sábado, 29 de octubre de 2016

Mons. Jaime Fuentes recomendó el rezo del Rosario para ser humildes y vivir en la verdad

ECOS DE LA FIESTA PATRONAL EN MARISCALA

Bajo el lema “María Luz de la Misericordia de Dios, muéstranos a Jesús”,  el pasado fin de semana, la comunidad de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario de Pompeya de Villa Mariscala, (Departamento de Lavalleja), Diócesis de Minas, celebró su fiesta patronal.

Desde el viernes hasta el domingo, los feligreses compartieron el festejo dando vida al lema inspirado en las palabras del Papa Francisco en la homilía del 15 de agosto de 2015.

El Obispo de Minas, Mons. Jaime Fuentes, invitó a la comunidad en la Misa del Domingo, a pedirle a la Virgen, a través del rezo del Santo Rosario,  “humildad para vivir en la verdad de lo que somos” y reconocer el poder de Dios en nuestras vidas. Esta “es la oración más democrática que existe, ya que pueden rezarlo todas las personas, independientemente de su condición o edad”, subrayó.

En la tarde del viernes comenzó el triduo con la visita al Hogar de Ancianos de dicha localidad por parte de los niños de la catequesis, los agentes de la  pastoral social e integrantes de la comunidad.
En la noche, los jóvenes se unieron en torno al rezo del Santo Rosario y celebraron, asimismo, el Sacramento de la Reconciliación.

El sábado de tarde, el Pbro. Pablo Jourdán, encargado de la Animación Bíblica de la Pastoral de la Diócesis, ofreció una charla sobre el Año de la Misericordia.

Ante un muy buen marco de público, en la noche tuvo lugar el concierto de coros en honor a la Santísima Virgen con la participación del Coro Vox Populi y el Coro Mario Belardi de la Intendencia Departamental de Lavalleja.

Con una muy buena participación de fieles locales y de otros lugares, en la tarde del domingo, se celebró la gran fiesta presidida por el Obispo de Minas, comenzando con la procesión alrededor de la plaza principal y  siguiendo con la Santa Misa.

“MI MADRE ME HA HABLADO MUCHO DE TI” 

En su homilía, el Obispo se refirió a la búsqueda continua de Jesús de llegar a las personas, particularmente, a través del recurso de las parábolas. En primer lugar recordó la parábola del juez injusto y la viuda y planteó: “si un juez injusto fue capaz de atender a una viuda insistente simplemente para que dejara de molestarlo, Dios, que es el Rey de la Misericordia, ¿no le dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan?”. Luego, en referencia a la parábola del Evangelio del Domingo, que trata de las distintas formas de hacer oración de dos hombres que se tenían por justos pero despreciaban a los demás, Mons. Fuentes preguntó a los presentes: “¿y nosotros qué hacemos? Cuando comienza la Santa Misa ¿le pedimos honestamente a Dios perdón por nuestros pecados? ¿Somos realmente conscientes de lo que decimos en el Acto Penitencial?”.  En ese sentido, invitó a pedir de corazón a Dios la Gracia de “reconocemos necesitados de su misericordia, y que nos perdone”. Esto es lo primero de todo, advirtió el Obispo, puesto que Dios afirma que “quien se humille será ensalzado, mientras quien se ensalce será humillado”. Dado que la parábola se refiere a personas que se creían mejor que los demás, el Pastor cuestionó a los asistentes a la Misa en torno a “cómo nos ubicamos nosotros en primer lugar frente de Dios y cómo frente a los demás?”. “¿Somos realmente agradecidos con Dios al darnos cuenta de que nuestra vida está en sus manos y si vivimos hoy es porque El nos sostiene? “, preguntó Mons. Fuentes. “Esto nos tiene que ayudar a ubicarnos para no reclamar o pedir desmedidamente”, puntualizó. En relación a los demás, comentó que las personas humildes consideran bien a los demás porque reconocen en su propia vida el pecado y, en consecuencia, miran a los otros con “ojos de misericordia, de comprensión, de ayuda, de afecto, porque no somos quienes para señalar al ‘malo’”. Aseguró que “Dios no crea hombres malos, sino personas que somos hijos suyos, y nos da la libertad para aceptarlo o rechazarlo, actuar de una manera o de otra”.

Mons. Fuentes invitó a pedir a la Virgen “humildad para vivir en la verdad de lo que somos” a través del rezo del Santo Rosario. Esta “es la oración más democrática que existe, ya que pueden rezarlo todas las personas, independientemente de su condición o edad”. El Obispo recordó las palabras de San Juan Pablo II: “El Rosario es mi oración preferida. Cuántas Gracias yo he recibido por el rezo del Santo Rosario”. También señaló que el santo enseñó distintos modos de rezar el Rosario e incluso introdujo los misterios Luminosos “con el fin de traernos luz para una mejor contemplación del rostro de Jesús, y para que seamos humildes”. Mons. Fuentes sugirió a los presentes familiarizarse con los cuatro Misterios del Rosario, a buscar su forma de rezarlo, por ejemplo, ofreciendo cada uno de los misterios del Rosario por distintas intenciones, o encomendando en cada Ave María a personas distintas, situaciones de la vida personal, de la Diócesis o del mundo entero. Aclaró que la primera parte del Ave María “viene toda del Cielo. No estamos adorando a la Virgen, sino venerándola con el mayor amor, la mayor reverencia y la mayor humildad porque es la madre de Dios”.

Al concluir su homilía, el Pastor hizo referencia a un mensaje que dice: “Ojalá quieras tanto a la Virgen que cuando llegues al Cielo Jesús pueda decir: `mi madre me ha hablado mucho de ti”`.

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