sábado, 24 de diciembre de 2016

"Dios tiene algo de abuelo"

Eliana Palma es una abuela chilena que comparte en esta entrevista su visión acerca del papel que los abuelos tienen en las familias y en la sociedad y cuenta cómo ha sido feliz en los 60 años que ha vivido junto a su marido, Tito.

1)Estamos trascurriendo el año de la misericordia, y tanto jóvenes como mayores estamos invitados a vivirlo. ¿Cómo crees que los abuelos podrían encarar este año de la misericordia? Desde la experiencia de los años, ¿qué rol crees que juega la misericordia en la vida de una persona?

Como es lógico, los abuelos tenemos una cierta ventaja respecto a los jóvenes: hemos visto muchas cosas en la vida y por eso la observamos quizás con otros ojos. Cuando uno es joven desea que todo salga bien a la primera. Se es muy amigo de la perfección, del perfeccionismo quiero decir. También en el matrimonio. Pero la vida va mostrando que esto no siempre es posible. Y que los tropiezos son casi más frecuentes que las victorias. Al final, cuando uno tiene cierta edad, comprende la importancia de tener a alguien cerca que lo sostenga. Y eso son los abuelos en la vida de las personas. Una casa con las puertas abiertas. Es un poco así, pero de los abuelos casi siempre se acuerda la gente en los momentos difíciles. Parece que esa es parte de su misión. Apoyar en esas situaciones. En el fondo, ser abuelo es ser misericordioso. Nos resulta más fácil hacer vista gorda a los defectos de nuestros hijos y nietos para ver, en cambio, el montón de cosa buenas que tienen. Es el regalo que Dios nos da cuando pasan los años.

Eso son los abuelos en la vida de las personas. Una casa con las puertas abiertas

Me gusta pensar que Dios también nos ve así. Tiene algo de abuelo. Así es su misericordia, es lo que nos mantiene en pie. Dios es también la casa de puertas abiertas. Como los abuelos, muchos se acuerdan de él en los momentos duros de la vida. Y allí está siempre esperando para acompañar y animar a seguir caminando. Pero delante de Dios todos somos niños. Los abuelos también. Por mucho que tengamos años de experiencia y hayamos visto de todo, Dios ha visto siempre más. Y es bonito saber que da igual el momento de la vida en el que estás, Dios siempre estará esperándote con los brazos abiertos.

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