jueves, 26 de mayo de 2011

"La oración es una larga lucha con Dios para conocer su persona y su amor", dice el Papa

Publicado 2011/05/25
Autor : Gaudium Press

Dando continuidad al ciclo de su catequesis dedicada a la oración cristiana, en las la audiencias generales, el Santo Padre reflexionó hoy sobre la figura del Patriarca Jacob, en el Libro del Génesis

Ciudad del Vaticano (Miércoles, 25-05-2010, Gaudium Press) Al dar continuidad a su catequesis sobre oración, en las audiencias generales semanales, el Papa Benedicto XVI reflexionó hoy sobre el Patriarca Jacob, conforme la lectura del Libro del Génesis. El Pontífice se dedicó específicamente al pasaje de la ‘lucha' de Jacob con Dios a las márgenes del Yaboc.

Este episodio, dijo el Papa en la audiencia de hoy, "se ofrece al creyente como texto paradigmático en el cual el pueblo de Israel habla del propio origen y traza las líneas de una particular relación entre Dios y el hombre". Según el Pontífice, el pasaje muestra que "la oración es como una lucha, una larga noche de combate cuerpo a cuerpo con Dios para descubrir su persona".

La Biblia describe a Jacob como un hombre astuto que consigue las cosas con astucia. Solito en la noche, Jacob fue atacado inesperadamente por una persona misteriosa, se defiende valientemente y la persona misteriosa pregunta su nombre. El pasaje del Génesis "nos habla de la larga noche de la búsqueda de Dios, de la lucha para conocer su nombre y ver su rostro; es la noche de la oración que con tenacidad y perseverancia pide a Dios la bendición de un nombre nuevo, una nueva realidad fruto de conversión y de perdón". Para el creyente, la historia es un punto de referencia para entender la relación con Dios en la oración.

La lucha cuerpo a cuerpo en el capítulo 32 del Libro del Génesis se tornó para Jacob una singular experiencia de Dios. Aquel momento fue también una respuesta importante, reflexionó el Pontífice. Porque "conocer el nombre de alguien, de hecho, implica una especie de poder sobre la persona, porque el nombre, en la mentalidad bíblica, contiene la realidad más profunda del individuo, revela su secreto y su destino. Conocer el nombre quiere decir entonces conocer la verdad del otro y esto permite poder dominarlo".

"La oración requiere confianza, proximidad, casi un cuerpo a cuerpo simbólico no con un Dios adversario y enemigo, sino con un Señor bendizente que bendice, que permanece siempre misterioso, que parece inalcanzable". La lucha simboliza "fuerza de ánimo, perseverancia, tenacidad para alcanzar lo que se desea". Así, el objeto del deseo del sagrado autor es la relación con Dios. La lucha culmina con el donarse a sí mismo a Dios, en "reconocer la propia debilidad, que vence justamente cuando se consigue entregarse a las manos misericordiosas de Dios", continuó el Papa.

Según Benedicto XVI, hoy, también "nuestra vida es como esta larga noche de lucha y de oración, a ser consumida en el deseo y el pedido de una bendición de Dios que no puede ser arrancada o vencida contando con nuestras fuerzas, sino que debe ser recibida con humildad de Él, como un don gratuito que permite, en fin, reconocer el rostro del Señor. Y cuando esto acontece, toda nuestra realidad cambia, recibimos un nombre nuevo y la bendición de Dios".

Más de 15 mil peregrinos participaron de la audiencia en la Plaza de San Pedro. De Argentina, vino un grupo de peregrinos de Rio Cuarto y Centro de jubilados de Gualeguaychu; de Brasil, un grupo de la parroquia Señor del Huerto de San Lázaro de Itú, SP; de Colombia, el grupo ASODAMAS; de Ecuador, la Federación Interamericana Empresarial; de México, un grupo de pintores de Nuevo León; y de Venezuela, un grupo de peregrinos de Caracas.

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