Redacción (Martes, 05-11-2013, Gaudium Press) Existe un debate en torno a la existencia o no de un progreso linear en la Historia. Algunos defienden una evolución cíclica, otros, sin embargo, consideran haber una progresión, un trayecto rumbo a un auge, tales como Hegel, Fichte, Schelling, o Spencer. [1]
Se mezcla muchas veces esta idea con un concepto de evolucionismo adaptado de Darwin y aplicado a la sociología e incluso a la Historia.
Algunos vieron una alternativa, como Marx y Engels en el materialismo histórico. Según ellos, "la Historia no es un progreso linear y continuo, una secuencia de causas y efectos, sino un proceso de transformaciones sociales determinadas por las contradicciones entre los medios de producción (la forma de la propiedad) y las fuerzas productivas (el trabajo, sus instrumentos, las técnicas)". [2]
Spengler, en su obra sobre La Decadencia de Occidente, presenta las civilizaciones "como ciclos cerrados, donde la experiencia humana surge, se desarrolla, alcanza el apogeo, entra en crepúsculo, languidece y muere". [3]
En nuestros días, estas perspectivas acabaron por sucumbir y se reconocen presupuestos axiológicos generadores de las civilizaciones, imposibles de aislar, entre los cuales se encuentran las fuentes espirituales [4].
Ratzinger, en su obra Introducción al Cristianismo, defendía que en la perspectiva cristiana "existe una única historia completa del mundo, la cual mantiene un rumbo general y va ‘adelante' con sus altos y bajos, en los progresos y regresos que la señalen" [5]. Y afirma: "El cristiano tiene seguridad de que la historia avanza; ahora, avance, progreso exige el definitivo de la dirección - es lo que distingue al cristiano del movimiento en círculo, que no lleva a ninguna meta" [6].
En el 2006, ya como Pontífice, al comentar el pasaje: "todas las cosas fueron creadas por Él y para Él" (Col 1, 16), Benedicto XVI resaltó que, con estas palabras, San Pablo "indica una verdad muy importante: la historia tiene una meta, tiene una dirección. La historia camina a la humanidad unida en Cristo, va así hacia el hombre perfecto, hacia el humanismo perfecto. Con otras palabras San Pablo nos dice: sí, hay un progreso en la historia. Hay - si queremos - una evolución de la historia" [7].
Por el Padre José Victorino de Andrade, EP
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[1] A este respecto ver o 12º capítulo de ABBAGNANO, Nicola. História da filosofia. Lisboa: Presença, 2002. Vol. 11.
[2] CHAUI, Marilena. Convite à filosofia. São Paulo: Ática, 2000. p. 537.
[3] REALE, Miguel. Filosofia de direito. 19a. ed. São Paulo: Saraiva, 2002. p. 232.
[4] Loc. Cit.
[5] RATZINGER, Joseph. Introdução ao cristianismo. São Paulo: Herder, 1970. p. 154.
[6] Ibíd., p. 124.
[7] "[...] indica una verità molto importante: la storia ha una meta, ha una direzione. La storia va verso l'umanità unita in Cristo, va così verso l'uomo perfetto, verso l'umanesimo perfetto. Con altre parole san Paolo ci dice: sì, c'è progresso nella storia. C'è - se vogliamo - una evoluzione della storia". (BENEDETTO XVI. Udienza generale: Mercoledì, 4/1/2006. In: Insegnamenti, II, 1 (2006). p. 11.).
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