El Papa recordó que el Concilio Vaticano II se inauguró el mismo día en el que, en el 431, el Concilio de Éfeso proclamó a la Virgen como Madre de Dios |
El Santo Padre, recordó los textos sobre la "Madre de Dios" en la constitución dogmática sobre la Iglesia "Lumen Gentium" en la cual se habla sobre la "belleza y la singularidad" de María que es "estrictamente inserida en los misterios fundamentales de la fe cristiana", como aquel "de amor y de comunión de la Santísima Trinidad".
El Papa resaltó que el Concilio para la mariología "constituye el horizonte hermenéutico esencial para cada reflexión posterior, sea de carácter teológico" como espiritual y pastoral; y "representa, también, un precioso punto de equilibrio, siempre necesario, entre la racionalidad teológica y la afectividad creyente".
"La singular figura de la Madre de Dios -afirmó- debe ser entendida y profundizada por perspectivas diversas y complementarias: mientras permanece siempre válida y necesaria la ‘via veritatis', no se puede no recurrir también a la ‘via pulchritudinis' y la ‘via amoris' para descubrir y contemplar todavía más profundamente la fe cristalina y sólida de María, su amor por Dios, su esperanza inquebrantable".
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