"Chlomo malfonito": los alumnos saludan de esta manera, en arameo, a su maestro en la sala de la iglesia, en un intento de un grupo de maronitas por resucitar "la lengua del Cristo" y conservar así el legado de su pueblo destruido por Israel en 1953. Shadi Jalul, de 33 años, es el que organiza las clases en arameo en el pueblo galileo de Jich. Las da con su hermano Amir, de 26 años, su cuñada Eleanore, de 24 años, y otros tres maestros.
El objetivo es hacer que los alumnos comprendan el contenido de los rezos de la eucaristía maronita, celebrada en arameo.
Pero también busca perpetuar el legado del pueblo maronita de Biram, destruido por Israel después de haber evacuado, hace 56 años, a sus 1.050 habitantes seis meses después de la creación del Estado judío.
En ese momento, la mayoría de los habitantes de Biram se instalaron en el pueblo vecino de Jich y el resto en localidades de Galilea. Algunos cruzaron la frontera en dirección al Líbano.
"Queremos preservar el legado de nuestros ancestros de Biram que aprendían el arameo", explica Shadi. "Es una manera de guardar con vida la memoria de Biram ya que un pueblo sin historia no tiene futuro", reflexiona por su parte Amir.
El pueblo fue destruido a pesar de un fallo de la Corte Suprema israelí ordenando el regreso de sus habitantes, que ya eran considerados como israelíes cuando fueron expulsados, contrariamente a los centenares de miles de árabes que protagonizaron el éxodo de 1948.
En la clase, unos veinte alumnos repiten palabras y frases en arameo. El maestro Amir, "malfono", y su mujer Eleanore, "la malfonito", dirigen el curso. En la pizarra se puede leer un texto escrito de derecha a izquierda.
La clase termina siempre con una oración. Alumnos y maestros se forman en círculo y recitan: "Abu id bashmayo, nitkadash ishmokh, titi malakotokh...", es decir el Padrenuestro en arameo.
Los jóvenes, unos sesenta repartidos en grupos, también se inician a la conversación una hora por semana.
"Por ejemplo ya sé decir '¿chlomo aykano itayk? Aino tablo', lo que quiere decir: 'Hola ¿Todo bien? Estoy bien'", dice con orgullo Melodie Zaknoon, de 12 años.
De hecho, "Chlomo" es el saludo de rigor entre los maronitas de Jich, comunidad que conforma la mayoría de los cristianos de este pueblo mixto de menos de 3.000 almas.
En Biram, la iglesia Nuestra Señora de Kfar Biram y una sinagoga antigua son las únicas construcciones aún en pie.
Allí, en esa iglesia ornamentada con una cruz oxidada, se celebran regularmente los oficios, los casamientos, los bautismos y las misas exequiales.
El objetivo es hacer que los alumnos comprendan el contenido de los rezos de la eucaristía maronita, celebrada en arameo.
Pero también busca perpetuar el legado del pueblo maronita de Biram, destruido por Israel después de haber evacuado, hace 56 años, a sus 1.050 habitantes seis meses después de la creación del Estado judío.
En ese momento, la mayoría de los habitantes de Biram se instalaron en el pueblo vecino de Jich y el resto en localidades de Galilea. Algunos cruzaron la frontera en dirección al Líbano.
"Queremos preservar el legado de nuestros ancestros de Biram que aprendían el arameo", explica Shadi. "Es una manera de guardar con vida la memoria de Biram ya que un pueblo sin historia no tiene futuro", reflexiona por su parte Amir.
El pueblo fue destruido a pesar de un fallo de la Corte Suprema israelí ordenando el regreso de sus habitantes, que ya eran considerados como israelíes cuando fueron expulsados, contrariamente a los centenares de miles de árabes que protagonizaron el éxodo de 1948.
En la clase, unos veinte alumnos repiten palabras y frases en arameo. El maestro Amir, "malfono", y su mujer Eleanore, "la malfonito", dirigen el curso. En la pizarra se puede leer un texto escrito de derecha a izquierda.
La clase termina siempre con una oración. Alumnos y maestros se forman en círculo y recitan: "Abu id bashmayo, nitkadash ishmokh, titi malakotokh...", es decir el Padrenuestro en arameo.
Los jóvenes, unos sesenta repartidos en grupos, también se inician a la conversación una hora por semana.
"Por ejemplo ya sé decir '¿chlomo aykano itayk? Aino tablo', lo que quiere decir: 'Hola ¿Todo bien? Estoy bien'", dice con orgullo Melodie Zaknoon, de 12 años.
De hecho, "Chlomo" es el saludo de rigor entre los maronitas de Jich, comunidad que conforma la mayoría de los cristianos de este pueblo mixto de menos de 3.000 almas.
En Biram, la iglesia Nuestra Señora de Kfar Biram y una sinagoga antigua son las únicas construcciones aún en pie.
Allí, en esa iglesia ornamentada con una cruz oxidada, se celebran regularmente los oficios, los casamientos, los bautismos y las misas exequiales.