
Este materno poder de María sobre las almas nos revela cuan admirable es su omnipotencia suplicante, que nos obtiene todo de la misericordia divina. Y se debe decir: este dominio augusto sobre los corazones representa incomparablemente más de que ser Soberana de todos los mares, de todas las vías terrestres, de todos los astros del cielo -¡tal es el valor de un alma, aunque sea la del último de los hombres!
Escríbanos a heraldos@adinet.com.uy