domingo, 9 de octubre de 2016

Por pedido de la Virgen María en el siglo XIII, muchos santos y beatos a lo largo de los tiempos han tenido una profunda devoción a esta oración Mariana

Desde que se empezó a propagar la devoción al Santo Rosario, por pedido de la Virgen María en el siglo XIII, muchos santos y beatos a lo largo de los tiempos han tenido una profunda devoción a esta oración Mariana y ayudado a su difusión. Aquí frases de aquellos que crecieron en santidad con el rezo del Rosario:

San Pío X: “Si quieren que la paz reine en sus familias y en su Patria, recen todos los días el Rosario con todos los suyos”.

San Francisco de Sales: “Rezar mi Rosario es mi más dulce ocupación y una verdadera alegría, porque sé que mientras lo rezo estoy hablando con la más amable y generosa de las madres”.

San José de Calasanz: “Hacer saber a todos que sean devotos del Santísimo Rosario, en el que se contiene la vida, pasión y muerte de nuestro Redentor”.

 San Luis María Grignion de Montfort: “La práctica del Santo Rosario es grande, sublime y divina. El cielo nos la ha dado para convertir a los pecadores más endurecidos y a los herejes más obstinados” .

San Alfonso María de Ligorio: “Si queremos aliviar a las benditas almas del purgatorio, procuremos rogar por ellas a la Santísima Virgen, aplicando por ellas de modo especial el Santo Rosario que les servirá de gran alivio”.

San Antonio María Claret: “Las mejores conquistas de almas que he logrado, las he conseguido por medio del rezo devoto del Santo Rosario”.

San Juan María Vianney (Santo Cura de Ars): “Con esta arma le he quitado muchas almas al diablo”.

San Juan Bosco: “Sobre la devoción de la Virgen y el rezo del Rosario se basa toda mi obra educativa. Preferiría renunciar a cualquier otra cosa, antes que al Rosario”.

 Santa Teresita del Niño Jesús (Teresita de Lisieux): “Con el Rosario se puede alcanzar todo. Según una graciosa comparación, es una larga cadena que une el cielo y la tierra, uno de cuyos extremos está en nuestras manos y el otro en las de la Santísima Virgen. Mientras el Rosario sea rezado, Dios no puede abandonar al mundo, pues esta oración es muy poderosa sobre su Corazón”.

 San Pío de Pietrelcina: “¡Amen a la Virgen y háganla amar. Reciten siempre el Rosario!”.

San Juan Berchmans: “Denme mis armas: la cruz, la corona del rosario de la Santísima Virgen y las reglas de la Compañía. Estas son mis tres prendas más amadas con ellas moriré contento”.

 San Miguel Febres (Santo Hermano Miguel): “Un cristiano sin Rosario, es un soldado sin armas”.
Beato Bartolomé Longo: “Como dos amigos, frecuentándose, suelen parecerse también en las costumbres, así nosotros, conversando familiarmente con Jesús y la Virgen, al meditar los Misterios del Rosario, y formando juntos una misma vida de comunión, podemos llegar a ser, en la medida de nuestra pequeñez, parecidos a ellos, y aprender de estos eminentes ejemplos el vivir humilde, pobre, escondido, paciente y perfecto”.

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