martes, 16 de septiembre de 2008

Consagración a San Miguel que se reza en el Santuario de Monte Galgano (Italia)

Oh! nobilísimo Príncipe de los Ángeles, valeroso guerrero del Altísimo, celoso defensor de la gloria del Señor, terror de los espíritus rebeldes, amor y delicia de todos los Ángeles justos, mi amado Arcángel San Miguel, deseo formar parte del número de vuestros devotos y siervos, a tí hoy me consagro, me ofrezco y me entrego. Me coloco a mí mismo, mi trabajo, mi familia y todo lo que me pertenece, debajo de vuestra poderosísima protección.
Es pequeño mi ofrecimiento, siendo yo un miserable pecador, pero tú aumentarás el afecto de mi corazón. Recuerda que a partir de hoy estoy debajo de tu amparo y debes asistirme durante toda mi vida.
Alcánzame el perdón de mis numerosos y graves pecados, la gracia de amar a Dios de todo corazón, a mi querido Salvador Jesucristo, a mi Madre María Santísima y a todos los hombres, mis hermanos, amados por el Padre y redimidos por el Hijo.
Obtén los auxilios que me son necesarios para alcanzar la corona de la gloria eterna. Defiéndeme de los enemigos del alma, especialmente en la hora de la muerte. Venid, oh Príncipe gloriosísimo, asísteme en la última lucha, lanza lejos de mí y precipita en los abismos del infierno el ángel soberbio y desobediente que un día derrotaste en combate en el Cielo.
En esa hora, oh! San Miguel Arcángel, condúceme ante el trono de Dios para cantar contigo y todos los Ángeles, alabanza, honra y gloria a Aquel que reina por todos los siglos. Amén.
San Miguel Arcángel defiéndeme en el combate para que no perezcamos en el juicio supremo.