Redacción (Miércoles, 04-12-2013, Gaudium Press) Una manifestación de la Santísima Virgen María en el llamado "Macizo colombiano", tiene que ser significativa. La región está a más de 4500 metros sobre el nivel del mar en el departamento del Cauca, cuya capital es la legendaria Popayán, y es el punto de donde se escurren también los ríos más importantes del país desembocando sobre tres de los cuatro puntos cardinales: hacia el norte, corren el Magdalena y el Cauca rumbo al mar caribe en el océano atlántico; hacia el oriente o cuenca amazónica van el Putumayo y el Caquetá, dos caudalosos tributarios de este mar interior que es el río amazonas; hacia el oeste corre el bravo Patía que va a descargarse al Océano Pacífico.
Como si esto no fuera suficiente para hacer más importante y enigmática la presencia de la Virgen en ese nublado y poderoso nudo de los Andes colombianos, el pequeño poblado donde ella apareció fue y sigue siendo famoso por la cantidad de oro que guarda en sus montañas.
A Almaguer -así se llama el pueblito de clima medio y cafetero sobre una pequeña meseta- le dicen la "fuente hídrica" de Colombia. Está rodeado de altos páramos y humedales de los que manan más de 100 fuentes de agua fría limpia y pura. Fue fundado en 1551 pero dos espantosos terremotos lo sepultaron prácticamente todo en el siglo XVIII. Hoy día el asentamiento urbano no pasa de 70 casas ninguna de ellas con cien años. Tuvo Alférez Real, Alcaldes, Capitanes de milicia, Cabildo y Escribanos.
Almaguer fue ya Parroquia en tiempos de la Colonia y precisamente en el año de 1619 sucedió la prodigiosa manifestación de Nuestra Señora de los Milagros que protegió a los habitantes en los mencionados temblores de tierra aunque todo se vino abajo y se taparon los socavones mineros. Pero también ha protegido a los pobladores de incursiones guerrilleras, la más reciente en el 2001 que dinamitó el templo y destrozó completamente en mil pedazos el altar tallado en nativas maderas finas en siglo XVII. La imagen sobrevivió intacta y sigue ahí todavía acogedora y sonriente como si no hubiese pasado nada y ya con todo perdonado. El Niño -parecidísimo a su madre- juega a taparse y destaparse con la mantilla de Ella que lo sostiene casi flotando entre sus manos. No podía ser más tierna la escena.
¿Quién los retrató así?
Es prácticamente imposible que haya sido mano humana por más inspirada que fuese. Y de ser así, el artista estaba asumido por un ángel, bella hipótesis que permitiría ciertas maravillas sobrenaturales en el arte medieval. Ni las tintas ni los trazos pudieron haber salido de un simple artista por más profesional que fuese. El lugar, la lejanía, la imposibilidad de disponer de materia prima en aquellos parajes y por aquel tiempo, confirma la presencia de lo sobrenatural: Nuestra Señora de los Milagros de Almaguer en el Cauca, Colombia, es, Ella solita, ya un milagro.
La historia relata fidedignamente que la señora encargada por el cura párroco de barrer y arreglar el templo cada cierto tiempo en la mañana, encontraba dos tablitas muy finas y bien pulidas recostadas en el altar. Varias veces las encontró como si alguien las dejara ahí listas para trabajarlas, y varias veces las guardó en la sacristía. Pero las tablitas seguían apareciendo en el mismo lugar. Un día aparecieron juntas, pegadas una a la otra formando un solo pequeño tablón. Otro día ya tenían perfectamente impresa la bella y milagrosa imagen de la Virgen madre y su niño juguetón. Y de hecho en la imagen se distingue claramente la unión de las dos tablitas sin que se sepa la clase de pegante pues aunque fuerte, es discreto y simple.
Colombia está profundamente marcada por las apariciones de María y esto es muchísimo más valioso que si tuviéramos todo el oro del mundo en nuestras montañas. En cada pueblito y ciudad de cordillera, valle o litoral, la Santísima Virgen nos ha dejado su impronta a manera de promesa. Ésta de Almaguer es una que nos convida a confiar a pesar de tanta infidelidad. Curiosamente esta imagen lleva vestidos parecidos a la Virgen de las Lajas en el también sureño departamento de Nariño. ¿Qué planes tendrá María en toda esta región tan próxima a Ecuador? Cumple rezar y tener presente tantas preferencias para con sus hijos, que a la verdad no hemos sido un modelo de correspondencia amorosa para con esta Madre que nos ama sin ponernos condiciones y todavía sigue esperando nuestra definitiva conversión perdonando todo.
Por Antonio Borda
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