La Santa Sede hizo este llamado en momentos en que la libertad religiosa es violentada de forma grave en muchos países del mundo. "Aproximadamente el 70% de la población mundial vive en países con restricciones severas a las creencias y prácticas religiosas, y las minorías religiosas pagan los precios más altos", afirmó Mons. Tomasi. "En general, el aumento de las restricciones a la religión afecta a más de 2.2 millardos de personas".
La Iglesia advirtió no sólo acerca de los riesgos de persecución para las minorías en países en los cuales existe una "religión estatal", sino también de los intentos por eliminar la religión de la vida pública, sobre todo en Occidente. Mons. Tomasi citó a este respecto las palabras de Su Santidad Benedicto XVI: "si el relativismo es considerado un elemento esencial de la democracia, se corre el riesgo de entender la secularidad únicamente en el sentido de excluir o, más precisamente, negar la importancia social de la religión".
El llamado de la Santa Sede a las Naciones Unidas concluyó afirmando la vital importancia del aporte que la religión hace a la vida humana en particular y a la sociedad en general. Por este motivo, manifestó que "la responsabilidad de la comunidad internacional se hace benéfica y urgente para contrarrestar la tendencia de aumento en la violencia contra grupos religiosos y la equivocada y engañosa neutralidad que en realidad apunta a la neutralización de la religión".
Con información de Radio Vaticano
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