domingo, 9 de octubre de 2011

"El silencio no dará nunca a Dios, pero Dios se da en el silencio", dijo el prior de la Cartuja de la Serra San Bruno


Publicado 2011/10/07
Autor: Gaudium Press
Sección: Europa

Ciudad del Vaticano (Viernes, 07-10-2011, Gaudium Press) El 5 de octubre pasado, la Iglesia Católica celebraba la festividad de San Bruno, fundador de los Cartujos, una de las órdenes de vida monástica más rigurosas que existen. Domingo por la tarde, el Papa visitará el monasterio de los cartujos ubicado en la Sierra San Bruno, al sur de Italia. Con ocasión de la visita de Benedicto XVI, ha salido a luz en estos días un libro-entrevista fruto de las conversaciones del vaticanista Luigi Accattoli con el prior del Monasterio de la Sierra San Bruno, padre Jacques Dupont, bajo el título de "Solo ante del Único" (Solo dinanzi all'Unico).

"Solus cum solo" es el lema de los cartujos, elegido por el mismo santo fundador, que en su propia vida buscaba la soledad como un modo de alabar al Señor. Así, creó una comunidad monástica primero en la "Gran Cartuja" en Francia, de donde toma su nombre la Cartuja, y después la
llamada "del Papa Urbano II", en Calabria en el sur de Italia. Hoy en día, el carisma y la regla de vida ha sido continuada por sus sucesores, que también en nuestra era de las comunicaciones, del rápido y dinámico estilo de vida, quieren dedicar la propia vida al silencio y a la oración de noche y de día. Porque "el ministerio del monje es nocturno ‘ministerio de gestación' a la espera del amanecer y del mañana", como observa el Prior.

Las cartujas están cerradas a los visitantes como se dice en un simple cartel a la puerta de entrada del monasterio. "Al igual que Bruno, los cartujos -explica el padre Jacques- están fuera del mundo y están estrechamente ligados al mundo. Ellos no tienen nada de propio que decir al mundo, no son modelos de vida para los demás, pero son una señal". Los monjes, al mismo tiempo realizan su propia vocación y carisma en la soledad y el silencio, permaneciendo abiertos a la realidad que los circunda. El signo más "moderno" es su propia página web, en la que todos pueden descubrir en qué consiste la vida de un monje cartujo.

La iniciativa web también tiene el valor que se podría decir providencial, ya que las vocaciones notadas en los últimos años han llegado gracias a este sitio en Internet. El sitio es sencillo y modesto como la vida de los propios monjes cartujos.

Algunas adaptaciones ha tenido el régimen de los cartujos, pero no significan facilitar la vida del

monje, ni tornársela más placentera. Sin particular razón o previa autorización del prior, los cartujos no tienen acceso a Internet, ni a la radio, ni a la televisión; llega tan solo una copia de "L'Osservatore Romano" y del diario italiano "Avvenire". Sólo unos pocos pueden utilizar el correo electrónico en su cuarto, para ponerse en contacto con sus familias cuando son de lejanos países donde el correo tradicional llega con dificultad.

El cartujo es eremita y cenobita al mismo tiempo. Comúnmente, pasa los días en silencio desarrollando su trabajo para la comunidad y comiendo en su propia celda. "Rezar es hacer silencio -explica el prior de Sierra San Bruno- dejar hablar al silencio, dejar que el silencio sea silencio. Por supuesto, el silencio no dará nunca a Dios, pero Dios se da en el silencio. Análogamente, no es el desierto el que da a Dios, pero Dios se concede en el desierto". Incluso la celebración de las misas de los cartujos las realizan solos. En cambio, durante las oraciones y el domingo el estilo ermitaño se trasforma en cenobita. También hay unas pocas ocasiones en el año que salen de la cartuja a la naturaleza, en un tiempo dedicado a la meditación, caminatas largas, comidas comunes y a conocerse más".


El día del cartujo comienza 30 minutos después de la medianoche, con 3 horas de oración con recitaciones y canto gregoriano. Luego, van a dormir de nuevo para despertar después a las 7, para un nuevo momento de oración. El padre Jacques explica en el libro que el verdadero significado de la oración en la noche no es el de una "penitencia", sino el de "la elección de una hora más favorable y propicia para la oración y la alabanza del Señor". Él ve a un monje cartujo como el "guardia" a la espera del Señor. "No somos nosotros -dice- que hacemos surgir el sol, pero debemos estar despiertos para verlo surgir. No somos nosotros quienes conquistamos la gracia que viene del Señor, pero no debemos dormir cuando el Señor la envía".

El ritmo regular y riguroso se refiere también al trabajo y a las comidas. Los monjes son vegetarianos. La comida es modesta pero abundante. "La privación en el alimento y en el vestido sólo tienen una función pedagógica o propedéutica, esto es de premisa y de futuro: sirven para mantener diestra a la persona para que se avance por el camino del amor".

Benedicto XVI será el segundo pontífice a visitar la cartuja de la Sierra San Bruno. Juan Pablo II estuvo allí el día de la fiesta del fundador, el 5 de octubre.

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