lunes, 20 de octubre de 2008

Por qué debemos confesar nuestros pecados con un sacerdote y no directamente con Dios?

Si la Biblia dice: "Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios?" (Marcos 2, 7), por qué confesarse con el sacerdote?
Jesús confió el ministerio de la remisión de los pecados a sus discpípulos. Antes de la Pasión, prometió a Pedro (Mateo 16, 19) y a los otros apóstoles (Mateo 18, 18) el poder de atar y desatar en la tierra y en el cielo. Después de la resurrección, confió a los once la facultad de perdonar o retener los pecados (Juan 20,21-23). Con el poder de las llaves, entregó a sus ministros la función de oir la confesión sacramental de los pecadores, a absolver o reprender en su nombre. La confesión con los sacerdotes es comprobada por documentos de la Iglesia ya en la antigua literatura cristiana. Además, se debe considerar que el pecado no es solamente un acto que alcanza a Dios y al mismo pecador; tiene profundas consecuencias para las otras personas, para la comunidad de los hermanos. Se comprende entonces, que la remisión concedida por Dios pase por los ministros de la Iglesia, como representantes de la comunidad eclesial y del propio Dios.
Fuente: Comisión Episcopal Pastoral para la Doctrina de la Fé de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB).
Más información en http://www.aciprensa.com/Catecismo/confesion.htm