sábado, 25 de noviembre de 2017

La Fiesta de Cristo Rey (domingo 29 de noviembre)

por Plinio Corrêa de Oliveira

En 1937, haciendo eco a las advertencias de Pío XI, el Dr. Plinio denunciaba el laicismo como el culpable de la decadencia de la sociedad. Desde entonces el mal se agravó, siendo substituido el laicismo por el todavía peor “ateísmo práctico”, es decir, creer en Dios, pero vivir como si Él no existiese.

La Iglesia consagra el día de hoy, último domingo de octubre [1], a la conmemoración de la fiesta de Cristo Rey.

​Fue el Santo Padre gloriosamente reinante [Pío XI] quien instituyó esta solemnidad, a fin de reavivar entre los fieles el recuerdo de la soberanía de Jesucristo sobre las personas y los pueblos. La verdad enseñada por Su Santidad en la Encíclica del 11 de diciembre de 1925 no es otra cosa que la reproducción de lo que la Iglesia siempre enseñó y practicó.

Pío XI vino a reafirmar, en pleno siglo XX, la tradición observada siempre por la Iglesia, ya sea en el tiempo en que el Papa León III coronaba a Carlomagno Emperador de Occidente, ya sea en la época en que, mil años más tarde, el Pontífice León XIII enseñaba en la “Immortale Dei” la obligación de que los Estados rindan culto público a Dios, en homenaje a su soberanía universal.

Pero nuestro tiempo, dominado por el laicismo, dejó de reconocer las prerrogativas reales de Nuestro Señor Jesucristo. De ahí provienen todos los males de la sociedad actual, por haber pretendido organizar la vida individual y social como si esa realeza no existiese, y hasta en oposición formal a ella.

Tal es la gran apostasía de nuestros tiempos, que produjo los frutos amargos del orgullo y del egoísmo: en lugar de la caridad, del amor a Dios y al prójimo, engendró la envidia entre los individuos, el odio entre las clases, las rivalidades entre las naciones.

Esa es la razón por la cual, en el mundo moderno, encontró eco la voz de un Nietzche, endiosando al super-hombre en el paroxismo del orgullo, la prédica de un Marx, lanzando unas clases sociales contra otras, o la palabra alucinada de un Rosenberg, incensando la pretendida raza pura de los alemanes.

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Las advertencias de Pío XI, al instituir la solemnidad de Cristo Rey, se revisten, por lo tanto, de una gran actualidad. Sus palabras dirigidas paternalmente a los católicos del mundo entero parecen haber sido dichas de un modo particular a los brasileños.

El desorden en el cual se encuentra Brasil en 1937 no es sino el fruto de aquel mismo mal señalado por Su Santidad como causa de la anarquía general del mundo: el laicismo.

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1) N. del T: Instituida por el Papa Pío XI, la fiesta de Cristo Rey se celebraba originalmente el último domingo de octubre. Actualmente se celebra en noviembre, el último domingo del año litúrgico.
(Revista Dr. Plinio, No. 19, octubre de 1999, p. 14-15, Editora Retornarei Ltda., São Paulo – Extraído del “Legionário”, No. 268, 31.10.1937).

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