Lo dijo Benedicto XVI al recibir a los miembros de la Pontificia Comisión Bíblica.
Al dar su cordial bienvenida a los miembros de la Pontificia Comisión Bíblica, encabezados por su presidente, el cardenal William Joseph Levada el Papa manifestó su satisfacción por este encuentro al término de su anual asamblea plenaria y agradeció los saludos que cardenal presidente le había dirigido anteriormente en nombre de todos los presentes.
Benedicto XVI destacó que este año se han reunido nuevamente para profundizar un argumento muy importante como es la inspiración y la verdad de la Biblia. Y explicó que se trata de un tema que se refiere no sólo al creyente, sino a la misma Iglesia, puesto que la vida y la misión de la Iglesia se fundan, necesariamente, en la Palabra de Dios, que es el alma de la teología y, al mismo tiempo, inspiradora de toda la existencia cristiana.
El Papa añadió que este tema que han afrontado le interesa de modo particular a él mismo, puesto que la interpretación de la Sagrada Escritura es de importancia capital para la fe cristiana y para la vida de la Iglesia. Y tal como lo había recordado el presidente de esta Comisión pontificia, Benedicto XVI afirmó que en la encíclica Providentissimus Deus del Papa León XIII se ofrece a los exegetas católicos nuevo impulso y nuevas directrices en tema de inspiración, verdad y hermenéutica bíblica.
Más tarde, el Papa Pío Pío XII, en su encíclica Divino afflante Spiritu recogía y completaba la enseñanza precedente, exhortando a los exegetas católicos a llegar a soluciones en pleno acuerdo con la doctrina de la Iglesia y teniendo en cuenta debidamente las aportaciones positivas de las ciencias profanas.
Benedicto XVI también les recordó que la tarea de los investigadores que estudian con diversos métodos la Sagrada Escritura es la de contribuir, según los mencionados principios a la mayor inteligencia y exposición del sentido de la Sagrada Escritura. Porque como dijo el Papa, el estudio científico de los textos no es por sí solo suficiente. Y agregó que para respetar la coherencia de la fe de la Iglesia, el exegeta católico debe estar atento a percibir la Palabra de Dios en estos textos, dentro de la misma fe de la Iglesia. “Ser fieles a la Iglesia –les dijo también el Santo Padre– significa, en efecto, colocarse en la corriente de la gran Tradición que, bajo la guía del Magisterio, ha reconocido los escritos canónicos como palabra dirigida por Dios a su pueblo y jamás ha dejado de meditarlos y de descubrir sus inagotables riquezas.
Fuente http://www.radiovaticano.org/
Al dar su cordial bienvenida a los miembros de la Pontificia Comisión Bíblica, encabezados por su presidente, el cardenal William Joseph Levada el Papa manifestó su satisfacción por este encuentro al término de su anual asamblea plenaria y agradeció los saludos que cardenal presidente le había dirigido anteriormente en nombre de todos los presentes.
Benedicto XVI destacó que este año se han reunido nuevamente para profundizar un argumento muy importante como es la inspiración y la verdad de la Biblia. Y explicó que se trata de un tema que se refiere no sólo al creyente, sino a la misma Iglesia, puesto que la vida y la misión de la Iglesia se fundan, necesariamente, en la Palabra de Dios, que es el alma de la teología y, al mismo tiempo, inspiradora de toda la existencia cristiana.
El Papa añadió que este tema que han afrontado le interesa de modo particular a él mismo, puesto que la interpretación de la Sagrada Escritura es de importancia capital para la fe cristiana y para la vida de la Iglesia. Y tal como lo había recordado el presidente de esta Comisión pontificia, Benedicto XVI afirmó que en la encíclica Providentissimus Deus del Papa León XIII se ofrece a los exegetas católicos nuevo impulso y nuevas directrices en tema de inspiración, verdad y hermenéutica bíblica.
Más tarde, el Papa Pío Pío XII, en su encíclica Divino afflante Spiritu recogía y completaba la enseñanza precedente, exhortando a los exegetas católicos a llegar a soluciones en pleno acuerdo con la doctrina de la Iglesia y teniendo en cuenta debidamente las aportaciones positivas de las ciencias profanas.
Benedicto XVI también les recordó que la tarea de los investigadores que estudian con diversos métodos la Sagrada Escritura es la de contribuir, según los mencionados principios a la mayor inteligencia y exposición del sentido de la Sagrada Escritura. Porque como dijo el Papa, el estudio científico de los textos no es por sí solo suficiente. Y agregó que para respetar la coherencia de la fe de la Iglesia, el exegeta católico debe estar atento a percibir la Palabra de Dios en estos textos, dentro de la misma fe de la Iglesia. “Ser fieles a la Iglesia –les dijo también el Santo Padre– significa, en efecto, colocarse en la corriente de la gran Tradición que, bajo la guía del Magisterio, ha reconocido los escritos canónicos como palabra dirigida por Dios a su pueblo y jamás ha dejado de meditarlos y de descubrir sus inagotables riquezas.
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