo lentamente, deteniéndose antes de tocar el agua.

— ¡Socorredme! ¡Valedme, Virgen María!, suplicó de nuevo.

Mientras continuaba sustentada por la graciosa nubecilla, una voz llena de ternura y compasión le respondió:

— Hija mía, no tengas miedo. Nunca he abandonado a ninguno de los que han implorado mi auxilio.

Al oír esa voz tranquilizadora, la buena campesina se dio cuenta de quien se trataba y estaba de tal manera encantada que se olvidó del apuro en el cual se encontraba…

Al cabo de media hora llegaron sus amigas y vieron el jabón y la ropa colocada en la tina, pero su compañera no estaba allí, percibiendo de inmediato lo que había pasado. Corrieron hacia la boca del pozo y le echaron una cuerda. Consuelo se agarró a ella y, como si estuviese siendo ayudada por una fuerza misteriosa, emprendió la escalada hasta la superficie apoyándose en las paredes de piedra.

¡Estaba sana y salva!

Sus amigas la abrazaron y, pasado el susto, le preguntaron qué había ocurrido. Les contó el hecho con detalles, dejando patente que se trataba de un milagro muy grande de la Virgen de la Merced, sin cuyo socorro ciertamente habría muerto ahogada.

Juntas se arrodillaron allí mismo para rezar una oración en acción de gracias a Nuestra Señora, quien bajo ninguna circunstancia abandona a los que recurren a Ella.

En seguida fueron a contarle al párroco lo sucedido y a la iglesia a visitar a la santa Patrona. El buen sacerdote conmovido por el hecho erigió en aquel lugar una ermita dedicada a Nuestra Señora de la Merced, no sin antes providenciar la construcción de un nuevo y resistente parapeto, para evitar nuevos accidentes…

En la inauguración de la ermita, el cura organizó una hermosa procesión —que hizo un largo recorrido, desde la iglesia hasta la explanada del pozo—, y allí fue entronizada la encantadora imagen de María Santísima, que pasó a ser venerada por los habitantes del pueblo como la “Virgen del Milagro”.

Y para remarcar aún más ese gran acontecimiento, pusieron una placa alusiva al prodigio, dándole a aquel lugar el nombre de “Pozo del Milagro”.

La noticia se propagó por los alrededores de la aldea. Así, la fe y la confianza en la Reina de los Cielos crecieron aún más entre los vecinos de la región, pues nuevamente quedó comprobada la verdad de las inspiradas palabras de San Bernardo, dirigidas a la Madre de Dios: “Jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, haya sido desamparado”.

domingo, 1 de agosto de 2010

Santo de día

San Eloy
Publicado 2010/12/01
Autor : Catholic.net

Orfebre, 1 de diciembre

El hijo de Euquerio y de Terrigia parece que desde el comienzo de su existencia estuvo bajo el signo de la predilección divina. Así lo asegura la leyenda de su vida. Despierto de inteligencia y hábil en el empleo de sus manos. Aprendiz de platero de los de antes, es decir, de los que tienen que martillear el metal para sacarle de las entrañas la figura que el artista tiene en su mente. Tanta destreza adquirió que el rey Clotario II, su hijo Dagoberto luego y su nieto Clovis II después, lo tuvieron como propio en la corte para los trabajos que en metales preciosos naturalmente necesitan los de sangre azul que viven en palacios y tienen que solventar compromisos sociales, políticos y hasta militares con sus iguales.

Pero lo que llamó poderosamente la atención de estos principales del país galo no fue sólo su arte. Eso fue el punto de arranque. Luego fue el descubrimiento de su entera personalidad profundamente honrada. Un hombre cabal. De espíritu recto. Cristiano más de obras que de nombre. Piadoso en su soledad y coherente en la vida. Prudente en las palabras y ponderado en los juicios. Un sujeto poco frecuente en sus tiempos atiborrados de violencia.

El rey Dagoberto, considerando los pros y contras, pensó que era el hombre ideal para solucionar el antiguo contencioso que tenía con el vecino conde de Bretaña, lo envió como legado y acertó en la elección por el resultado favorable que obtuvo. No es extraño que Eloy o Eligio pasara a ser solicitado como consejero de la Corona.

Aparte de sus sinceros rezos privados y del reconocimiento de su indignidad ante Dios —cosa que le dignificaban como hombre—, supo compartir con los necesitados los dineros que recibía por su trabajo. Patrocinó la abadía de Solignac, a sus expensas nacieron otros en el Lemosin y, en París, la iglesia de San Pablo.

No es sorprendente que al morir el obispo de Noyon y de Tournay, el pueblo tuviera sensibilidad para desear el desempeño de esa misión a Eloy y, menos sorprendente aún, que el rey Clovis pusiera toda su influencia al servicio de esa causa. Casi hubo que forzarle a aceptar. Ordenado sacerdote y a continuación consagrado obispo, se dedicó a su misión pastoral con el mejor de los empeños en los diecinueve años que aún el Señor le concedió de vida. Fueron frecuentes las visitas pastorales, se mostró diligente en el trato con los sacerdotes, se tiene por ejemplar su disciplina de gobierno y esforzado en la superación de las dificultades para extender el Evangelio allí donde rebrotaba la idolatría pagana o echaban raíces los vicios de los creyentes. Hasta estuvo presente en el concilio de Chalons-sur-Seine, del 644.

Este artífice de los metales nobles y de las gemas preciosas que no se dejó atrapar por la idolatría a las cosas perecederas ha sido adoptado como patrono de los orfebres, plateros, joyeros, metalúrgicos y herradores. Ojalá los que asiduamente tienen entre sus manos las joyas que tanto ambicionan los hombres sepan sentirse atraídos por los bienes que no perecen.