La confesión es un "misterioso" encuentro entre "la inagotable pregunta del hombre" y "la Misericordia de Dios". El Papa afirmó a los sacerdotes participantes del curso que trata diversas realidades del sacramento de la penitencia, en vistas del Año de la Fe y del Sínodo sobre la Nueva evangelización, que este sacramento es "el motor de toda forma" y "verdadera fuerza" para la evangelización. Hablando sobre la novedad del Evangelio y de los sacramentos, recordó que éstas dos realidades de la misión de la Iglesia, los sacramentos y el anuncio de la Palabra de Dios "no deben nunca ser concebidas como separadas". Además, confirmó "la necesidad permanente de una adecuada preparación teológica, espiritual y canónica para poder ser confesores".
El sacerdote es llamado a expresar la totalidad y la novedad de la Palabra y de los sacramentos a las personas de hoy. "En una época de emergencia educativa - observó el Papa - en la cual el relativismo coloca en discusión la propia posibilidad de una educación entendida como progresiva introducción al conocimiento de la verdad, el sentido profundo de la realidad, por tanto como progresiva introducción a la relación con la Verdad que es Dios, los cristianos son llamados a anunciar con vigor la posibilidad del encuentro entre el hombre de hoy y Jesucristo, en el cual Dios se hizo tan próximo para que fuese posible verlo y escucharlo".
A los confesores presentes el Santo Padre pidió, al final del discurso, que sean "colaboradores y protagonistas de tantos posibles ‘nuevos inicios' " para llevar "la novedad de Cristo" al "centro y a la razón de la existencia sacerdotal", haciendo votos de que "todo Confesionario, del cual cada cristiano saldrá renovado, represente un paso al frente la nueva evangelización".
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