miércoles, 10 de septiembre de 2008

Por qué los católicos honramos la Eucaristía y le prestamos el culto máximo de adoración?

Quien recibe la comunión eucarística debe estar en estado de gracia, pues la Eucaristía contiene al propio Nuestro Señor Jesucristo, que en ella se ofrece y es recibido mediante las especies del pan y del vino consagrados. Por la Eucaristía, la Iglesia vive y crece continuamente. La Eucaristía es el memorial de la muerte y de la resurrección del Señor, confiado a la Iglesia, por lo cual se perpetúa, por los siglos el sacrificio de la cruz. Los fieles tienen en máxima honra a la Eucaristía y, por eso, buscan participar activamente de la celebración eucarística, recibirla muchas veces, con la máxima devoción y prestarle culto de suprema adoración. La Eucaristía es la presencia real de Nuestro Señor Jesucristo. La Eucaristía significa y realiza la unidad del pueblo de Dios; es el ápice y la fuente de todo culto y de la vida cristiana. Una vez que Cristo se hizo presente en el sacramento del altar, también después de la celebración de la Misa, es preciso honrarlo con un culto de adoración. "La visita al Santísimo sacramento es una prueba de gratitud, una muestra de amor y un deber de adoración para con Nuestro Señor" (Catecismo de la Iglesia Católica 1418).
Fuente: Comisión Episcopal Pastoral para la Doctrina de la Fé de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB).
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