
En aquellas tierras no había nadie que no conociera a la señora Luisa. Era la esposa del gran capitán del ejército del rey —el célebre caballero don Fernando de Linares— y era tenida por una dama muy caritativa y de una gran bondad para con todos los del pueblo. Su residencia era frecuentada por muchos necesitados, a quienes atendía con afectuosa solicitud.
Sin embargo, su corazón cargaba con una enorme tristeza: a pesar de lo maternal que era para con todos, no tenía hijos…
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