
Dios es amor. Ser santo es, por lo tanto, vivir el amor puro a Dios y a los hermanos. Jesús dijo que los "benditos de su Padre" son aquellos que, por causa de El, hacen el bien a todos los necesitados (Mateo 25, 34-40). El martirio constituye la cima de la santidad, porque hace del cristiano un seguidor de Jesucristo, hasta el punto de dar la propia vida y derramar la sangre como testimonio de El. Santos son, todos aquellos que vivieron el Evangelio y se encuentran en la casa del Padre.
Fuente: Comisión Episcopal Pastoral para la Doctrina de la Fé de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB).
En la fotografía: San Juan Bosco, fundador de los Padres Salesianos.
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