jueves, 24 de noviembre de 2011

¿Por qué te deprimes?

Sheila Morataya-Fleishman

“La misión del pensamiento es clarificar y ordenar el mundo que aparece en las vivencias endotímicas”. - José Antonio Marina.

¿Cómo está tu cabeza? ¿Puedes identificar el motivo verdadero de tu melancolía? Si no es así, ¿podría ser que hay mucho desorden? Tal vez hay cosas que a la larga te impiden ver y vivir sabiendo que como mujer tienes una vocación que “es”, que te llama a desarrollarte en el mundo, en la sociedad como “mujer”. La sociedad en la que tú y yo vivimos tiene una necesidad enorme de mujeres emocionalmente sanas y fuertes, que se nieguen ferozmente a ceder a sentimientos de muerte, melancolía y tristeza pues ellos te impiden iluminar y nutrir aquello para lo cual estás llamada. Es preciso aprender a vivir no enfocada en tus necesidades de una manera desordenada (pues las tienes), sino desarrollando a los otros y nutriéndoles es como pasarás a colmar las tuyas propias.

Quizá te encuentres deprimida porque no tienes el trabajo que deseas, las cosas con las que sueñas o porque el hombre que ansías no llega y te pasas las horas y los días lamentándote por esto y sumergida en una profunda tristeza.

¿Te has puesto a pensar que siendo una mujer soltera como lo eres hasta hoy, se te está proporcionando la oportunidad de prepararte cada vez más y hacer cosas que nunca más podrás hacer cuando pases a ser una mujer casada?

Si éste es tu caso te animo a que sacudas las escamas de la tristeza y te revistas del vestido de la alegría. No hay nada más refrescante que ver a una mujer alegre. Pon en papel aquellas cosas que a partir de hoy mismo puedes empezar a hacer para olvidarte de todo lo que necesitas afectivamente. Entre ellas:

– Tomar cursos de desarrollo personal.
– Registrarte en clases de tenis o golf.
– Pertenecer a un grupo en la Iglesia.
– Hacer una visita a los asilos de ancianos una vez a la semana.
– Plantar un jardín.
– Irte al cine a ver una película sintiéndote feliz de estar contigo a solas.

Puede que tu caso sea diferente y ya eres una mujer casada y con hijos. Todo estaría bien para ti si él fuera más atento, si tuviera detalles especiales y no se pasara las horas trabajando. Muchas veces, se trata de tomar decisiones maduras, cargadas de inteligencia creativa y poner en marcha un plan de acción para fortalecer el matrimonio y salir de la depresión.


¿Qué puedes hacer?

– Decidirte vivir en el mundo estrecho de la tristeza abandonándote a una vida rutinaria y gris o lanzarte desde dentro a nutrir tu matrimonio poniendo tú misma los detalles, las comas y los acentos. Se requerirá mucha conciencia de tu parte de que lo haces porque a ti te da la gana y no porque simple y sencillamente no te queda otra salida. Cuando como mujer casada tomas decisiones para mejorar tu matrimonio lo importante es que lo hagas porque hay amor que vale la pena salvar, porque sabes que así te autotrasciendes y creces y no porque te dejas llevar por un mito o la pura resignación.

– Si ves que se acerca un nuevo aniversario y él no da señales de tener planes, comienza tú a planear lo que puedes hacer para que éste sea un aniversario especial. ¿Tal vez tú lo invitas a comer y le das un par de regalos? O ¿prefieres seguir esperando a que él lo olvide este año? Tú decides quejarte, entristecerte o amar.

– Reflexiona acerca de tu propia actitud interior para estar feliz o triste. Si tu caso es una depresión normal (es decir no hay necesidad de medicamentos especiales o visitas al psicólogo) piensa si hay una raíz de egoísmo que te lleva a cerrarte y dar todo lo que puedes dar. Pedirle a una mujer que sea generosa en nuestros días muchas veces es visto como un sacrificio extraordinario o una proeza que sólo pueden hacer las mujeres que no tienen personalidad o seguridad en ellas mismas. Nada más falso que esto, pues como mujer tienes la capacidad nata en ti misma de hacerlo, de estar en el mundo para acoger la vida y poder darse como un flujo y reflujo entre el todo de la vida y el todo de tu propia donación, * lo importante es que te decidas a hacerlo y al hacerlo te sientas feliz.

– ¿Ya no te acaricia? Lánzate otra vez, olvídate de tu orgullo y bésalo tú, toma de nuevo su mano, derrite el hielo y al hacerlo siéntete orgullosa y feliz de poder experimentar lo que se siente cuando te decides a actuar como una verdadera mujer. Al principio tal vez podrás enfrentar un debate interior entre el dar y quitar, incluso podrás sentir una sensación de tristeza (el egoísmo quiere que pienses sólo en él), pero si lo estás enfocando con la visión que da la madurez y la conciencia de que la fundación del amor está anclada en la voluntad y las ganas de hacer que tu matrimonio funcione todo marchará sobre ruedas.


Depresión o amor

Amiga, te invito a que busques y encuentres lo que causa tu depresión y te impide salir al encuentro de los otros. Cuando como mujer no te nutres de los valores que vivifican la vida y te impulsan a dar, caes en el peligro de volverte egoísta y de llenar tu pensamiento de filosofías que no te llevan a tu propio bien y al bien de los otros. Como mujer en tu composición orgánica-genética posees la fuerza necesaria para obligarte a ti misma a interpretar y discernir el motivo de tu tristeza o depresión. La pregunta valiente: ¿por qué me siento o actúo así?

Probablemente te llevará a la conclusión de que tienes que llenar tu vida de algo más, de ese valor fundamental que te hace no cansarte nunca de dar y te obliga a vivir con tus ojos puestos en el cielo. Cuando el alma de mujer interioriza de verdad su vocación al amor entonces de verdad también puede nutrir y transformar.

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