El Sínodo, como expresión de las Iglesias particulares de todo el mundo, motivó al Santo Padre. "Para mí fue realmente edificante, reconfortante y motivante ", describió, "ver acá un reflejo de la Iglesia universal con sus sufrimientos, amenazas, peligros y alegrías, experiencias de la presencia del Señor, incluso en situaciones difíciles".
"Escuchamos como la Iglesia hoy vive y crece", manifestó el Papa, recordando el caso de Cambodia, donde la fe tuvo que renacer. "Vemos cómo, aún hoy, el Señor es presente y poderoso y el Señor opera también a través de nuestro trabajo y nuestras reflexiones". Esa presencia de Dios fue especialmente sensible en el Sínodo, donde le Espíritu Santo mostró el camino que debe tomar la Iglesia. "Considero que estamos en ese camino y agradecemos al Señor por darnos este encuentro verdaderamente católico".
El Santo Padre agradeció a los padres Sinodales, auditores, expertos, y delegados por el trabajo realizado y destacó la labor de los presidentes y relatores que trabajaron arduamente. Sobre el documento ofrecido por los Obispos, Benedicto XVI señaló: "Estas Proposiciones son un testamento, un regalo de ustedes para mí, para procesar todo en un documento que viene de la vida y debe generar vida".
"Esperamos y oramos por esto pero, en cualquier caso, avanzamos con la ayuda del Señor", concluyó el Santo Padre, agradeciendo nuevamente a todos y expresando su intención de volver a ver a varios de los asistentes en el consistorio programado para noviembre próximo.
Con información de Radio Vaticano.
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